Editorial & Columnas
Las pasadas elecciones, otro fracaso departamental
Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza
Demostrado quedó que no existe, ni siquiera de lejos en el departamento una clase dirigente política con liderazgo de respeto, como igual tenemos un empresariado que no hacen sino cometer errores apoyando candidatos nada que ver, sin prestigio real, ausente de ideas, sin proyectos valederos y sin una hoja de Vida, lo que hace que la gente sensata se pregunte porque no respaldan personas con sentido de pertenencia, formadas, preparadas, capaces, visionarios, amplia solidez académica e intelectual, de primera condición, con directa experticia en los sectores público y privado, sin limitantes morales ni opacos compromisos, probos, honestos, honorables, respetuosos de los sagrados recursos públicos y con deseos de trabajar en beneficio de la comunidad, entre otras consideraciones a tenerse en cuenta como corresponder debe cuando se trata de conducir los destinos mejores de una unidad territorial, en este caso del Magdalena.
No es de recibo tampoco que tengamos que seguir asistiendo impávidos a la feria humillante, asquerosa y grotesca de la compra de votos, normalmente con dineros de origen delincuencial (paramilitarismo – guerrilla -) y por ende corrupto, propiciando una guerra de voto a muerte en franca subasta, en la que también jugaron abiertamente y en mucho los fondos de nuestro erario, que deberían estar sirviendo para solucionar al menos algunas de las más sentidas insuficiencias de la población, requerida de ver satisfechas sus necesidades básicas, lo que lleva a concluir que perdió de nuevo nuestro departamento, que se debate en muchas de sus regiones entre la pobreza y la miseria.
Culpable de todo esto, consideran algunos, es nuestro pueblo mismo (no hay decencia ni conciencia política), que permanentemente se queja de manera plañidera de no tener en el espectro departamental buenos candidatos que garantizar pudieran una conducción administrativa pública decente, eficaz, eficiente, austera, ordenada y coherente, lo que suena a contradicción, toda vez que cuando aparece en la palestra, cómo en esta oportunidad una persona que es conocida por contener en sí tales calidades y al que se logró convencer para que participara, como es el caso del doctor Luis Santana Galeth, no lo acompañan en las urnas con su favor electoral como bien lo merecía, lo que indica a las claras que no están pensando los nuestros con altura de miras en los intereses superiores de la colectividad, sino en los mezquinos personales y de grupos que representan los malos manejos y las míseras prebendas a los que acostumbrados los tienen, como si condición fuera tratar de imitar el pasaje bíblico del rico Epulón y Lázaro.
Triste en verdad ver tras el botín departamental, cual hambrienta jauría, a muchos de los dirigentes políticos del departamento pertenecientes a banderías ideológicas diametralmente opuestas y en consecuencia contrarias, haciendo la diferencia apoyando increíblemente a una candidata de izquierda; y a otros en omisión haciendo mutis por el foro, cuando era su deber y por qué no decirlo, su obligación, dar la cara como les corresponde si en verdad se consideran dirigentes políticos, lo que les resta dicha condición y llaman a desconfianza e incertidumbre.
Cierto es en todo esto, que Fuerza Ciudadana no pudo avasallar como lo preveían sus áulicos, ya que apenas conservó lo que tenía con menos guarismo electoral que el que le fue consignado en las urnas a su anterior depuesto gobernador, haciendo la diferencia por las alianzas que desarrolló con grupos que anteriormente combatía. Así las cosas, no hay duda qué seguirá el departamento con más de lo mismo y hasta de pronto peor, lo que no es de extrañar, sumido irremediablemente en muchos de sus municipios y subregiones en contexto de angustia, incertidumbre, atraso y desesperanza.
