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Análisis

El ‘diablo’ al que le llaman tren, los cataqueros lo relacionan con la muerte

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El municipio de Aracataca está indignado porque el Estado pretende construir para fortalecer el negocio del carbón, otra línea férrea paralela a la actual, que sería ejecutada por Ferrocarriles del Norte de Colombia, Fenoco.

Paola Ramírez Caballero

El tren que por décadas transportó a los habitantes de Aracataca a otras ciudades de la región Caribe y al interior del país, ese mismo que consolidó la economía con la comercialización del banano, pescado, hielo, pan, además de la fortuna que tiene este municipio de ser reconocido mundialmente al traer a este mágico lugar al telegrafista que sería el progenitor del Premio Nobel de Literatura, hoy se ha convertido en el peor enemigo de la población.

La Estación del Ferrocarril de Aracataca guarda con recelo en sus puertas, ventanas y el desgastado tejado, las huellas que rememoran el tiempo pasado en el que como diría Rafael Escalona ‘el diablo al que le llaman tren’, traía progreso para los cataqueros, indignados hoy después de conocer las pretensiones del Gobierno Nacional de construir para fortalecer el negocio del carbón, liderado en esta zona por multinacionales como Fenoco S.A. y Drummond, otra línea férrea paralela a la actual que sería ejecutada por Ferrocarriles del Norte de Colombia, concesionaria de la vía férrea.

Según los cálculos de los residentes del corredor férreo, el tren atraviesa las veinticuatro horas del día el centro del municipio, aproximadamente 45 veces con 120 vagones cargados de mineral, causando enfermedades en la piel, deficiencia respiratoria, ceguera y sordera por el alto ruido de las locomotoras, denominadas como ‘trenes de la muerte’.

Orlando Arrieta nació a la orilla de la línea férrea hace 82 años. Su escasa visión se la atribuye al polvillo del carbón. “Desde hace más de doce años respiramos aire contaminado, hemos perdido la vista, la calidad de vida ha desmejorado”, comenta, mientras dice que “es una injusticia la que están cometiendo. Este negocio solo favorece a los grandes, no a la comunidad que va es p’ atrás”.

En cada esquina de Aracataca se recuerda con nostalgia cuando a la Estación llegaban los trenes de carga y de palito, doña América López vivió esa mágica época. “En el pasado el tren no nos hacía daño. Ahora sufrimos de sordera. Una ambulancia traía a una persona infartada y no pudo atravesar la línea para llegar al hospital porque venía la locomotora, por no recibir atención, murió el joven”.

A Edilma Ibarra, la vibración que produce el tren le ha deteriorado su vivienda, la cual ha reparado en varias ocasiones con dinero de su bolsillo. Nadie se hace responsable ni de la salud ni de las casas. “Tengo 37 años de estar soportando esta situación, me ha agrietado mi casa, nos visitan para prometernos cosas que nunca cumplen, estamos enfermos de sordera y neumonía”.

Los cataqueros le han exigido en repetidas ocasiones al Gobierno Nacional que saquen del centro de Aracataca al tren carbonero que ha dividido al pueblo en dos; por un lado, hay 17 barrios y por el otro, 16. El hospital, el acueducto, entidades públicas y algunos colegios se encuentran aislados. Además, rechazan enfáticamente la construcción de una segunda línea.

APRENDIERON A ‘VIVIR’

Decenas de familias han aprendido a vivir con el ruido que produce el tren durante su paso, para muchos son décadas de luchar contra el hostil sonido del silbato, que rebasa la norma ambiental y genera daños a la salud.

La Organización Mundial de la Salud considera 65 decibeles como el límite superior deseable del ruido. De 90 a 130 decibelios, el daño será irreparable, causando dolor y la pérdida súbita de la audición.

El problema es que las autoridades gubernamentales hacen poco para remediar el problema, aun cuando el silbido del tren rebasa por 40 puntos los decibeles permitidos. La norma ambiental permite que el ruido llegue a los 65 decibeles, pero con el paso del tren por los cruces en Aracataca, llega a 105 o 110 decibeles, es decir, 40 decibeles extras de los permitidos.

RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS

La carencia de una planificación territorial por parte de los entes territoriales lleva a que se produzcan situaciones como esta. Si bien es cierto que los derechos a la vida y a un ambiente sano deben prevalecer frente a los intereses del Estado, la población también debe tomar conciencia frente a los perjuicios que trae construir en zonas aledañas a las carreteras y líneas férreas.

Según los historiadores, la línea férrea de Aracataca fue construida antes de que esta zona se desarrollara poblacionalmente, es decir, los dirigentes de épocas anteriores no tuvieron la planificación territorial para imposibilitarla invasión de terrenos aledaños a esta infraestructura y la población no se imaginó el problema que viviría con el paso del tren carbonero.

“Cuando se empezó a trabajar en la línea férrea para que pasará el tren carbonero, faltó dirigencia por parte de la autoridad, no estableció parámetros ni exigió la construcción de puentes para garantizar la movilidad de los habitantes. Hubo falta de planificación porque esta atraviesa el pueblo, se debieron tener en cuenta las consecuencias”, afirma el alcalde de Aracataca, Pedro Sánchez.

Aracataca se ha expandido a nivel de población hacia la línea férrea que ha sido por Fenoco S.A. levantada más de un metro, quedando por encima de los barrios que son vulnerables a las inundaciones, empozándose el agua por carecer la infraestructura de conductos de desagüe.

Rafael Villalobos es damnificado por las inundaciones provocadas por el alza de la bancada de la línea férrea. “Cuando el Banco Agrario nos vendió esta tierra, la línea estaba bajita, por eso construimos más alto, pero como se trata de perjudicar a la población, vino Fenoco S.A. y la levantó; nos tocó romper la línea, porque si no, nos ahogábamos, además, el carbón tiene a la gente enferma no recibimos atención médica por parte de esta empresa”.

La población está cansada, en repetidas ocasiones se han plantado en la línea férrea para protestar, paralizando la economía del país y amenazando con seguir así hasta que el Estado decida sacarles el tren carbonero del casco urbano del municipio.

“He sido intérprete del clamor de la comunidad, somos consciente que todo proyecto genera impacto ambiental, pero en este no se ha investigado los perjuicios que trae para la tranquilidad, el ambiente y la salud de Aracataca. Obstruye la dinámica normal del desplazamiento y divide en dos al municipio”, señala el personero de Aracataca, Fabián Marriaga.

Una de las poblaciones que más le preocupa al Personero de la tierra del realismo mágico, es la estudiantil, porque deben atravesar la línea férrea para llegar hasta los colegios. Cada vez que pasa el tren, los docentes deben interrumpir las clases, son pocas las horas en las que se imparten, porque las cuatro locomotoras con 120 vagones pasan cada 20 minutos.

EL INCUMPLIMIENTO

El Gobierno Nacional ha hecho caso omiso a la recomendación proferida por el Ministerio de Ambiente a través del Auto 2952 de 2007, ratificado un año después por el 694, en el cual se recomienda retirar la línea férrea del casco urbano de Aracataca y construir esta variante entre Macaraquilla y Tres Vueltas.

De acuerdo con lo manifestado por el presidente del Concejo de Aracataca, Alejandro Mora, el Estado se ha negado a construir la variante como lo indica la Sentencia de la Corte Constitucional 672 de 2014, que exhorta a retomar el Auto 2952, ya que no existen más alternativas para este municipio.

El Estado viene ejecutando obras de gran envergadura para sacar de las zonas urbanas las carreteras por donde transitan millones de vehículos que ponen en riesgo la vida de sus habitantes como lo harán en Ciénaga con la construcción de la variante en doble calzada en la vía Ye Ciénaga-Tasajera, cuya inversión asciende a 160.241 millones de pesos.

“Ahora dicen que no tienen recursos para Aracataca, aplaudimos lo de Ciénaga, porque por esa zona céntrica pasan 9 mil vehículos, pero nuestro municipio tiene que soportar el paso de 280 máquinas con más 12 mil vagones diarios. Cómo puede hablar este municipio de turismo sino es compatible con el carbón”, señala el Presidente del Concejo de Aracataca.

