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Columnistas

A quién le importa el desempleo femenino

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Por: Cecilia López Montaño

Con absoluta seguridad, si el desempleo de los hombres fuera 10 puntos porcentuales más alto que el de las mujeres, ya habría una crisis causada por hombres en la calle exigiéndole al gobierno que actuara de inmediato y atendiera esa demanda de trabajo. Pero como son las mujeres las que están llevando el mayor peso de la desocupación, a muy pocos les importa empezando por el gobierno cuyo ministro no ha dicho ni mu. Es fácil imaginar los argumentos para subestimar esta realidad. Primero, como se supone que los hombres son los proveedores y las mujeres las cuidadoras, poco importa porque no se ve a los hogares en crisis. Segundo, otros más conservadores aun, dirán, mejor porque así nosotros los que ganamos el dinero no tendremos que hacer ese oficio aburrido que las mujeres «adoran». 

El problema de fondo es que se ignora la realidad de los hogares colombianos. Pocos, muy pocos se pueden dar el lujo de vivir con un solo ingreso y por eso en promedio son dos proveedores por familia los que de alguna manera aportan especialmente en hogares pobres y de clase media. Pero además más de un 40% de estos están en cabeza solo de una mujer que ahora puede estar en situaciones críticas porque los apoyos no tienen la dimensión de género, es decir nada especial para ellas. 

Sin embargo, los argumentos más fuertes nacen de una realidad: nada más peligroso para una mujer en una sociedad patriarcal como la colombiana que no generar ingresos o peor aún dejar de hacerlo. No aportar a las finanzas de la familia cuando antes lo hacía. Una mujer sin autonomía económica es la presa fácil para la violencia contra ella de parte de su pareja. No tiene como defenderse y asegurarles a sus hijos la forma de sobrevivir, en una sociedad donde poco se protegen los derechos de la familia. Pero hay algo más. Los dineros de la mujer van a los gastos fundamentales del hogar lo que no siempre sucede con lo que gana el hombre. Aunque hay excepciones esto sucede con demasiada frecuencia y las estadísticas lo han demostrado especialmente en ciertos sectores. Por consiguiente, desempleo de la mujer es pérdida de calidad de vida de los hijos. 

La prueba de que poco importa esta cifra de desempleo femenino es que el gobierno en sus planes de reactivación no se le ha ocurrido nada específico que les abra oportunidades laborales a las mujeres. Esta desventaja se ha agravado con la última encuesta pero se ha observado siempre y particularmente desde que salieron las primeras cifras de desempleo durante la pandemia. Es decir, ya era hora de que se hubiesen implantado alternativas para enfrentar con políticas públicas e inclusive con acciones del sector privado para enfrentar el inmenso desempleo femenino. 

Tampoco ha conmovido que parte de ese incremento en la desocupación de las mujeres también obedece al exceso de carga de cuidado que están enfrentando ellas en el hogar. Muchas han renunciado porque no pueden con todo lo que ha implicado el confinamiento, la educación en casa, el teletrabajo, y todas las demás cargas como la de los contaminados de la pandemia atendidos en casa obviamente por las mujeres. 

Lo que se necesita es una respuesta rápida en dos frentes: alivio al exceso de cuidado porque el Estado y el mercado deberían ofrecer la posibilidad de asumir muchas de esas tareas, y un segundo aspecto es la provisión de trabajo en actividades que las mujeres pueden realizar.  Donde está la vicepresidenta dizque a cargo de temas de género que en semejante situación, como el Ministro de Trabajo, han hecho mutis por el foro.

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