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Estado ‘enemigo’ de los indígenas
La explotación minera es uno de los temas que más inquieta a los Hermanos Mayores, sobre todo, porque el Gobierno otorga las licencias que le causan daño a la naturaleza. Esto lo quiere subsanar con la construcción de escuelitas.
Por Dánisa Varela Mendoza
Sin cerebro y con poca circulación de sangre se encuentra la Madre Tierra, así la describen los indígenas que residen en la Sierra Nevada de Santa Marta. Con preocupación, los líderes de las cuatro etnias que habitan en esta área aseguran que es necesaria la corresponsabilidad de los colombianos para entender la urgencia de proteger la tierra.
Los líderes indígenas le comentaron a OPINIÓN CARIBE sobre sus necesidades, tales como la explotación minera, ampliación de los resguardos y la tala indiscriminada.
Ellos sostienen que la falta de diálogo con el Gobierno Nacional es su principal inconveniente. Este les brinda ayudas en lo que no le han solicitado.
Por ello, a líder Arhuaca, Margarita Villafañe, manifiesta, que muchos ciudadanos consideran que los indígenas son los ‘consentidos’ del Gobierno Nacional, pero eso no es cierto.
“La sociedad no indígena tiene la percepción que nosotros somos los más beneficiados, los más consentidos y que nosotros lloramos, pedimos, pero tenemos todo. Esto no es así, en la práctica no es cierto”.
Jorge Nuvita, líder kogui, explicó, que su etnia ha trabajado desde hace muchos años, en la recuperación del territorio ancestral -hasta la Línea Negra-, donde están asentados los Arhuacos, Wiwas, Kankuamos y Koguis.
Sostiene, además, que las leyes colombianas son sus principales problemas, porque se anuncian, pero no se aplican. “Se han planteado varios escenarios, hasta con la misma Presidencia y los Ministerios, pero siempre la respuesta es la misma. El Gobierno Nacional afirman que nos están respondiendo con programas y proyecticos, que nos ayudan con la construcción de una escuelita; en cambio, nosotros vemos que no hay una respuesta efectiva a la solicitud que le hemos hecho sobre los procesos para no afectar muchos sitios de la Línea Negra, por eso, apoyamos los protocolos y la ampliación de las áreas protegidas.
De acuerdo con la Normatividad, Parques es la autoridad ambiental, pero nosotros no aparecemos; los Ministerios son los que otorgan las licencias para los megaproyectos y las minerías, por eso decimos que nuestro enemigo es la norma. Tocaría reformarla para que haya un buen entendimiento”.
La explotación minera inquieta a los pueblos indígenas. Sostienen, que es incalculable el daño que causan a la naturaleza, ya se sufren las consecuencias.
“Hoy, hay muchas empresas mineras. Esto le causa afectación a la madre tierra, por ello, está incompleta, es como cuando a una persona le cortan una vena, le sacan un ojo, no se siente muy bien. Así mismo está la madre tierra, no tiene cerebro, ya no le circula bien la sangre”, explicó Arregocés Coronado.
Margarita Villafañe, líder arhuaca, afirma, que se han ampliado las solicitudes de explotación minera en la parte alta de la Sierra Nevada. “Esa es nuestra preocupación, porque ese territorio que se conecta con la parte baja, con el mar, cumple un ciclo importante para nuestra cultura y por eso es imprescindible protegerlo.
“Se están otorgando licencias, porque hay un interés económico, pero para nosotros más allá del dinero, nos importa la protección natural. La Sierra es el reservorio de aguas que tarde o temprano va a impactar en los diferentes municipios de los tres departamentos del Caribe que se benefician de los heleros que bajan de esta reserva”, dijo.
En las partes bajas operan las agroindustrias, las cuales -según la líder arhuaca- han disminuido la capa vegetal. “Hay que sentarnos en un espacio de diálogo para analizar la manera de mitigar los impactos alrededor de la Sierra Nevada.
Le hemos pedido al Gobierno que nos apoye en lo que respecta a los recursos naturales, porque hoy estamos sufriendo por los daños del entorno, por el calentamiento global, porque todo radica en el mal uso que se le déa nuestra madre tierra”.
