Columnistas
Política económica para dummies: Benedetti vs Sarabia
Por: Mauricio Díaz-Beltrán
¿Qué tiene que ver la política con la economía? Todo. O nada. Claro que el que la política no tenga que ver nada con la economía sin duda apunta a ser una excepción y no una regla. Véase entonces el país excepcional en el que vivimos: mientras el Gobierno sufre la mayor crisis política que ha atravesado, la cual incluye la remoción del embajador en Venezuela y de la jefe de gabinete, Armando Benedetti (El Tigre) y Laura Sarabia, presuntas interceptaciones ilegales a la niñera de la exjefe de gabinete, otrora empleada de Benedetti, quien solía volar en chárter a Caracas (antiguo lugar de residencia del exembajador) y es la principal sospechosa del robo de 150 millones de pesos en la casa de Sarabia, y el extraño suicidio de un coronel de la Policía implicado en el tema, la economía marcha mejor que nunca.
En el primer trimestre del 2023 la economía colombiana creció un 3%. Así mismo, según el más reciente reporte del DANE, el desempleo ha disminuido significativamente, acercándose a un dígito, y la inflación parece haberse detenido, además, el peso ha experimentado un progresivo fortalecimiento: ayer, 14 de junio, el dólar cerró a $4.177, uno de los niveles más bajos registrados no sólo en lo corrido del año, sino desde agosto del año pasado. Encima, las cifras de recaudo tributario también están en su mejor momento, para abril alcanzó $95,95 billones de pesos, lo que significó un incremento de 28,7% frente al año inmediatamente anterior. Algunos malintencionados explican lo anterior como resultado de las dificultades que enfrenta la administración Petro para hacer aprobar las reformas al sistema de salud y al sistema pensional, y también a las normas laborales. Pero esto no es verdad. Más creíble sería decir que obedece a la suerte embrujada que aquellos chamanes amazónicos arrojaron sobre las cabezas del Gobierno en aquel inédito día de la “posesión simbólica”, o, para convencer a los más escépticos, que obedece a la dinámica propia de ciclo económico inherente a las economías de mercado, algo así.
A la postre, dos cosas quedan demostradas por la fuerza de la evidencia: 1. el pronóstico nefasto que los gurúes criollos de la economía auguraban con la llegada del Gobierno del Cambio: inflación y desempleo a la venezolana, crisis económica sin precedentes y caos institucional casi apocalíptico, resultó siendo precisamente lo que la razón le acusaba ser: una maliciosa retórica discursiva proveniente de los consabidos sectores políticos de derecha y de extrema derecha con los que cargamos en este país. Y 2. al mercado (y a la economía), le tiene sin cuidado lo que salga de la boca de Benedetti o los millones que se le pierdan a Laura Sarabia; al mercado no le importa que los niños en La Guajira se mueran de hambre o que los jóvenes del Chocó tengan mucha más probabilidad de ingresar a las filas de una banda criminal que a la educación superior, ahora le va a importar un lío de egos entre una aprendiz de política y un barranquillero espantajopo. Eso le importa es a Vicky Dávila.