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Demolido el Palacio de El Banco: crónica de un detrimento patrimonial

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El Alcalde Roy García se apresuró a derrumbar el edificio del Palacio Municipal de la Plaza Roja, sin realizar los estudios pertinentes que debía hacer, con lo cual podría haber ocasionado al municipio un probable detrimento patrimonial de más de $5000 millones de pesos, con el obvio perjuicio para el municipio, y seguramente para el como funcionario, por las implicaciones disciplinarias, fiscales y penales, que ello le pueda ocasionar ante los entes de control.

El abandono y deterioro a que el Alcalde sometió al emblemático Palacio Municipal, alguna vez el orgullo del municipio por su enorme estructura, única en la región, parecen el reflejo del mismo deterioro que en los últimos años vienen sufriendo las calles y los servicios públicos, ante una ciudadanía igual de indiferente y conformista con su triste suerte.

Cómo inicio todo

La historia inició en 2015 cuando el edificio de 4 pisos de la Plaza Roja de la Alcaldía de El Banco presentó agrietamientos en las paredes del piso inferior, lo que llevó a su evacuación a comienzos de 2016. El entonces alcalde Víctor Rangel tomó la decisión de solicitar recursos al gobierno nacional para su “reparación”, para lo cual contrató en marzo de 2016 unos estudios “geotécnicos y de vulnerabilidad estructural” del edificio.

 

¿Qué dijeron los estudios de 2016?

Los “estudios”, firmados por el Ingeniero Humberto Hernández, arrojaron el siguiente diagnóstico:

  • “Sobre el estado del sistema estructural del edificio: (…) El comportamiento de la estructura, hasta ahora, ha sido bueno pues no se presentan fisuras por deflexiones en ella”
  • Las vigas de la estructura actual son capaces de resistir las fuerzas que la nueva norma prescribe de obligatorio uso en las edificaciones que se diseñen y construyan en el territorio colombiano desde su puesta en vigencia (15 de diciembre de 2010), pues cumplen con los requerimientos de resistencia, exigidos por la Norma NSR-10.
  • Basándonos en la normatividad que rige en el territorio nacional, la cual es el reglamento colombiano sismo resistente en su última actualización-NSR-10, se puede establecer según el estudio de Vulnerabilidad sísmica que se realizó al palacio municipal del municipio de el Banco Magdalena por medio de inspección visual y técnica, que la edificación en funcionamiento cumple con los requisitos mínimos exigidos por dicho reglamento.”

No obstante, las recomendaciones fueron las siguientes:

  • “Las losas de entrepisos estructuralmente presentan deflexiones no excesivas; sin embargo, las columnas del primer piso, en los ejes 1 y 2 presentan fallas y agrietamientos donde se evidencia que el concreto perdió cohesión con el acero de refuerzo. (…) se debe apuntalar con gatos y perfiles el ala norte del edificio en los sentidos eje 1A y 1B; eje 2A y 2B debido a que no se puede garantizar la estabilidad de la estructura ante nuevos eventos sísmicos. Considerando que la edificación cumplió su vida útil, recomendamos la demolición técnica de la estructura para desarrollar sobre el mismo predio una nueva edificación que cumpla con la normatividad vigente.”

Así mismo se realizaron algunas recomendaciones para su reparación:

  • se debe realizar un análisis de carbonatación para determinar el espesor del concreto que se encuentra afectado y si es posible hacer un enchaquetado para reforzar los elementos.”

Es decir, el diagnóstico dijo que el edificio no presentaba problemas estructurales y cumplía con las normas, pero al final se concluyeron recomendaciones de “REPARACIÓN” y, simultáneamente, de “DEMOLICIÓN”, conceptos aparentemente contradictorios que algunos profesionales en la materia interpretan como la necesidad de realizar estudios más profundos en esa época.

Según concepto de 2016, el palacio muncipal cumplía con requisitos sismo-resistentes

Pero allí no terminan las contradicciones del concepto de 2016. Observemos que al final este recomienda la construcción de “una nueva edificación que cumpla con la normatividad vigente” (subrayado fuera de texto), cuando antes había anotado que “ la edificación en funcionamiento cumple con los requisitos mínimos exigidos por dicho reglamento (reglamento colombiano sismo resistente en su última actualización-NSR-10)”. Es decir, no existe el supuesto incumplimiento de la norma, aparentemente orientado para recomendar la DEMOLICIÓN del mismo.

 

¿Por qué la contradicción en los estudios de 2016?

