Columnistas
Sindéresis y más sindéresis
Por Rubén Darío Ceballos Mendoza
Van a requerir Santa Marta y el Magdalena si aupar progreso quieren en todos los sentidos y en todos sus niveles, políticos, servidores públicos, líderes y dirigentes razonables, capaces, inteligentes, renovadores, innovadores, visionarios, decentes, que sí los hay, y sobre todo, que desde el espíritu y sentimiento de pertenencia, impulsen, como debe y tiene que ser, y no de otra manera, el porvenir en positivo de nuestros territorios y comunidades.
Es este un llamado a la sensatez, al buen juicio, a ver si por fin ventilamos con aire fresco un mejor futuro para todos, que no sean más nuestras unidades territoriales campos minados de desidia, corrupción, dejadez, obsolescencia, anquilosamiento, violencias, atrasos, inutilidades, sino que nos adentremos en la comprensible tentación de dar un giro que prometa ahora sí y en verdad, los cambios y positivas transformaciones que necesitamos tanto, so pena de seguir inmersos en la mar de los malos y peores índices que traducen desarrollo, bienestar e integral prosperidad.
Bueno es que apelemos a los hechos, que cuenta nos demos de nuestro nada que ver, que salir debemos del lugar común, de la misma vaina, de la palabrería e insulsa perorata, del fastidioso bla bla bla, de lo impreciso, imprevisto e improvisado. Que importa revisar la evidencia, ajustarnos a lo tangible. Ser optimistas racionales, pero también tener un grado, al menos mínimo, de escepticismo. No se trata de actuar por impulsos, ni maniqueísmos, sino con los pies en tierra planificar lo que se debe sobre la base cierta de las propias realidades, necesidades, así como de las sólidas y bien fundamentadas demandas poblacionales.
Requerimos unas administraciones en lo municipal y departamental real y verdaderamente renovadoras. Que traigan avances. Que no se muestren autoritarias, insufribles, prepotentes ni displicentes. Que no sientan desprecio por los ciudadanos, especialmente quienes los cuestionan. De la misma manera necesitados estamos de una sociedad civil consciente del papel rector que le corresponde y en consecuencia se protagonista desde la participación activa en ámbitos de democracia.
No, no queremos más embuchados, embaucadores, populistas, mentirosos, agrandados, sino de renovadores y ejecutores de buenas políticas, focalizados en la inversión social, en todos los planos del desarrollo, el crecimiento, lo ético y lo moral. Requerimos pensar en grande y tener grandeza.