Columnistas
Propongamos
Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
Necesitados estamos de políticas públicas para la ciudad y el departamento. Propuestas de ciudadanos libres, que se representen a sí mismos y a nadie más, pero unidos, y es el caso, por un inquebrantable amor a nuestros terruños y quieran unas unidades más justas, incluyentes, seguras, sustentables, sostenibles y democráticas; en fin, unos entes geográficos mejores para las generaciones presentes y por venir; mismas que cuenten con la intervención de académicos, expertos, líderes sindicales, empresariales, sociedad civil toda, y busquen ubicarse por encima de los partidos políticos, pero a la espera que éstos consideren las soluciones propuestas frente a los inmensos retos que enfrentamos y presenten a la ciudadanía alternativas y soluciones viables a nuestros problemas, al tiempo que se nutran de las realistas sugerencias y soluciones consignados en los distintas pronunciamientos para que alimenten sus ofertas políticas.
Requerimos una nueva visión de ciudad y departamento, que parta de los valores esenciales de una sociedad democrática moderna, donde se protejan derechos humanos, Estado de Derecho efectivo, libertad de expresión y asociación, elecciones libres y periódicas e igualdad de género, entre otras. Afianzar, fortalecer y profundizar nuestra democracia y aupar porque el Estado mejore la seguridad pública, la impartición de justicia y destierre corrupción e impunidad.
Propuestas sobre cómo alentar desarrollo, progreso, sostenido crecimiento económico, bienestar e integral prosperidad, lo mismo que cómo crear los empleos y trabajos dignos, duraderos y bien remunerados que demandan cientos de miles jóvenes nuestros. De la misma manera, que contengan lineamientos para mejorar la calidad de vida de nuestra población con mejor alimentación, salud, educación, vivienda, igualdad de género, y acceso al agua potable, energías no contaminantes, la construcción de comunidades y ciudades sostenibles, reducción de las desigualdades y el cuidado del ambiente.
Somos una ciudad y un departamento diversos enriquecidos por ello como territorios, una de las razones mejores por las cuales tenemos que ser mayormente incluyentes, donde quepamos todos, con políticas públicas de vanguardia dirigidas a la inclusión de personas con discapacidad, niñez, juventud, personas mayores y etnias. Ante todo y frente a todos, se impone el compromiso con la promoción activa del desarrollo sostenible. Soportar el desarrollo en la preservación de los recursos naturales para las generaciones por venir. Acelerar la transición hacia energías limpias (eólica, solar, geotérmica). El desarrollo no puede ser a costa de la destrucción del ambiente, importando cumplir los compromisos de reducción de emisiones de gases efecto invernadero.
No somos ciudad y departamento islas. Gran parte de nuestro desarrollo depende de los lazos económicos y sociales que tengamos, proyectemos y consolidemos con otras regiones. Somos una potencia geográfica, económica, comercial, demográfica, cultural y turística que enfrentamos retos tales como pobreza extrema, crimen organizado, rezagada educación y una salud en franca decadencia. El mundo actual presenta grandes oportunidades y riesgos para nuestro desarrollo. Presenciamos una transición histórica. Se reacomodan las fuerzas globales. Se multiplican los conflictos en todas las regiones. La ONU y otras organizaciones internacionales muestran insuficiencias estructurales para mantener la paz y la estabilidad. Se extienden el crimen organizado, el terrorismo y otras amenazas no tradicionales a la paz, el desarrollo y los derechos humanos. Aumenta la destrucción de la biodiversidad y son cada vez más acuciantes, cambio climático, intensas olas de calor, sequías prolongadas e inundaciones.
Entender que los cambios geopolíticos globales también representan la posibilidad de atraer inversiones propias y foráneas sin precedentes, crear empleos decentes, ampliar la influencia regional y nacional, convertirnos en socios indispensables de la comunidad de naciones. Si aprovechamos los cambios en nuestro favor, tendremos bases más firmes para luchar por la paz, el desarme, la estabilidad, el desarrollo sostenible y los derechos humanos de todas las personas, en todo el mundo, y combatir mejor al crimen organizado y otras fuerzas antiestatales.
Para aprovechar esos cambios, fundamentados en nuestros tradicionales principios y valores, requerimos una política que persiga objetivos definidos del corto al largo plazo que nos genere beneficios concretos y tangibles para la población. Una política que aproveche las oportunidades, prevenga los riesgos innecesarios y contribuya a las mejores causas de la humanidad. Una política que nos una y vele por los intereses superiores de nuestros hijos y sociedad entera.