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Con la ampliación de la vía gana el transporte de carga, los pasajeros y la región

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Un carril más en ambos sentidos de la calzada y el mejoramiento de la capa asfáltica permitirán el aumento de la velocidad de rodamiento, disminuyendo el tiempo de recorrido y también los costos de la operación logística, mejorando la rentabilidad de las empresas, transportadores de carga y ciudadanos del común que transitan a diario por el corredor Santa Marta-Barranquilla.

Por: Víctor Rodríguez Fajardo

Desde épocas inmemoriales se tiene conciencia de la importancia de las vías en el desarrollo de los estados. Baste mencionar, como referencia, la relevancia que tuvieron los ‘caminos’ en la construcción del portentoso Imperio Romano. Hoy, ya no se necesitan para el transporte de soldados, sino para dinamizar la movilización de mercancías hasta los puertos y de los puertos a las empresas y de estas al consumidor final.

La logística no es el único segmento que se beneficia con el mejoramiento, ampliación y mantenimiento constante de las vías, sino que también sacan provecho todos los que se movilizan por ellas. Asimismo, esta infraestructura propicia, promueve o impulsa el desarrollo de los entes territoriales donde se ejecuta.

Sin embargo, la realidad del país no es la mejor en ese sentido, muy a pesar del esfuerzo titánico que se viene haciendo desde los años 90s con la apertura económica. Es claro entonces, que en ese aspecto Colombia sigue teniendo dificultades: un poco más de la mitad de los costos de la operación logística se destina básicamente a servicios de transporte. La razón principal de esto es sin duda el rezago y el mal estado de la infraestructura vial existente.

El estado a veces deplorable de las vías, muchas ellas, diseñadas y puestas en funcionamiento hace más de 40 o 50 años, aunado a los problemas de índole social que arrastran consigo los territorios de influencia, hace que el tráfico por algunos sectores sea complicado.

Precisamente, la zona que se pretende intervenir en el marco de la APP Ruta Magdalena Sierra Mar, tiene muchos de esos componentes. Sirva como ilustración de ello las cuatro veces que en menos de un año la Gobernación del Magdalena ha tenido que militarizar la vía para restituir el tráfico por este importante corredor. También, sean tenidas en cuenta por el lector las innumerables protestas que se presentan en la zona, la cuales, las más de las veces, terminan en bloqueo de la vía.

Durante los días más movidos de la pasada Semana Santa, yo mismo estuve en medio de una protesta en la vía que duró más de cinco horas, es decir, con frecuencia, a pesar de la vía, la distancia que une a Santa Marta con Barranquilla se alarga en el tiempo, casi que igualando las 6, 7 y hasta 8 horas que duraba ese trayecto cuando había que cruzar desde el Magdalena hasta el Atlántico en ferri.

Por eso, desde esta tribuna aplaudo la iniciativa gubernamental que busca, a través de una alianza con sector privado, no solo acortar los tiempos de desplazamiento de una ciudad a otra, sino también, modernizar la actual infraestructura. Como advertí en un artículo anterior sobre el mismo tema, el proyecto de la vía contempla o plantea soluciones a los cuellos de botella que se presentan con frecuencia en sectores críticos como las entradas a Ciénaga y Sitio Nuevo. Importante indicar en este punto que las vías concesionadas suman en total 151 kilómetros.

También dijimos en su momento que contará con nueve unidades funcionales. La intervención de estas, contempla el mejoramiento de las condiciones en las que se encuentran actualmente la Intersección Mamatoco; Vía Alterna al Puerto; sector Alcatraces – Mamatoco; Once de Noviembre – Minca;  Minca – La Tagua y la carrera 4a del Rodadero.

Con el mejoramiento de las condiciones de la infraestructura vial y la rápida respuesta a las demandas del servicio, el concesionario propiciaría más velocidad de desplazamiento y reducción de la accidentalidad, muchas veces producto del deterioro de la capa asfáltica. Este desarrollo en las condiciones para el desplazamiento del transporte repercute de manera directa en los costos del mismo y la rentabilidad de las operaciones comerciales que se realizan desde y hacia los puertos ubicados en la vía.

Documentos técnicos del proyecto, expuestos en varios escenarios, precisan que el contrato no solo versa sobre la operación y mantenimiento de la infraestructura a construir, sino que exige que para cada una de las intervenciones se realicen los Estudios de Trazado y Diseño Geométrico, los Diseños de Detalle, y la Gestión Predial para la ampliación de la vía existente.

Este último punto supone la virtual anexión de algunas secciones de Pueblo Viejo actualmente destinadas a vivienda y servicios de comercio, así como también, la reubicación casi total de Tasajera, para lo cual han propuesto una amplia gama de proyectos compensatorios que serán objeto de análisis en otra oportunidad.

Se incluye también dentro de esta gran intervención, la reconstrucción de infraestructura en este momento obsoleta y que debe ajustarse a los diseños de la nueva vía, a saber: Puente a desnivel ubicado en el sector de Palermo (K2+520); Puente la Barra ubicado en el sector de ciénaga Barra (K53+050) y Puente la Virgencita ubicado en el sector de Ciénaga (K58+120).

En lo referente a obras civiles, se comprometen a cambiar la señalización, construir alcantarillas de cajón y tubo donde sea necesario, cunetas, bordillos, canales en tierra, alcantarillado, acueducto tubería de conducción, redes eléctricas de media y baja tensión, obras de paisajismo, separador central e instalación de iluminación fotovoltaica.

Los contratos de este tipo siempre tienen una cláusula donde se obliga al ejecutor de la obra a vincular dentro de la mano de obra, un gran porcentaje de habitantes del área de intervención. Atendiendo a que estos proyectos son de larga duración, la vía podría contribuir de ese modo a cambiar la situación socioeconómica de un grupo importante de personas que habitan ese deprimido sector del departamento del Magdalena.

Vincular laboralmente a pobladores de los municipios y corregimientos que atraviesa la vía, desincentivaría las constantes protestas y acciones casi vandálicas que se presentan con frecuencia, alterando no solo el orden público sino también el tráfico. El proyecto de reubicación de Tasajera también impulsaría este objetivo.

El concesionario asume una responsabilidad histórica, consistente, casi en la reversión de los efectos negativos que una pasada intervención produjo en la economía de esas poblaciones, por eso estaremos vigilantes de que se ejecute a cabalidad lo proyectado, más aun, cuando lleva implícito el cambio radical de la vida de muchas personas.

Pdta.: En una próxima entrega precisaré en qué consiste el proyecto de reubicación de Tasajera, corregimiento que se verá afectado por el trazado de la nueva vía, la cual al ampliarse en dos carriles ocuparía una parte importante de esa población. Solo diré que los diseños fueron hechos por la Sociedad Colombiana de Arquitectos y ajustados a las condiciones del sector.