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La gente: clave para la recuperación

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Por qué será que al gobierno y a muchos sectores productivos del país les cuesta tanto trabajo entender que mientras la gente siga en estos niveles de pobreza y de indigencia, no habrá la recuperación real de la economía. Claro que las empresas requieren apoyo; claro que generan empleo, pero por qué no se reconoce que millones de colombianos generan ingresos fuera del empleo formal. Esos millones que antes de la pandemia eran los vulnerables, 39,0% de la población, no se beneficiarán de inmediato con la mayor actividad empresarial. Sí, sus empleados volverán a comprar aguacates y dulces en las esquinas, pero esas ventas crecerán muy lentamente porque los trabajadores formales primero no son la mayoría de quienes generan ingreso, segundo muchos seguirán en sus casas en teletrabajo y muchos se han quedado sin empleo. Cuatro millones desempleados son palabras mayores, así los colombianos nos hayamos acostumbrado a esa cifra.

Pero la situación de esta población es mucho peor porque muchos cayeron en la pobreza. Es ingenuo pensar que los $160 mil pesos mensuales que equivalen a la línea de indigencia—lo básico para comer— los sacará de su crítica situación a lo que se agrega que son mucho más que los 3 millones que el gobierno presenta como beneficiarios de Ingreso Solidario. Mientras estos sectores no reciban unas transferencias que les aseguren por lo menos llegar a un poco más de la línea de pobreza, no demandarán ni siquiera lo más necesario. Es decir, al gobierno y a los empresarios grandes y medianos se les olvida que es la demanda interna la que jalona la economía colombiana. Y con más dinero que provenga de apoyos gubernamentales, no van a comprar ni televisores ni computadores importados, sino comida, ropa y artículos básicos para alimentarse y atender necesidades del hogar. Y eso es lo que gran parte de las empresas colombianas producen.

La otra alternativa que no logra hacer carrera son los empleos de emergencia para esta mano de obra no calificada, que se puede vincular a proyectos que pueden financiar las alcaldías. Esto sería lo ideal pero también requiere recursos estatales para el desarrollo de pequeñas obras que reducirían desempleo y generarían la demanda que se exige en estos momentos. Pero no. Todo va para las empresas y ya se sabe que también la mayoría o son micro o son unipersonales que no saben y no tienen acceso a los auxilios del gobierno que terminan acaparados por la gran empresa.

Ya vienen las cifras las cifras del tercer trimestre que no pintan nada bien porque al fin parecen entender los analistas que reabrir no es reactivar. Llevamos abriendo actividades desde abril y ya estamos en septiembre con cifras desastrosas. La gente, esa que ya se mencionó y falta la clase media baja y media que lo perdió todo y que ya se gastó los ahorros cuando los tenía. Pero mientras las voces que se escuchan son las de los gremios de la gran producción, la gente, esa sin la cual el país no funciona, seguirá empobreciéndose hasta que explote. Después no digan que no se les advirtió a quienes deben tomar este tipo de decisiones.

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