Fuentes cercanas a la Alcaldía nos confirmaron que esa contradicción entre el diagnóstico y las recomendaciones no es un “yerro” del Ingeniero sino que obedeció para ajustar los estudios al trámite que en ese momento se estaba realizando para la consecución de recursos ante el Ministerio del Interior por parte del entonces Alcalde Víctor Rangel. Es una posición comprensible en la coyuntura de “llamar la atención” del gobierno nacional.

Lo anterior coincide con lo manifestado por el Ingeniero Banqueño Jesús Cañas, especialista en gerencia de proyectos de obras públicas, manifestó: “El estudio que se realizó para establecer e identificar la problemática estructural que presenta la edificación fue adjuntado como requisito técnico, al proyecto presentado por la anterior administración ante el ministerio del interior, como gestión para la consecución de recursos que permitieran su reforzamiento y recuperación. (…) es acertado el comentario de los ingenieros que argumentan, que debe hacerse un análisis técnico, estructural y geotécnico más profundo que determine las alternativas a implementar y su costo beneficio.” (nota de Facebook)

Realmente el palacio municipal aún no cumplía su “vida util”.

Otro aspecto contradictorio del estudio contratado por la Alcaldía en 2016 es la supuesta “VIDA ÚTIL” del edificio:

“Considerando que la edificación cumplió su vida útil, recomendamos la demolición técnica de la estructura para desarrollar sobre el mismo predio una nueva edificación que cumpla con la normatividad vigente”, anotó el Ingeniero Hernández.

Nótese que la “VIDA ÚTIL” es el argumento que utiliza el Ingeniero para determinar la “DEMOLICIÓN” del Palacio, aunque llama la atención que este no explica, ni siquiera menciona, de qué manera determinó la supuesta “VIDA ÚTIL” del Palacio. Posteriormente, en un medio local, un funcionario de la Secretaría de Planeación de la Alcaldía ratificó el concepto de “cumplimiento de la VIDA ÚTIL del edificio” como argumento para demolerlo.

¿Qué es la vida útil?

La “VIDA ÚTIL” de un edificio puede tener diversas connotaciones, desde el concepto contable hasta lineamientos técnicos y pruebas de laboratorio.

Para el caso de la “VIDA ÚTIL” contable, cuyo objetivo es determinar la depreciación monetaria de los activos, esta varía según las políticas contables de la respectiva entidad pública, entre 50 y 80 años (Contaduría General de la Nación, 2018), mientras el artículo 137 del Estatuto Tributario la tasa en 45 años para los edificios y construcciones.

Para el caso del Palacio de El Banco, cuya construcción data de aproximadamente 60 años, no estaría dentro de estos rangos por lo que el concepto de “VIDA ÚTIL” del Ingeniero Hernández para el Palacio Municipal de El Banco estaría errado, si fuese este el método de determinación utilizado.

Cabe anotar, además, que el vencimiento de la “VIDA ÚTIL CONTABLE” no implica la “desaparición o demolición” de los edificios, que es la conclusión a la que erradamente parece querer apuntar el concepto del Ingeniero Hernández.

Pero obviamente, el concepto “contable” no sería el aplicable al caso que estudiamos del Palacio de El Banco.

Para ello podemos considerar otros enfoques de la “VIDA ÚTIL”. Una puede ser “calcular la vida útil y medir la durabilidad por componente constructivo o partes del edificio a través de pruebas de envejecimiento acelerado en laboratorio” (Hernández Moreno, 2016), la cual tiene un alto costo económico y que no fue la utilizada, de hecho ni siquiera es mencionada, en el estudio del Ingeniero Hernández para la Alcaldía de El Banco en 2016.

Otra técnica para calcular la “VIDA ÚTIL” de los edificios, es la basada en la norma ISO 15686 “a partir de una serie de factores de durabilidad y de una vida útil de referencia, que en materia arquitectónica llamamos vida de diseño” (Hernández Moreno, 2016) que mide, entre otros factores: “Calidad del diseño arquitectónico y constructivo, (..), Calidad de los materiales de construcción, (…) Condiciones como la temperatura, ventilación, iluminación, humedades, etcétera, influirán directamente en el deterioro de los componentes constructivos, (…) Factores como el viento, humedades, lluvia ácida, radiación o ciertos hongos del ambiente, (…) El uso que se espera que tenga el inmueble influye en la degradación y el deterioro del edificio y de sus partes. (…) y el Tipo y grado de mantenimiento” (Hernández Moreno, 2016).

