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El Inconmensurable Al Capone

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Por Víctor Rodríguez Fajardo

Entre la década de los años 20 y 30  del siglo pasado, en Estados Unidos se hizo célebre el jefe de la mafia Alphonse Gabriel Capone, mejor conocido como AL CAPONE. De Brooklyn a Chicago y de ahí a ser temido por todos los Estados de la Unión, declarado enemigo #1 por el FBI. Este gánster fue habilidoso para evadir su judicialización, su poder de corrupción era inconmensurable, infiltraba la institucionalidad para sabotear cualquier proceso en su contra. Al final, en su lucha contra los ciudadanos, terminó preso por un delito muy lejano a sus crimines conocidos: Evasión de Impuestos.

Su negocio era el contrabando de whisky, en su labor delictiva, era la época de la prohibición, luchó contra el sistema y para sobrevivir no dudó en asesinar para mantener su estatus ante sus rivales. Autor intelectual de la matanza de san Valentín, se convirtió en el temido jefe del hampa. Volvamos a los impuestos.

¿Qué tiene que ver el FBI con impuestos? A diferencia de Colombia donde existe organismos independientes como procuraduría, contraloría y fiscalía, allá el Secretario de Justicia tiene las facultades para ser la cabeza de los 3 entes de control y con el Buró federal de Investigaciones se investiga desde terrorismo internacional, pasando por corrupción de funcionarios hasta crímenes de toda índole.

Por eso, al Inconmensurable Al capone, lo investigaba el FBI, por extenso expediente criminal pero cuando llegaba a las pruebas los testigos eran “silenciados”, las investigaciones, aunque válidas nunca terminaban, exhibía notable habilidad para sacarle el cuerpo a las leyes; sumado a costosos defensores y un ejército intimidatorio era la red delincuencial más poderosa. La sensación de frustración de las autoridades era evidente, hasta que dieron en el punto: si no tiene ingresos declarados que justifique su ostentosa vida, no se ha ganado la lotería, no tiene herencia, no recibe dote… ¿de dónde saca esa fortuna?

No dudo, que pasaron de buscar testigos de asesinatos o de ruta del contrabando, para buscar propiedades y confrontarlas con su declaración de renta, trabajo de contadores. En ese momento y con leyes duras sobre evasión de impuestos que dan cárcel, fue como el reinado del Inconmensurable jefe del hampa, terminó preso.

En contexto vemos que, en Colombia, a excepción de la cárcel para evasores, existe la extinción de dominio, proceso largo que puede durar una década o más, es el caso de las propiedades de los jefes mafiosos del narcotráfico, los títulos los sacan de circulación, pero es hasta muchos años después cuando puede ser ejecutada en firme la extinción mediante fallo judicial en última instancia si hay apelación. Como medida cautelar, la fiscalía como ente acusador, solicita a un juez incluya las propiedades sobre las que el investigado no ha podido demostrar de dónde sacó los recursos para adquirirlas, sin importar si esos bienes son de propiedad individual o fueron adquiridos en sociedad con un tercero, o si son adquiridos antes de las faltas detectadas. La lista la arman pensando en cubrir el monto detectado en la investigación que no ha podido ser justificado.

Aquí en Colombia, un funcionario que no tenga como demostrar o justificar la adquisición de bienes, obliga a los entes donde trabajó, a declararse en parte civil dentro del proceso de extinción de dominio para reclamar el eventual perjuicio causado al erario.

Por lo precario de las leyes, la persona que evade impuesto en Colombia no va a la cárcel, pero si debe responder con los bienes que se le conocen. Vale aclarar, de un delito pueden salir varias líneas investigativas, puede salir inocente en el proceso penal como el Inconmensurable Al Capone, pero expropiársele los bienes que cubran recursos no justificados. No va a la cárcel, pero de alguna forma paga el concierto.

 

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