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Columnistas

Inestabilidad mundial por resultados electorales inesperados

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Ya son varios los resultados electorales contrarios a lo que los analistas esperaban en varios lugares del mundo occidental.  Al resultado no contemplado de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el ya famoso “BREXIT”, que comentamos en julio pasado; se suman la invalidación de los resultados presidenciales en Austria que obligará a repetir elecciones y a abrirle nuevamente posibilidades al partido de extrema derecha; la pérdida de las elecciones regionales por el partido de la Democracia Cristiana de la Canciller de Alemania Ángela Merkel, ante un electorado que le cobró su política de apertura a la migración de fuera de Europa; el resultado insuficiente para validar el referendo sobre controles a la migración como pretendía el extremista primer ministro Orbán de Hungría contrariando las políticas de cuotas migratorias de la Unión Europea; la derrota del Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Lula en Brasil, luego de mantener durante años el control de las alcaldías de las ciudades principales; y el sorprendente e inesperado resultado del plebiscito en Colombia, donde por el mínimo margen y en medio de enorme abstención, fue rechazado el Acuerdo de la Habana negociado con las FARC para encontrar solución a un conflicto armado de más de medio siglo en el país, el cual había despertado la solidaridad y apoyo de la comunidad internacional.

A lo anterior, se añaden las expectativas de resultados imprevisibles en procesos electorales en curso en los Estados Unidos, Francia y Alemania, para solo citar tres de los países más representativos del poder mundial. La campaña en Estados Unidos no había tenido nunca en la historia de ese país un peor candidato que Donald Trump, con planteamientos de una peligrosidad extrema para la paz mundial y las buenas relaciones internacionales, por no estar dispuesto a respetar las alianzas existentes con otros países que son fundamento de la estabilidad mundial, por sus posiciones contrarias a los organismos internacionales, por ser contrario al libre comercio como el tratado del NAFTA con México y Canadá, por su incomprensión de un mundo multicultural y diverso, por negarse a la llegada de migrantes especialmente mexicanos y musulmanes, por no comprender la diversidad étnica y religiosa característica de las  corrientes migratorias y por irrespetar y subvalorar a la mujer y no aceptar las minorías. El problema está en la deficiente formación de buena parte del votante estadounidense, que no percibe las repercusiones mundiales contrarias de los planteamientos de su candidato, lo cual abre la peligrosa expectativa de que contra lo previsto en las encuestas, llegase a sorprender ganando la elección presidencial.

En Francia, el partido socialista ha sufrido gran desgaste en el poder que dificultaría la reelección de Francois Hollande y podría abrir posibilidades en las elecciones presidenciales en 2017 a la extremista de derecha Marine Le Pen del Frente Nacional, partido anti europeísta, anti moneda común y anti migración, que llevaría al aislacionismo de su país de la escena europea, como lo haría Trump con Estados Unidos de la escena mundial. Y en Alemania, la solidaridad demostrada por Ángela Merkel con las corrientes migratorias al recibir el año pasado más de un millón de migrantes en su país, pone en peligro la continuidad de su gobierno el próximo año cuando habrá elecciones generales en su país, en momentos en que la superación de la crisis que vive la integración europea necesita líderes de la talla de la Canciller alemana.

Las causas para que se puedan dar estas situaciones son muy variadas y muchas corresponden a situaciones internas de cada país. Una de las causas de estos resultados es el gran malestar existente en las poblaciones de clase media que en los países occidentales han visto afectados sus ingresos y se han empobrecido como consecuencia de las crisis financieras mundiales, en particular, la crisis financiera de 2008 que redujo las condiciones de vida de los habitantes de estos estratos sociales. Allí están la mayoría de los votantes por Trump. Pero de manera general, son una constatación de la pérdida de credibilidad de los dirigentes políticos a nivel mundial, en un mundo globalizado con una población civil que reacciona votando en contra de lo previsible o que se abstiene de votar. Esta situación agrava las ya de por sí deficientes condiciones de gobernabilidad y de debilidad institucional, lo cual expande una sensación de desgobernanza y de desinstitucionalización que agravan los problemas en un mundo que atraviesa momentos de crisis política, económica y de inseguridad.