Respecto a los “años” de “VIDA ÚTIL” de los edificios, los edificios de oficinas e institucionales como los del Palacio Municipal de El Banco, están clasificados en la categoría de “vida larga”[1], cuya “VIDA ÚTIL de diseño por categoría” está en el rango “entre 50 y 99 años” (Hernández Moreno, 2016), cifra que aún está muy alejada de los 60 años que tiene el Palacio Municipal de El Banco, el cual tendría, según ello, aun muchas decenas más de años más de “vida útil” disponible.

Ninguna de estas consideraciones, ni otras similares, fue tenida en cuenta por el Ingeniero Hernández en su concepto de 2016 sobre la “VIDA ÚTIL” del Palacio Municipal de El Banco. De hecho, ni siquiera menciona los lineamientos técnicos del caso e, inexplicablemente, a pesar de dichas falencias, determina “la demolición técnica de la estructura” porque “cumplió su VIDA ÚTIL”.

En síntesis, el concepto de “VIDA ÚTIL” del Palacio Municipal de El Banco, ni siquiera sustentado sino apenas mencionado en el concepto del Ingeniero Hernández, no se acoge a las exigencias teóricas y técnicas exigidas por el caso en estudio, según las cuales en realidad al Palacio Municipal de El Banco le quedarían muchísimos años aún de vida útil.

Los conceptos de los profesionales nunca se  escucharon ni se contrataron

La Alcaldía en su respuesta a nuestra petición, anotaba que el departamento de infraestructura del Ministerio del Interior, respondió al Alcalde Rangel en 2016 que fue rechazada la propuesta de “REFORZAR Y REESTRUCTURAR la edificación” pues “no existían garantías para evitar que la edificación continuara asentándose sobre el terreno”.

Llama la atención que estos conceptos del Ministerio del Interior, según lo anotado por la alcaldía, se realizaron sin una visita, ni realizar estudios más profundos y pertinentes. De hecho, al parecer, estas “interpretaciones” obedecen a conclusiones personales de la Secretaría de Planeación de El Banco, sin el visto bueno ni el trámite pertinente del caso.

Consultamos con profesionales de la Ingeniería sobre los estudios de 2016 concluyendo que:

  • Los estudios de suelos y vulnerabilidad realizados están incompletos y son insuficientes para tomar decisión de demolición.
  • Los estudios nuevos deben hacerse a mayor profundidad.
  • Debe realizarse un ensayo de Fenolftaleína al concreto “hasta donde este deja de ser poroso y allí se mide hasta donde ha penetrado el ambiente al hierro.”
  • Como alternativas de reparación hoy pueden construirse pilotes alrededor de las zapatas en forma inclinada y realizar reparaciones con fibra de carbono de las columnas

El Ingeniero Gilberto Cañarete Payares anotó la necesidad de “realizar una evaluación de ingeniería especializada en estructuras y geotecnia, con ensayos para determinar la capacidad portante del suelo y así de la mano del estructural, determinar que asentamientos presenta el edificio”.

El Ingeniero Dean Vargas recomendó “un estudio patologico estructural y posteriormente un análisis costo-beneficio de la diferencia entre la adecuación o solución y/o una nueva construcción.”

Ninguna de estas recomendaciones se aplicó de parte del Alcalde.

Pero la naturaleza si probó la fortaleza del palacio

Irónicamente, las pruebas y estudios que no realizó el actual alcalde, las hizo la naturaleza, sometiendo al edificio del Palacio Municipal a 65 eventos sísmicos desde 1973, ocho años luego de su construcción, hasta el 2016.

Los más fuertes de ellos, el sismo de 5,7 grados en abril de 2020 y otro de 5,0 grados en agosto de 1983. El resto fueron 18 eventos sísmicos entre 4 y 5 grados y otros 45 entre 2 y 4 grados Richter. Cabe anotar que el más fuerte de ellos lo sufrió en 2020, cuando ya el edificio presentaba los agrietamientos que llevaron a su aislamiento, etapa en la cual sufrió en total 18 eventos sísmicos. No obstante, el edificio no sufrió alteraciones adicionales por estos eventos.

 

 

Al respecto el Ingeniero Gilberto Cañarete Payares anotó “si éste edificio no fuese sismo resistente; hubiese colapsado ante el movimiento telúrico presentado (el 14 de abril de 2020), el cuál fue de 5.7 en la escala de Richter.”

Pero parece que a la final la decisión de demolición se tomó por la simple “percepción o corazonada” de un funcionario público y no de los estudios adecuados.