Según los koguis, el turismo también ha afectado la Sierra Nevada, en especial, por la subida, que ha causado problemas de contaminación. “Estas son situaciones que se deben revisar, no estamos de acuerdo con las políticas que ha trazado el Gobierno, porque son nuestras costumbres, tenemos nuestra propia autonomía, somos autoridades de medio ambiente, guardianes, y así no nos ve el Estado”.
Tampoco han podido llegar a un acuerdo sobre la Consulta Previa -opinan ellos- por falta de entendimiento. “Para nosotros la reparación es espiritual, física y material. Esto es lo que ha pasado con las empresas mineras que destruyen, por ejemplo, El Cerrejón, que saca toneladas de carbón, pero siembra 50 hectáreas de árboles; para nosotros, produce deterioro en un espacio que afecta todo el territorio”.
UNA MISIÓN ANCESTRAL
Los ancestros les encargaron a los indígenas -desde hace mucho tiempo- la misión de conservar los recursos naturales. Para ellos, todo lo que está en la tierra, como las lagunas, los cerros, entre otros, son sitios sagrados.
Arregocés Coronado, líder Kogui, aseguró, que“antes de la llegada de los españoles, las comunidades indígenas vivían organizados, de acuerdo con la naturaleza. Ellos llegaron y empezaron a fragmentarnos, hoy, toca vivir de forma particular. Comenzó la privatización de los sitios sagrados y eso nos ha causado una afectación a niveles cultural y territorial”.
Para la cultura indígena, la madre naturaleza es un ser vivo que también siente y su conservación permite controlar los problemas de violencia, las enfermedades, el calentamiento global y demás.
SITIOS SAGRADOS
De acuerdo con lo manifestado por Silvestre Gil, líder kogui, a los indígenas les corresponde el territorio desde la parte alta de la Sierra Nevada hasta el mar. En este espacio están ubicados los sitios sagrados.
“Este espacio se caracteriza por sus sitios sagrados, los cuales tienen muchas conexiones desde la parte espiritual con la salud, la naturaleza, el hombre, con el agua, las piedras, las nubes, el mar y la tierra, para cumplir con ese mandato que nos dejaron para mantener nuestra cultura”.
Los indígenas señalan, que los trabajos que se hicieron en el cerro Jate Matuna, ubicado en la desembocadura del río Gaira, es una muestra de la destrucción de los sitios sagrados incluidos dentro de la Línea Negra. “Cuando dañan todos esos espacios afectan los conocimientos y, por tanto, el equilibrio de la naturaleza, del territorio y se incrementa la violencia”.
De acuerdo con una investigación adelantada por el Banco de la República, “la zona teológica de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, también llamada Línea Negra o Sei Shizha, se creó en 1973 por medio de la Resolución 02 del Ministerio de Gobierno, en la que se establecen los límites acordados con las comunidades arhuaca, kogui y malaya.
En total, son 39 puntos radiales que inician en la plaza ‘Alfonso López’ en la ciudad de Valledupar y siguen al norte hacia el departamento de La Guajira hasta llegar a la ciudad de Riohacha, y luego hacia el Sur hasta el departamento del Magdalena, pasando por el Parque Tayrona y la ciudad de Santa Marta. Posteriormente, continúa hacia el Este y entra nuevamente hasta el Cesar para regresar al inicio. Las comunidades aclararon, que estos sitios puntuales no configuran un listado exhaustivo de todos los lugares sagrados y de pagamentos de las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta, porque existen muchos otros que se encuentran dentro de los límites ya definidos”.
Por su parte, Jorge Nuvita, líder kogui, comentó, que esta población tiene su propia ley de ordenamiento ancestral, la cual no fue creada por el hombre, sino desde los comienzos de la creación.
“Dentro de la Resolución de la Línea Negra del 73 y 95, aparecen espacios sagrados afectados; pero los mismos Ministerios y el Anla dan las certificaciones para que se haga daño, como por ejemplo, en el de Jate Matuna, que ha sido dañado con el argumento de que no hay presencia indígena”.