En este sentido, el vicepresidente de Gestión Contractual de la Agencia Nacional de Infraestructura -ANI-, Andrés Figueredo, ha indicado que una línea adosada trae ventajas que eventualmente no se están considerando por parte de la comunidad.

Según el Vicepresidente de Gestión Contractual de la ANI, los impactos que hoy genera el tren son mitigables, el ruido se reduce con la instalación de pantallas reflectoras y un muro de tres metros desde el nivel del suelo nivelado; la contaminación, con la humectación del carbón y la instalación de estaciones para medir la calidad del aire.

Asimismo, el funcionario de la ANI aseguró, que para mejorar el entorno se harían inversiones en el espacio público como pasos peatonales y vehiculares y un parque lineal. De materializarse el proyecto del Tren de Macondo, el compromiso de Fenoco S.A. es permitir el paso del tren de pasajeros, es decir, la línea no sería exclusiva para el tren de carbón.

UN SOFISMA

Estas promesas no han convencido a los cataqueros, quienes aseguran que todas esas obras de las que habla la ANI son un sofisma de distracción, para lograr su objetivo, construir una segunda línea férrea.

“Eso nos lo dicen para distraernos, la Nación le quiere poner una trampa al pueblo. Estamos molestos por los argumentos pobres que nos dan para no construir la variable. El componente institucional está dividido, porque una de sus partes está del otro lado de la línea, eso imposibilita la atención social”, dice el concejal Mora.

La Sentencia 046 del 99 indica que “Uno de los principales aspectos innovadores de la Carta Política de 1991 hace referencia al tratamiento de las riquezas naturales de la Nación y el medio ambiente, a través de una nueva conciencia que se refleja en claros compromisos tanto para el Estado como para la comunidad en general, tendientes a su conservación y protección, en cuanto a patrimonio común de la humanidad, indispensable para la supervivencia de estas y de las futuras generaciones”.

Tanto el Estado como la comunidad, deben trabajar de manera articulada para identificar lo más conveniente para el desarrollo social y económico del municipio, sin sobrepasar los beneficios propios de cada uno. “La Nación es sorda y ciega, no mira las condiciones de vida que tenemos, no tiene en cuenta un mejor vivir, sino que acepta todo lo que proponen las multinacionales, que saquen su carbón y cumplan con las metas”, explica el Presidente del Concejo de Aracataca.

El llamado que hace el municipio es para que se continúen explotando las minas de carbón, pero se conserve lo que tiene Aracataca y no por cumplir las metas de exportación, deterioren la calidad de vida de los cataqueros. Lo paradójico es que se habla en el país de desarrollo sostenible cuando este se da muy poco en el Magdalena, donde prevalece el interés particular.

El alcalde Pedro Sánchez también se opone a la construcción de la segunda línea férrea por todas las afectaciones que causa. “Apoyamos el sentir de la comunidad, el tren lo único que ha traído es perjuicios, muertes, contaminación, obstaculización de la movilidad”.

La primera autoridad de Aracataca afirma que Fenoco no ha tenido responsabilidad social con la comunidad, resaltando que el municipio no quiere nada a esta empresa porque ha desmejorado su calidad de vida. “Ni si quiera se ha socializado a la población el proyecto, por eso empiezan las cosas mal y la gente reacciona negativamente”.

Aunque el Vicepresidente de Gestión Contractual de la ANI aseguró, que en enero de este año empezarían las mesas de socialización con la comunidad, estas no se han llevado a cabo. “Se nos ha impuesto un proyecto. Estas obras han avanzado en gran medida en otros sectores; el problema lo tienen es con Aracataca y el Gobierno conoce nuestra posición”, manifestó el Alcalde de Aracataca.

Si bien es cierto que la economía del país gira en torno a la exportación del carbón, se debe garantizar la integridad de los cataqueros que nunca han recibido regalías. “No vimos recursos durante años por nuestra contraprestación, hasta ahora es que vamos a recibir 1.200 millones de pesos y esto por la orden que emanó el Presidente de girarle directamente a los municipios”, explica el alcalde Sánchez.

