Diciembre, mes de luces, regalos, festejos empresariales y familiares, balances, en especial del sentimiento navideño; pero la fresa del postre la pone la discusión del Salario Mínimo, a lo cual nos enfrentamos entre las justas aspiraciones del sector asalariado, el sector empresarial en procura de mantenerlo ajustado exclusivamente a la inflación anual y como mediador y/o juez, el Gobierno Nacional buscando mantener o impulsar la economía y con ello el bienestar social.
Reunidas las tres partes, cada una de ellas han puesto sobre la mesa las cartas del juego; los trabajadores a través de las centrales obreras han solicitado un incremento del 10 al 12% y los empresarios se han plantado en uno del 6.8%, lo cual presenta una diferencia de más del 80%, lo cual las hace eventualmente irreconciliables, dejando el balón en la cancha del Gobierno y que sea éste quién como Juez dirima y halle el camino que satisfaga a ambos sectores en conflicto, cosa muy difícil si solo se maneja una sola variable.
La Inflación medida a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumulado en doce meses, es el parámetro histórico utilizado para referenciar el incremento anual al Salario Mínimo Legal Mensual (SMLM), mostrando cifras inferiores a dos dígitos desde el gobierno de Andrés Pastrana, manteniéndose en esos límites con tendencia hacia la baja con pequeñas crestas alcistas en donde se observa una mayor que superará escasamente el 7% para el 2015; constituyéndose el IPC un piso para las negociaciones, siendo superados sistemáticamente desde el año 2000 a excepción del año 2008 en que hubo un IPC del 7,67% y se realizó un incremento idéntico para el 2009, este diferencial denominado conceptualmente como “productividad” se ha incorporado en esta discusión, el cual se observa en la Gráfica #1:
Fuente: DANE y Banco de la República
Pero ¿a que se debió la inexistencia de este diferencial en el incremento estipulado para el año 2008?, éste es el resultado de varias situaciones que repercutieron en el desempeño de la economía; tales como una desaceleración en el crecimiento del PIB en los años 2008 y 2009 como reflejo de la crisis financiera mundial de esos años y reflejada en la apreciación del Dólar, mostrando una tendencia alcista desde entonces hasta el 2014 que el Dólar se aprecia nuevamente y el PIB decrece. Ver Gráfica #2.
Fuente: Banco de la República y propia
Ahora vemos que no solo es el IPC la única variable a tener en cuenta al momento de tomar una decisión que afecta al sector asalariado, sino que nos afecta el entorno externo y la dependencia de los commodities en las exportaciones en el crecimiento del PIB que muestran comportamientos cíclicos de aproximadamente 6 años, previéndose actitudes anti cíclicas en procura del bienestar general afectando directamente a todo lo que se indexa al crecimiento anual del SMLM, tales como las pensiones fundadas en la Ley 100, multas, etc.
Como se observa, el PIB viene en descenso, el Dólar sufre incrementos debido a la crisis de los precios en el petróleo y commodities en general, la situación se hace muy similar al año 2008, lo cual indicaría prever una conducta similar por parte del Gobierno a la del 2008, ajustándose exclusivamente a cubrir el deterioro del poder adquisitivo del sector asalariado con un incremento equivalente a la inflación estimada para el 2015, es decir, un 7,09%, alcanzando éste el monto de los $690.000= distanciándose de las pretensiones del sector asalariado y aproximándose a lo expuesto por el sector empresarial; pero ajustándose a indicadores macroeconómicos apetecidos por los mercados financieros y con ello una deseada estabilidad económica del país.
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