Aclaró, que por defender sus costumbres no se oponen al desarrollo de las ciudades. “Eso no quiere decir que como pueblos de la Sierra Nevada o Pueblo Kogui estemos en contra del desarrollo, que eso es lo que ve el hermano menor, pero si uno lo mira desde el punto de vista de lo que realmente está pasando con todas estas afectaciones, que ya la madre naturaleza empezó a reaccionar con este cambio climático y todas estas alteraciones de lluvias, de nubes; todas son respuestas del daño que el hombre le ha hecho a muchos espacios sagrados y al territorio ancestral”.
Nuvita dijo, además, que, para su comunidad, los sitios sagrados son códigos de enseñanza para las formaciones de quienes llegan a ser Mamos. “Esto lo hemos argumentado en muchos escenarios, pero pareciera que uno hablara y entendieran que hagan más construcciones, que hagan más daño. La misma Corte señala, que los pueblos indígenas están en vías de extinción, pero a la vez, nos acaban todos nuestros espacios sagrados, toda la naturaleza, entonces, para nosotros esa es la extinción de un pueblo ancestral”.
LA SIERRA NO ESTÁ DELIMITADA
Las poblaciones indígenas afirman, que el reconocimiento que el Gobierno les tiene debe manifestarse en la delimitación territorial. Margarita Villafañe explica, que hoy, confluyen con zonas campesinas y otras poblaciones en las que no manejan su autonomía.
“No tenemos la libertad ni ese parte de tranquilidad de que somos solamente poblaciones indígenas las que podemos sembrar cultivos tradicionales. Hoy, la presencia de campesinos está desbordada; también están los de la minería, los extranjeros, es decir, nosotros nunca hemos tenido total tranquilidad, ese tal apoyo del Gobierno”, anotó Villafañe.
Solo la población Arhuaca está constituida por unos 60 mil habitantes; pero entre Koguis, Kankuamos y Wiwas, hay un total de 90 mil en la Sierra Nevada de Santa Marta.
“La idea es que la parte alta de la Sierra esté libre para que se recupere la capa vegetal de forma natural para su conservación y protección, por eso es importante la delimitación, para saber hasta dónde le corresponde a la población indígena, es la forma de garantizar el futuro de esta reserva natural.
Poblacionalmente nosotros somos los que le estamos generando un impacto negativo al sistema natural en la parte baja del macizo montañoso. Porque en la parte alta, nada más hacemos uso del suelo para el sostenimiento de nuestras familias; pero los campesinos intervienen un poco más, porque ellos abastecen las plazas de mercado.
RITUALES PARA CONSERVAR LA TIERRA
Silvestre Gil, líder kogui, comentó, que desde hace muchos años tienen la responsabilidad de cuidar a la naturaleza. A través de cantos, moñas, bailes, rituales con las máscaras; sumado a los objetos sagrados como el oro, las tumas, las piedras, entre otros, se comunican con los padres ancestrales.
Con pagamentos, ceremonias y cantos, las comunidades indígenas agradecen a la madre naturaleza por los servicios que les prestan, es decir, por el agua, los alimentos y demás. “Al destruir este sitio sagrado afectan la intercomunicación con nuestros ancestros”, señaló.
CONCIENCIACIÓN
Las comunidades indígenas hacen un llamado a la ciudadanía para que se conciencie sobre el impacto negativo causado a la naturaleza y para que empiecen a trabajar en su conservación.
“No solo nos toca a los indígenas de la Sierra cuidar a la madre tierra, eso es entre todos, debe ser responsabilidad de cada uno. Debe enseñarse a los niños en las instituciones educativas, se debe concienciar sobre la naturaleza, porque nosotros mismos le estamos diciendo a la madre tierra que los tiempos se han acortado. Cada día hay más desorden y se empieza a comprimir la vida de la madre naturaleza”, puntualizó Arregocés Coronado.
Margarita Villafañe expuso que su etnia no acostumbraba a hacer pronunciamientos, pero en esta ocasión envían un mensaje a los habitantes de la región Caribe para que no dejen sola a la Sierra Nevada.
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