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Columnistas

Mejor educación, mejor sociedad

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Rubén Darío Ceballos Mendoza

Es queja generalizada el rendimiento bajo ante la mala calidad de la educación en el Departamento y el Distrito, aunado al aserto permanente, que son muchos los estudiantes que egresan de las universidades sin una adecuada y sustentada preparación, lo que les impide empleos dignos y bien remunerados, siendo lo cual hoy algo común y corriente.

Pasa nuestro sistema educativo por una profunda inequidad y una baja calidad en muchos de nuestros centros de estudios superiores, que nos vuelve incapaces de responder a los desafíos planteados. Los nuevos profesionales tienen que emplearse en labores distintas a las relacionadas con lo que estudiaron debido muchas veces tanto a lo señalado como a incompetencias en comunicación oral y escrita.

Existe ausencia de criterios académicos para reglamentar el ingreso a la educación superior, entender que más no es igual a mejor, que el propósito de las universidades no es enriquecer a los accionistas, que debe haber rigor en la selección de estudiantes. Resultado, son muchos los estudiantes de universidades que salen sabiendo algo más que apenas.

Por otra parte, es claro que personas con escasos estudios y dependiendo de su destreza o habilidad, obtienen, por encima de muchos profesionales ingreso mayores, como lo vemos en la manufactura o en el comercio, lo que ha hecho decir a la mayoría, que la educación superior no debe ni puede ser un derecho para todos, y menos aún para quienes deciden aplicar a carreras que no tienen mayor demanda en el mercado laboral, máxime cuando no hay ni se tienen tantas oportunidades, lo que nos pone ante el dilema que una educación superior para todos, como muchos sostienen, aún si fuera buena, no garantiza que todos tengan un trabajo con un ingreso elevado, de donde ser técnico en cualquier oficio es muchas veces mejor en términos de ingreso que ser profesional universitario, lo cual debería ser motivo de análisis de nuestra juventud.

Igualmente, nos topamos con una economía que poco crece, la proliferación de las nuevas tecnologías que requieren poca mano de obra. Robots con más funciones a menor precio, sin huelgas, ni sindicatos, lo que aminora cada vez más las plazas manufactureras. Estamos frente a enormes desafíos, implicando ello la selección de competencias para enfrentar con ventajas el mundo de hoy.

La educación es un derecho humano básico y habilitante para ejercer el resto de los derechos, condición esencial para el bienestar y el desarrollo integral y sostenible de los pueblos, razón para enfocarnos en estructurarla mejor, por parte de la Gobernación, del Distrito y de la Nación, máxime cuando lejos estamos de una profunda y auténtica transformación de la educación, que será posible solamente en la medida que todos los sectores sociales asuman su responsabilidad con la educación pública, construyendo consensos amplios y duraderos que se sitúen por encima de los diversos enfoques ideológicos y de los proyectos partidistas de los diferentes gobiernos.

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