El alcalde no realizó estudios nuevos para demoler o reparar.

Durante este tiempo el Alcalde Roy García manifestó permanentemente su decisión de “demoler” la antigua estructura de la Plaza Roja pero lo obvio es que su decisión se basase en nuevos estudios técnicos pertinentes. Eso se lo preguntamos por escrito y mediante respuesta del 16 de abril de 2021, efectivamente, el Alcalde Roy García nos confirmó que el único estudio realizado es el del año 2016:

“Se realizó en el año 2.016 un informe de vulnerabilidad sísmica y geotecnia para analizar las patologías que presentaban la edificación.”

Es decir, para tomar la decisión de demolición recientemente anunciada, el Alcalde actual reconoce que no realizó estudios adicionales, y más profundos, posteriores a los realizados por el anterior Alcalde en 2016, hace ya seis años, los cuales se hicieron para un objetivo muy distinto, como era la consecución de recursos ante el Ministerio del Interior, y que no incluyeron los estudios de patología más profundos requeridos por una decisión en el tiempo actual.

Y tampoco se acometieron  acciones para evitar el mayor deterioro y el saqueo a que fue sometido el edificio. Hasta aquí ya hay una evidente omisión del Alcalde que ya afectó patrimonialmente al municipio. “Es obvio que lo que no se cuida y lo que no se mantiene o repara tiende a quedar inservible. La alcaldía lo abandonó y está dejando deteriorar a propósito, para tener un pretexto para demolerlo.”, nos manifestó entonces un habitante del sector que nos pidió reserva de su identidad y que ha sido perjudicado por el deterioro que ha sufrido el sector.

Detrimento de $5000 millones para el municipio

Luego de funcionar durante 5 años en el viejo edificio de Telecom, en 2020, la Alcaldía refaccionó un viejo edificio perteneciente al Club Rotario, donde antes funcionó el Puesto de Salud Departamental y propiedad del Club Rotario,  el cual al parecer se le realizaron inversiones de mejoramiento en calidad préstamo o comodato, pero con menor área y espacios comunes y de parqueo disponibles, en comparación con el amplio edificio de la Plaza Roja, el cual en cambio si es de propiedad de la Alcaldía.

Hace un mes el Alcalde Roy García manifestó haber firmado un convenio con el Ministerio del Interior por $4800 millones para los “estudios, diseños y construcción de un Palacio nuevo (CAM) en la Plaza Roja y la demolición del antiguo Palacio Municipal.”

Recibir una camisa nueva no significa que debamos arrojar las usadas a la basura. Para la Alcaldía hubiese sido más benéfico reparar el viejo edificio y construir el nuevo CAM  en otro lugar, pudiendo de esa manera disfrutar de dos edificaciones. Conforme a ello hicimos el siguiente cálculo del probable detrimento patrimonial a que fue sometido el municipio: Con la demolición del Palacio, perdimos la posibilidad de tener dos edificaciones con un valor de $9.644 millones y no una sola que va a tener un valor de $4.644 millones. Es decir, con la acción de demolición, el municipio de El Banco pudo haber perdido aproximadamente $5000 millones, sin contar el valor de uso alternativo y otros conceptos sacrificados con la decisión del Alcalde.

Una historia repetida: el palacio de 1908 y el de 1962

Curiosamente, el edificio de Telecom fue construido en los años setenta, sobre el terreno del antiguo y primer Palacio Municipal del Parque Colón, derrumbado en los años sesenta porque la Alcaldía se trasladó al “entonces nuevo” Palacio de la Plaza Roja. Esa historia de hace sesenta años, estuvo rodeada de una polémica parecida a la de hoy,

El Palacio del Parque Colón había sido construido a finales del siglo XIX bajo el gobierno de José Luis Diazgranados Guillot, quien como Alcalde trajo los planos de Inglaterra, motivo por el cual el modelo aparecía reseñado en la enciclopedia británica dándole un estatus icónico y su reconocida belleza daba el marco al antiguo Parque Colón como plaza central del municipio.

Sesenta años después, en 1966 el alcalde Carlos Alvarado gestionó la construcción de un nuevo Palacio Municipal en la Plaza Roja y propuso demoler el viejo Palacio del Parque Colón, lo que lo llevó a contradicciones con un grupo de ciudadanos liderados por el Abogado Carlos Arturo Diazgranados Villarreal, hijo del constructor y quien también había fungido como Alcalde y Congresista, quienes recomendaban que “aunque se construyese el nuevo Palacio, se mantuviese y reparase el antiguo Palacio para otros usos institucionales, especialmente por la identidad que tenía para el municipio.”

