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Pensar siempre en grandes objetivos

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Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez

Pensar es la capacidad de anticipar las consecuencias de la conducta sin realizarla, en la verdad que el pensamiento implica una actividad global del sistema cognitivo con intervención de los mecanismos: memoria, atención, procesos de comprensión, aprendizaje, y demás otras esencialidades de esta acción; toda vez que en un mundo complejo como el de hoy, resulta necesaria la posibilidad de aprender a tomar buenas decisiones, inteligentes, criticas, creativas, reflexivas, autónomas, afectivas, sabias y plausibles. Por este motivo es necesario entrenar al cerebro con ejercicios que aporten la práctica de procesos del pensamiento, para que se haga en las mejores condiciones posibles, en lo que importa entenderlo como el gran centro de procesamiento de información que es, donde todo se gobierna y desde el cual todo puede funcionar correctamente.

Si muscularmente se pierde agilidad, fuerza, resistencia o elasticidad, mentalmente se merman las capacidades mentales: atención, concentración, retención, memoria y de razonamiento. Para ese deterioro necesario es entrenarse. Este principio funciona a nivel cerebral: si somos capaces de mantener nuestro cerebro ejercitado, favorecemos reflexión, crítica, creatividad e inteligencia, que nos llevará a una educación reflexiva, útil para tomar decisiones adecuadas en pro de todos; es decir, a contribuir a un mejoramiento de la inteligencia basado en el conocimiento y la ciencia, fomentando la generación de investigadores que construyan nuevas conexiones del saber, permanentemente. Lo positivo, es lo que es cierto o real, o no ofrece duda alguna, produce algún beneficio o resulta favorable para algo.

Nos invitan estos apuntamientos a que no nos sigamos mirando como un país sin instituciones y a la deriva, lo que obliga que desarrollemos todo nuestro potencial con y por el esfuerzo cotidiano de todos, así como no seguir generando los uno y mil problemas que una sociedad consciente evitaría, tal como evitar caer en la violencia impactante de enfrentamientos armados y demás otras contingencias y asechanzas de suyo perjudiciales, cuando lo que se impone, si pensáramos positivamente, es montarnos en la capacidad de llegar a acuerdos colectivos sobre los grandes desafíos. No podemos seguir inmersos en la malsana tendencia de no enfrentar los asuntos, dejando sin resolver lo verdaderamente importante que es lo que ocuparnos debe y de lo cual se trata.

Pensar en positivo, ya que nos rondas unas nuevas elecciones, es también que sufraguemos con sentido, no ser presas de cualquier oferta baladí y superficial, como tampoco encerrarnos en nuestras propias talanqueras, sobre todo mentales, mirando a los demás por encima del hombre y creyéndonos los poseedores de la razón y verdad revelada. Se trata que abramos la mente, escoger los mejores, votar bien, votar con sentido general y no por nuestros más cercanos intereses. Se trata, además, de evitar lo autoritario, el desgobierno, lo conflictivo, peligroso e inoportuno. Mirar hacia el medioambiente, el buen trato y manejo, el respeto de los derechos y el cumplimiento de los deberes y obligaciones que como ciudadanos tenemos y estamos obligados a cumplir, ver más hacia el sector agropecuario, y en fin apuntar a que se nos brinde, en dirección a vivir todos mejor, una buena economía.

Es buscar hasta encontrar, caminos de sensatez que nos lleven, ojalá sin demoras mayores, a soluciones ciertas y duraderas, superar los entornos negativos, hacernos transparentes y amplios, no ponernos trabas, enfocarnos en unidad de criterios que nos lleven a potenciarnos, hacer la tarea de desterrar autoritarismo, corrupción y abuso. Necesitamos caminos de paz y pensar siempre en positivo. Seguro que no es difícil. Lo importante es acordar sobre lo esencial.

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