La población cuenta con el respaldo de la Administración Municipal les da mayor fuerza para continuar su lucha de exigir la construcción de la variante de la línea férrea fuera de la zona urbana y se reduzca el flujo del tren carbonero. “El pueblo no va permitir la doble línea. Cuando inició el tren carbonero solo eran dos locomotoras con 60 vagones, ahora son 4 con más de 120 vagones”, dice José Luis Martínez, presidente del Comité Pro-Defensa de Aracataca.

EXPUESTOS AL PELIGRO

Los residentes de la línea férrea son vulnerables al peligro. Bladimir Tejeda, exoperario de Fenoco, señala que uno de los peligros inminentes para la población es tener a un kilómetro de distancia el cambio de vía del tren.

“Estos cambios de vía son operados satelitalmente desde Santa Marta. Una falla en el sistema y el tren se volcaría causando una tragedia, en la Estación Lleras en Algarrobo sucedió, fortuna que las viviendas estaban a un metro de distancia de la línea”, narra Bladimir, quien durante doce años laboró con Fenoco.

Asimismo, el exfuncionario indicó que Fecono cambió el reglamento operativo del tren. “El tren por la zona urbana debe pasar con una velocidad mínima de 40 km/h, pero aquí se viola, doblándose a 80km/h, esté cargado o vacío”.

Es recomendable, que el cambio de vía se ubique en una zona en la que no se comprometa la seguridad de la población, que es vulnerable al descarrilamiento del tren.

SIN RESPALDO POLÍTICO

Es usual que los congresistas se hagan los de ‘la vista gorda’ frente a las problemáticas de los municipios del Magdalena, porque solo les interesan en campañas políticas. A pesar que esta situación tan delicada del tren ha llegado a los escritorios de algunos funcionarios del Gobierno Nacional, no ha habido gestión alguna para obtener los recursos que permitan la construcción de la variable y pueda salir la locomotora del casco urbano la tierra de ‘Gabo’.

El presidente del Concejo de Aracataca, Alejandro Mora, expresa que la problemática del tren ha sido manejada por la Nación como un asunto político. “Ningún parlamentario nos ha apoyado. Le he pedido el favor a los políticos que vienen a buscar los votos y no les interesa el bienestar de los pueblos, solo les importa estar bien con la Nación, aunque vaya en detrimento de la comunidad”.

Los recursos de las obras viales se direccionan desde la Vicepresidencia de la República a cargo de German Vargas Lleras, quien, según el Presidente del Concejo de Aracataca, no ha mostrado disponibilidad para asignar recursos al proyecto de la construcción de la variante Macaraquilla- Tres Vueltas, que permitiría sacar al tren carbonero del municipio.

Esta actitud del Gobierno Nacional es consecuencia de la carencia política que tiene el Magdalena, sobre todo, por sus congresistas no apoyan ante el Estado las iniciativas de los pueblos, solo aparecen cuando el presidente Santos y los ministros visitan el departamento para la foto y ganar ventajas por la gestión de otros.

Mientras la clase política y los magdalenenses no se comprometan y se conciencien sobre la importancia de planificar un territorio, de respetar las infraestructuras y no invadir zonas de alto riesgo, el Departamento seguirá rezagado, porque todos somos responsables del desarrollo de un ente territorial.

Para tener en cuenta

En el 2015 la Corte Constitucional le ordenó a Ferrocarriles del Norte de Colombia, Fenoco, la suspensión del transporte y movilización de trenes con carbón entre las 10:30 de la noche y las 4:30 de la mañana en el municipio de Bosconia, Cesar, con el fin de proteger la salud de 140 familias que habitan cerca de las vías férreas, las cuales interpusieron una acción de tutela.

En el fallo, la Corte le ordenó a Fenoco adelantar todas las actividades relacionadas con la disminución del ruido y la contaminación que se produce en el transporte del mineral. Consideró, que se han presentado omisiones por parte de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, para garantizar los derechos fundamentales de la población afectada.

***NOTA DE REDACCIÓN: El periódico OPINIÓN CARIBE intentó comunicarse telefónica y electrónicamente con Fenoco, pero fue imposible. Al cierre de esta edición, la empresa no ha respondido el cuestionario enviado por el medio de comunicación a su correo institucional.