Pero los ánimos se calentaron y el Alcalde Alvarado, alegando el “deterioro” del viejo Palacio del Parque Colón, pero principalmente “por su disputa política con la familia Diazgranados Villarreal”, según manifiestan los herederos de este, terminó demoliendo el viejo Palacio del Parque Colón y unos años después se inauguró el nuevo Palacio Municipal de la Plaza Roja.

En el lote del Parque Colón unos años después fue construido uno de los modernos edificios de la empresa Telecom y el nombre del “Parque Colón” fue reemplazado por “Parque Telecom”.

Es claro que la decisión de demolición del Alcalde Alvarado en 1966, al parecer tomada por simple rencilla política y personal, terminó privando al municipio de tener tres (3) edificios (El viejo Palacio de inicios del siglo XIX que hubiese podido operar como Biblioteca  Pública, el nuevo Palacio de 1966 y el nuevo edificio de Telecom), como proponían los Diazgranados, y no solamente dos (2) edificios (el nuevo Palacio de 1966 y el nuevo edificio de Telecom) como al final sucedió por la decisión del Alcalde Alvarado. Un claro detrimento patrimonial.

Pero en aquellos años no existían entes de control ni gremios para examinar estas decisiones y todo pasó al olvido. Igual que Carlos Alvarado, de quien no existe ni siquiera una placa que lo recuerde como gestor del entonces “nuevo” Palacio de la Plaza Roja.

A partir de allí, el nuevo Palacio de la Plaza Roja empezó a construir su nueva historia. Con un diseño copiado del Centro Cívico de Barranquilla, se convirtió en un referente a nivel regional, pues las Alcaldías de la mayoría de municipios funcionaban en sencillas “casas”, poco funcionales y diminutas, comparadas con la amplia mole de cuatro pisos del edificio de la Alcaldía de El Banco, que albergaba un enorme auditorio para el Concejo Municipal, dándole en esa época un “aire de ciudad” a El Banco.

Ni siquiera la Alcaldía de Valledupar contaba con un edificio público de estas características y apenas en los años setenta la Gobernación del Cesar construyó uno similar para su recién creado departamento. En años posteriores el área del Palacio de la Plaza Roja se amplió hacia un nuevo edificio de la Biblioteca Municipal, hoy en día anexado al Hospital del Municipio.

 

Hasta que en 2015 aparecieron los agrietamientos en su planta inferior que llevaron a mudar la Alcaldía en arriendo al, ahora viejo, edificio de Telecom entre 2016 y 2020, curiosamente, volviendo la Alcaldía a su sitio original reclamado por los Diazgranados hace sesenta años. Es como la repetición de la “historia en redondo” descrita por Úrsula en cien años de soledad.

Hoy con la demolición del Palacio se escribe otra historia más de las decisiones erradas de El Banco, como la  narrada en cien años de soledad por Gabriel García Márquez: «Úrsula confirmó su impresión de que el tiempo estaba dando vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio (…) un engranaje de repeticiones irreparables.”

 

Las preguntas que quedan en el aire son:

  1. ¿Por qué el alcalde Roy García nunca contrató nuevos estudios para justificar la demolición que hoy realizó?
  2. ¿El abandono a que se sometió al Palacio, incluso dejando que los ladrones robaran sus partes, aumentó su deterioro?
  3. Considerando que a Soledad-Atlántico su reciente CAM le costó más de $15 mil millones y para El Banco apenas hay prometidos $4.400 millones, ¿La nueva inversión, compensará el valor arquitectónico y el espacio brindado por el antiguo Palacio?
  4. Aun así ¿No era más lógico recibir la nueva inversión del CAM y reparar y mantener el antiguo Palacio? ¿No era mejor tener dos bienes que uno solo?
  5. ¿Sufrirá esta decisión el mismo abandono de obras como el malecón-muro de contención, hoy abandonado?
  6. ¿Los entes de control va a investigar el probable detrimento patrimonial ocasionado al municipio por esta decisión y la omisión de hacer los estudios pertinentes de parte del alcalde?
  7. Ante la evidente indiferencia de la ciudadanía Banqueña ante estos temas ¿existe cultura cívica en El Banco?

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[1] Fuente: Canadian Standards Association, 2001; Australian Building Codes Board, 2006; International Standards Organization, 2000