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¿Qué tiene que ver el cayeye con el kimchi?

Por : Wesley Campo
Es la pregunta que, jocosamente, recibí hace unos días después del viaje del alcalde a Corea del Sur. No pude evitar reflexionar sobre ello y por lo que aquel país significa a nivel de desarrollo. Además de ser el país de origen de los K-Pop, la música que escuchan los pelaos, hace parte de los cuatro tigres asiáticos y, aunque sean dos territorios dispares en términos de tamaño, población e historia, vale la pena analizar las prácticas que llevaron a cabo para ser un país desarrollado.
El lienzo es similar, los trazos deben ser diferentes. La planificación económica es un factor fundamental. Santa Marta, al igual que el tigre asiático, debe pensarse por planes cuatrienales a largo plazo con la meta del 2040 para lograr el desarrollo de economías sostenibles y, por ende, mejorar la calidad de vida de los samarios:
El primero cuatrienio enfocado en turismo y comercio: diversificar la oferta y mejorar la estructura turística, fortalecer el comercio local, atraer inversión internacional y promover la exportación de productos locales.
El segundo cuatrienio enfocado en industria y agricultura: desarrollar y atraer empresas para las zonas industriales, capacitar mano de obra, modernizar la agricultura, promover la producción de alimentos y la compra local.
El tercer cuatrienio enfocado en infraestructura y educación: Mejorar la infraestructura vial amplia cobertura de servicios públicos, promover la inversión en infraestructura verde, mejorar la calidad educativa, ampliar la cobertura y promover educación técnica y profesional.
El cuarto cuatrienio enfocado a salud: mejorar la calidad de la atención médica, ampliar la cobertura y promover la prevención de enfermedades. Al igual que en todos los cuatrienios, consolidar y revisar los anteriores.
Todo esto se puede hacer solo con estabilidad política. Este es un reto grande, sobre todo en territorios de conflicto combinado con violencia, como el nuestro. En Santa Marta urgen instituciones políticas fuertes que sean transparentes y que combatan la corrupción con mecanismos de control y seguimiento, urge fortalecer la presencia del estado en las zonas rurales, urge fomentar la cultura del respeto por las normas, la cultura ciudadana y urge que la esperanza sea la que predomine.
El cayeye y el kimchi tienen divergencias: la primera aun lucha por consolidar políticas públicas sostenibles, mientras que la segunda ya lo ha hecho y fue unos muchos pasos más allá. No tengo dudas en que con disciplina, trabajo duro y con educación podremos hacer que el cayeye esté a la altura del kimchi. Estas grandes transformaciones no pasan de la noche a la mañana. Un esfuerzo colectivo desde lo público, desde lo privado y desde la ciudadanía es necesario. Necesitamos implementar estrategias que tengan bases sólidas en la evidencia, que ya hayan funcionado para poder convertirnos en un faro de desarrollo y progreso en Colombia y el caribe. El desarrollo está más cerca de lo que creemos, solo necesitamos una ruta clara y Corea del Sur nos la está dando.
