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Columnistas

Un dañoso populismo

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

Algunos, verdad sea dicha, cansados en su decir de malas administraciones,  aplaudieron en su momento y por tres períodos consecutivos la llegada a nuestra administración municipal de lo que se constituyó en contexto demagogo y populista en una nueva fuerza política en la ciudad, al cabo de las cuales comprobaron arrepentidos un gran número de afectos, que resultó a la postre peor el remedio que la enfermedad, sin que ello quiera decir, ni mucho menos, que bajo punto de vista alguno se quieran justificar las malas o peores administraciones, en el aserto que deben ser las administraciones públicas dechados de virtudes en todo sentido, como concebidas están de conformidad con su razón original de ser y ante ello no debemos ni podemos ser indiferentes.

Requerimos los samarios de esta nueva administración, que se rompan malsanos paradigmas, se transite por lo mejores caminos, desvirtuados sean todo atisbo de demagogia, populismo y apoyos clientelistas, celo extremo con los sagrados recursos públicos, invitar a invertir, apoyarse en los empresarios y la cooperación internacional, entre otras muchas gestiones que es necesario desplegar de manera importante y con urgencia suma.

No puede nuestro alcalde dejar que nos sigamos erosionando en todo sentido, ser más de lo mismo, ni que nuestra economía continúe haciendo agua. Interesa para todos, una economía pujante, una administración fundamentada en una eficiente gestión pública, ir tras las ayudas que menester fueren, solicitar que grandes inversionistas nacionales y extranjeros se vinculen a su hacer gubernamental; y, aunque no culpó a gobiernos pasados ya que la historia se encargará de ponerlos en el sitio que les corresponde y que desde ya sabemos no es nada envidiable a juzgar por sus resultados, queda claro que las que han hundido a nuestra ciudad fueron esas absurdas políticas socialistas de corte populista que durante tres períodos nos gobernó, la hizo añicos y creo al respecto con cifras en mano, que no hay nada que discutir.

Tarea inaplazable es transformar y consolidar con un bien dispuesto equipo de trabajo cercano a su gente, una ciudad pujante, bien administrada, mejor gestionada y cada vez más hermosa, renovada, segura, iluminada, urbanamente estética, dotada medioambientalmente, moderna, innovada, en avance y mejoramiento permanente y continuo, en lo que se impone reaccionar, jalonar juntos con sentido de pertenencia y calidez humana por ese camino, alertar sobre las incertidumbres y el deterioro en los temas esenciales de ciudad, agitar banderas sociales y populares, actuar con coherencia y verdad, avanzar en aspectos fundamentales para la calidad de vida de los ciudadanos con cero corrupción, lo que nos obliga a estar vigilantes y denunciantes, en la certeza que los recursos públicos son limitados, pero también sagrados y hay que cuidarlos, optimizarlos, nunca malgastarlos en desinformación, populismo y agendas políticas propias, ya que el cuidado de lo público nos debe convocar a todos y es nuestra responsabilidad comprometernos para que esté bien administrado, toda vez que de su buen manejo depende nuestro bienestar y el progreso de la ciudad.

Es sacar lo mejor de cada uno, reflexionar sobre lo que tenemos que hacer mejor, actuar sobre la coyuntura, reordenar el rumbo, aprender para el largo plazo. Santa Marta nos necesita para proteger el patrimonio de capital social que, desde la confianza tenemos que construir de consuno, defender y promover una forma ética de construir sociedad, respetuosa de la ley, colaborativa y participativa, propugnar por un tejido emprendedor consciente de su compromiso con nuestro desarrollo, alentar nuevos liderazgos representativos y diversos, propender por mayores diálogos y más riqueza cultural.

El llamado es desde nuestras necesidades y potencialidades, superar las dificultades, nada de desfallecer y nunca más consentir una ciudad gobernada con resentimientos ni autoritarismos, desfalcada en sus recursos públicos y mal administrada, sino próspera en todas y cada una de sus aristas.