Columnistas
Hacia un integral desarrollo

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Productividad, competitividad, industria, turismo, desarrollo, crecimiento, pedagogía, educación eficiente, empleo formal digno, duradero y bien remunerado; empresariado, seriedad, navegar todos en una misma dirección con claridad y compromiso, entre otros muchos empeños, son aspectos claves para hacer de los municipios, departamentos y regiones de Colombia, el país mejor y superior que queremos y merecemos. Un país pleno de optimismo, donde se nos permita ver de frente la esperanza, donde no haya tierras desatendidas ni olvidadas y donde aupar la economía sea tarea de todos.
Caminar hacia una escalonada y eficiente regionalización debe convocarnos, pues necesario es en contexto de localidad (pensar globalmente, actuar localmente, con la perspectiva de que la sostenibilidad se construye en la práctica cotidiana de las intervenciones sociales en el territorio, pero con un contexto orientador proveniente de escalas de integración superiores) que no debe seguir el país centralizado por más tiempo, toda vez que el porvenir se soportará en la fortaleza y centralidad de cada región, propiciando lo cual que se nos vea desde aristas distintas para crear empresas de grandes dimensiones agropecuarias, manufactureras, mineras y de servicios, lo que ayudará a aunar, articular, armonizar, unir y equilibrar a la Colombia pobre y la Colombia rica, para así facilitar llegarle al mundo con nuestros productos de manera abundante, como bien y mejor ha debido ser desde hace mucho tiempo.
Interesa formar en manera superior y con una pedagogía verdaderamente acorde que atienda problemáticas, realidades y necesidades particulares nuestra niñez y juventud; impulsar nuevas empresas que le apuesten a las zonas más pobres de las regiones con nuevos trabajos, para ser así un país creador que aporta soluciones. Requerimos un país donde la confianza sea pan de vida, que sus hijos espacio tengan para la creación, la invención, la innovación, la ciencia, la tecnología, el deporte, la cultura, la recreación, el arte, los oficios, que los apartan de vicios y conductas delictivas.
Un país pujante, donde sus empresarios puedan contar con precios justos para sus productos, sacarlos a tiempo al mercado y tener las ganancias que en equidad les correspondan. De la misma manera un todo financiero que éxito le garantice a los empresarios y entienda que su papel es apoyarlos con facilidades económicas que no constreñirlos; y, el gobierno les proporcione créditos abundantes a bajo costo.
Un país con servidores públicos dados a la comunidad con diligencia y honradez, que ayuden a potenciar personas y empresas en su productividad, progreso, y llegar a los mercados para vender y comprar; y los ciudadanos, hacer conciencia que tributar hace crecer, fomenta e impulsa la economía. Jueces soportados con tecnología y capacitación permanente, camino a una justicia realmente justa, pronta, accesible, imparcial y eficaz. Un Estado libre de innecesarias tramitologías que dificultan su razón de ser. Una distribución de ingresos y riqueza por trabajos formales y bien recompensados.
Somos un país de regiones, requerido de vías terciarias que permitas sacar los productos del campo a los mercados y de contera cerrarle el paso a la delincuencia de distinta naturaleza, origen y propósito que pretenden la desestabilización institucional y se muestran aún hoy con fuerza inusitada. Paz, seguridad y justicia ayudan a la economía; de ahí que importe y urja ganar la guerra en que seguimos inmerso. Igual se impone derrotar corrupción e impunidad, que le quiebran el pescuezo al progreso y desnaturalizan al Estado. En ruta a un mejor país, necesario es y será reformar y transformar; resolver el qué y el cómo; enfocarnos en las regiones; crecer y además crear; formar, enseñar y capacitar con pedagogía, sin demagogia ni populismo que en nada contribuyen a construir país
