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Editorial & Columnas

Gran acuerdo por la Paz en la Sierra Nevada de Santa Marta 

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Por: Ricardo Villa Sánchez

Se escuchan muchos ruidos, de que hay que pasar de la paz total a la guerra total. Nada más equivocado. La paz es la superación de las violencias. La guerra es una mediación entre la violencia y la paz. De las violencias sólo queda dolor, venganzas, víctimas, miedos y sometimientos.

La voluntad de paz, parte de que el Estado haga presencia en los territorios en conflicto con seguridad humana, desarrollo humano sustentable, institucionalidad, legalidad, soberanía y justicia. Esto implica también cesiones de poder, de quienes controlan a la Sierra Nevada de Santa Marta con violencia, criminalidad y economías subterráneas. Así como la concurrencia de actores clave, al servicio de la democracia y de las mayorías.

Para garantizar la vida digna en los territorios, es necesario transformarlo. Pensar y lograr reordenar el territorio alrededor de la paz con la naturaleza, de la Paz con justicia social y de la paz cotidiana; de la construcción de una nueva ciudadanía, con libertad política; de la protección reforzada de la infancia; de la garantía de derechos, de la verdad judicial, de la reforma agraria integral, de la convivencia en las fronteras, de que se cambie la idea en la fuerza pública del enemigo interno, y en la impartición de justicia, del derecho penal del enemigo.

Es responsabilidad del Estado la paz territorial. La paz por mandato constitucional tiene tanto la categoría de derecho como de deber. Pero, se requiere del concurso de todos para superar la cultura de la ilegalidad, para transitar a la civilidad y al Estado de Derecho, para generar igualdad de oportunidades y de condiciones, para avanzar hacia la liberación socio económica, para consolidar la presencia del Estado con bienestar social, infraestructura, servicios públicos, e instituciones incluyentes. Esta es la caja de herramientas de un gran acuerdo por la paz en la Sierra Nevada de Santa Marta.

En la Sierra Nevada de Santa Marta, es posible avanzar hacia una convivencia pacífica. Como lo han manifestado organizaciones sociales como la Red Caribe por la Paz y PDHAL, universidades como la Autónoma del Caribe, el gobierno nacional e instituciones públicas regionales y locales, gremios productivos, organismos internacionales, sin menospreciar las manifestaciones del mismo grupo armado con presencia en el corredor entre la Sierra Nevada y el mar caribe y demás actores clave. La política estatal de paz, se orienta a este propósito altruista, que parte del desescalamiento de las violencias, de contribuir al acogimiento a la justicia de los actores armados, con el liderazgo de la administración de justicia y la fuerza pública, y a la construcción colectiva de una potencia de paz ciudadana, con voluntad de cambio, que jalone la transformación del territorio.

Loable las iniciativas desde la academia y organizaciones sociales, desde las fuerzas cívicas y comunales, desde las instituciones públicas para celebrar espacios de encuentro, y de deliberación pública y ciudadana, como los anunciados foros que se realizaran tanto el 11 como el 22 de febrero, en Santa Marta, como escenarios de reflexión, debate, participación y formación, hacia la construcción de paz y reconciliación en la Sierra Nevada de Santa Marta. La paz con justicia social en el corazón del mundo, corazón de la paz, debe ser un propósito común esperanzador, que nos una para los próximos 500 años y más en la ciudad más antigua de Colombia, y en la madre, equilibrio del planeta.