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Internacional

Entrevista a Natalia Reyes, protagonista de “Pájaros de verano”

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En el Festival de Cannes habla la protagonista de «Pájaros de verano» sobre su experiencia en la película.

¿Cómo fue para ti el contacto con una cultura tan lejana, pero al mismo tiempo tan cercana como lo es la Wayúu?

Fue un reto muy grande. La nación Wayúu siempre ha estado allí, los conocemos, todos tenemos una mochila, es normal viajar a La Guajira, a Ríohacha, a Cabo de la Vela, pero se conoce esa cultura con una distancia de turista. Para la realización de este filme fue una interesante inmersión profunda y total. Lo que más me gusta de mi trabajo es llegar a esos universos que son inaccesibles, y eso fue una de las cosas más bonitas al hacer esta película. Estuvimos viviendo cuatro meses en el desierto, en condiciones bastante extremas, pero fue bonito haber vivido allí, convivir con ellos, aprender la lengua. Aparte de un drama familiar, Pájaros de verano transmite también una cultura que ha estado aislada, abandonada por parte del gobierno. Si bien una película no va a cambiar al mundo, al menos sí le va a dar cierta visibilidad, no solamente ante el mundo, sino también ojalá ante muchas personas dentro del país.

Por desconocimiento se tiende a sentir miedo y tener prejuicios, ¿cuáles fueron tus temores al entrar en la comunidad wayúu?

Siempre existe el prejuicio, ante todo. Yo llegué a entender muchas cosas, sobre todo lo relacionado a su defensa ante el hombre blanco. Al fin y al cabo, se trata de una minoría que ha estado atacada en todos los sentidos, en lo cultural, en lo ambiental, en lo territorial. Fue muy interesante la experiencia de haber podido vivir tan de cerca lo que es su visión del mundo. Obviamente como artista intento no juzgar, pero dentro de esa cultura hay cosas que entiendo y otras con las que no estoy de acuerdo, porque estamos viviendo un momento en el mundo de apertura global, que hace necesarios cambios en diferentes aspectos.

Esta historia está basada en hechos reales, ¿cómo crees que a través del tiempo ese episodio les afectó, les cambió?

Esta película cuenta el inicio del narcotráfico en Colombia, un hecho que ha marcado nuestra historia, lo queramos o no. Creo que más allá de la historia familiar, una de las cosas más interesantes de la película es el contexto. En este caso fueron gringos que llegaron a la Guajira buscando marihuana, aunque tampoco justifica el actuar de los indígenas dedicados al contrabando. Una parte de esa cultura se involucró con el mundo criminal, con armas, con drogas. Pero lo interesante es ver quién sembró la semilla, que obviamente brotó y dio frutos negativos. La semilla la sembró el hombre blanco que está en el exterior y que también es inconsciente de la realidad que toca. Por otra parte, se muestra el tema de la codicia humana, de quienes quieren más dinero, y ven una forma “fácil” de ganarlo, la cual suele ser sangrienta, dolorosa, y cargada de un millón de cosas negativas para toda la sociedad.

Al tratarse de temas tan sensibles para la sociedad, ¿cómo asumes la responsabilidad como artista?

Intento ser consciente de la voz que puedo tener. Es importante transmitir lo que uno ha aprendido en la vida, pero no pretendo ser ambiciosa en querer cambiar el mundo, porque hacemos lo que podemos desde nuestras posibilidades. Con respecto al tema del narcotráfico, es una cosa que vivo como colombiana y como artista, y siento que obviamente el tema caló muy fuerte en Colombia y el dinero fácil creó la cultura del cortoplacismo y del todo vale.

La gente que respalda el negocio de la droga apoya una historia llena de sangre, dolor y violencia en mi país. Entonces es como una inconsciencia absoluta. En la película se ve cómo la marihuana es una planta sagrada de la Sierra Nevada, que siempre se había usado para temas medicinales, pero el interés comercial la volvió parte de un mundo de sangre.

¿Qué efecto esperas que tenga Pájaros de Verano en Colombia?

Ojalá que la película remueva algo del gen de violencia, porque al final le deja a uno pasmado y no muy esperanzado. Sin embargo, es una película poderosa y muy contundente que, al narrar la historia de ese clan wayuu, estamos contando la historia de violencia en Colombia. Ojalá eso pueda generar un poco de reflexión y de cambio en la sociedad.

Tomado del Espectador.

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