Columnistas
Tras un mejor presente y superior mañana

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
Se suceden golpes tras golpes, daños, adversidades, emergencias, crisis, asuntos, demás otros eventos y pareciera que nos tienen sin cuidado y no se quisiera aprender de tales situaciones. No tenemos en cuenta que todo cuanto en la vida acontece debe dejarnos una enseñanza; o mejor, dejan de hecho enseñanzas, mismas que invitan a que observemos con cuidado las cosas, los asuntos y nos demos cuenta que no todo es blanco o negro. A ser más prudentes y empáticos con los demás. Evolucionar como persona. Entender lo relativo. Pensar y repensar lo que sucede y nos sucede. Otear el horizonte. Percibir el entorno. Superarnos y ayudar a superar lo no superado, qué si bien puede ser tomado como una perogrullada, nos ha conducido a la polarización, y de no ponerle coto, nos conducirá al abismo. No analizar lo cual, nos llevará a consecuencias de pronto irreversibles. De ello no se trata, sino de salir todos avante.
No nos llegan buenas noticias dice la gente, y agregan que se nos convirtió ello en artículo de lujo, en ejercicio de fe. Qué no hay cordura. Qué navegamos en aguas turbias y turbulentas sin dios, sin ley y sin Santamaría. Qué no hay tampoco consuelo para los males que están padeciendo nuestros pobladores. Qué no se convoca. Qué se improvisa y actúa al garete y por capricho. Con arrogancia y tiranía. Qué se mantiene con promesas, ilusiones, atemorizada y sumisa a la gente. Qué lo baladí es lo primero. Qué lo importante es esperar hasta que San Juan agache el dedo, como reza el refrán popular. Qué no se dicen verdades. Qué nada se cumple. Qué todo se trastoca.
La gente ve impávida como todo se maneja mal y peor. Los detentadores del poder todo lo pasan por el arco del triunfo de sus propias conveniencias. No les importa la suerte de sus dirigidos. Se justifica lo injustificable, con lo que se demuestra que de ética no entienden ni les interesa. Capaces son de actuar de la peor manera sin importarles el destino de los demás, mientras aparentan tener sentido de buen gobierno.
Muchos gobernantes del país ante lo precario de su mandato vienen deslizando en los últimos días y con prontitud, catálogos de ideales soluciones. Tener la osadía solo de plantearlo, cuando sabemos bien que lo que proponen y anuncian es irrealizable por una y más razones, ya es grave; y seguirles creyendo sus embustes, es de orates. Se da uno cuenta qué como ciudadanos, interesa actuar. Servida está la oportunidad. En marcha se encuentran los inconformismos. No podemos seguir por la vida cual eunucos mentales, viendo pasar ante nosotros como se van diluyendo una y más cosas, uno y más asuntos.
Se trata de que en adelante tengamos nuestra propia hoja de ruta ciudadana. Que participemos activamente en todo cuanto como ciudadanos nos compete. Ser veedores. Que no sea la mejor estrategia ver la vida pasar. No más inactividad. No más una mayúscula incapacidad. No más dejar hacer, dejar pasar. Mejoremos como ciudadanos. Enderezar nuestro rumbo debe ser la gran misión. Comprendamos que nadie hará real y verdaderamente nada por nosotros, si no lo hacemos nosotros mismos. Preparémonos para ser más nosotros por favor. En nuestras manos está el porvenir de todos.
