Metrópolis
¿Qué ha pasado con el Teatro Santa Marta? MinComercio anunció su entrega en agosto

El pasado 23 de julio, la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Ximena Lombana, anunció a la comunidad en general que en agosto la ciudad recibiría el Teatro Santa Marta que, durante casi 11 años, estuvo en proceso de remodelación y reestructuración, con el objetivo de entregarle al Distrito un moderno escenario para el desarrollo de actividades culturales, con las cuales se pudiera impulsar el turismo en el territorio.
A pesar de los anuncios y el conteo regresivo que mantenían los ciudadanos para, finalmente, poder ver culminada esta ambiciosa obra, agosto finalizó y nada más se dijo al respecto, razón por la cual se mantiene la expectativa sobre el futuro de este escenario.
Sobre el tema, OPINIÓN CARIBE consultó a Daniel Barón Quintero, veedor ciudadano especializado y presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos regional Magdalena, que ha seguido de cerca las labores que en este espacio se adelantan. Acorde con la información suministrada, la obra ya está culminada, actualmente, el Distrito se encuentra recibiéndola y completando los trámites requeridos para poder continuar con una posterior inauguración.
Según explica, el contratista ya lo entregó a la interventoría y al Fondo Nacional de Turismo, FONTUR, que es la entidad ejecutora por parte del Gobierno Nacional, por lo cual ya se está completando el proceso de empalme entre dichas instituciones y funcionarios de la Alcaldía de Santa Marta.
“Ellos están trabajando desde hace más de diez días en eso, porque esa no es una entrega de un momento a otro y el inconveniente actual es que no se ha hecho la conectividad eléctrica definitiva. Desde lo técnico el teatro está listo”, asegura el veedor, aclarando que este tipo de entregas son “dispendiosas, con inventarios, pruebas de equipo”, entre otros aspectos que requieren tiempo.
Barón Quintero explica también que la parte externa del teatro, que estaba bajo responsabilidad de la Administración Distrital, se culminó, a sabiendas de que debía encargarse los andenes, bordillos y sardineles.
“Tarde pero el Gobierno Nacional cumplió”, señala Barón, dirigiendo, igual manera una crítica al Estado, encaminada a la necesidad de brindar apoyo financiero y humano para la operación de este tipo de espacios, no solamente en la edificación estructural.
La restructuración del Teatro Santa Marta inició con un convenio establecido en el 2010, la obra como tal, tuvo su punto de inicio el 28 de noviembre de 2015. Tuvo un comienzo difícil, pues los diseños iniciales no sirvieron. Tras la salida del Fondo Nacional de Desarrollo, FONADE, de la gerencia del proyecto, llegó FONTUR, con lo cual se retomaron las labores en el 2019, con una inversión completa de $38 mil millones.
Tras una temporada a buen ritmo, legó la pandemia que ralentizó los trabajos, seguida de las protestas y bloqueos, sin embargo, la obra se pudo sacar adelante. “Finalmente contamos con un edificio de valor patrimonial recién repotenciado y de última generación”, precisa el veedor ciudadano.
La administración del teatro
Aunque la obra, al parecer, está a pocos días de ser inaugurada, el tema de la funcionalidad del Teatro Santa Marta continúa siendo de suma preocupación para la veeduría, pues considera que no es únicamente en manos de la Alcaldía cómo se podría aprovechar todo el potencial del escenario.
Lo anterior, teniendo en cuenta que, en la última reunión de seguimiento, en la que estuvo presente la Contraloría General de la Nación, la alcaldesa Virna Johnson manifestó que sería el Distrito el encargado directo de su operación.
“Es respetable porque está basada en la ideología de retomar lo público y no entregar nada en concesión, pero el tema de los teatros universalmente es complejo, porque no es solamente operarlo sino hacer programación con una agenda cultural interesante, la cual aproveche los potenciales que tiene sala, única en el Caribe en estos momentos”, manifiesta Barón, refiriéndose a que las características de última generación que posee, requiere el compromiso de una agenda cultural internacional, combinada con una local.
Que el Distrito lo administre, representará requisitos como disponer de personal multilingüe que pueda establecer contacto con las escuelas de arte extranjeras para nutrir su programación.
A su juicio, un teatro bien administrado podría potenciar el turismo en Santa Marta y redirigirlo también al sector cultural, aprovechando el vacío que se ha formado en la región Caribe con respecto a tema, pues, cuenta que Barranquilla, principal referente, tiene el Teatro Amira De La Rosa con problemas de infraestructura, así como Cartagena, cuyo teatro, asegura, está siendo usado en mayor medida para eventos sociales.
“La veeduría seguirá vigilando el tema (…) para que se asegure la sostenibilidad económica y buena operación del teatro porque estos equipos son muy delicados y si se mal utilizan, estamos perdiendo posibilidades y en el mediano plazo podrían estar entrando en obsolescencia”, puntualiza.

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