Columnistas
Los impuestos: el precio de la civilización
Por: Hans Christian Rangel
El deseo de no pagar impuestos es tan antiguo como la civilización misma. Nadie quiere dar de lo que tiene o considera que es injusto dar una parte de su trabajo. Cuenta la Biblia que ante la pregunta que si es licito pagar tributos al emperador de Roma, Jesús el profeta de la religión cristiana, hoy con más de 2.400 millones de creyentes en el mundo, respondió: ¡Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios! Con esto le indicó a quienes lo escuchaban que debían cumplir con sus obligaciones tributarias al gobierno de Roma.
Hoy, más de dos mil años después, el dilema sigue siendo el mismo. Los grandes capitales en el mundo, hacen todo lo que este a su alcance, para evadir o eludir el pago de impuestos. En las reuniones anuales de organizaciones mundiales como la ONU, la OCDE y el G20 el tema de la cooperación tributaria internacional entre Estados para poder gravar las grandes riquezas, ha sido prioridad en las agendas. El problema está sobre diagnosticado: Los Estados pierden miles de millones de dólares porque las grandes multinacionales, hoy principalmente las empresas tecnológicas, trasladan sus utilidades empresariales a paraísos fiscales para no tributar en las naciones donde se originan sus ingresos, afectando principalmente a los países subdesarrollados.
De acuerdo al reciente estudio del Observatorio Fiscal de la Unión Europea, los multimillonarios de todo el mundo tienen unos tipos impositivos efectivos muy bajos, de entre el 0% y el 0,5% de su patrimonio. Y que un impuesto global sobre el patrimonio de apenas el 2%, para aproximadamente 3.000 personas súper ricas, recaudaría unos 250.000 millones de dólares al año. Un cuarto de billón de dólares anuales que serviría por ejemplo para combatir el cambio climático que hoy amenaza a la humanidad.
¡Los problemas globales necesitan respuestas globales! Afirma el historiador Yuval Noah Harari en su famoso libro 21 lecciones para el siglo XXI, refiriéndose que ante retos como el cambio climático se necesita del concurso de la comunidad mundial para su solución. Dejar de emitir 51 mil millones de toneladas anuales de gases causantes de efecto invernadero al año costará miles de millones de dólares. Y esos recursos deben recaudarse para salvar la supervivencia de la especie.
La ONU ha avanzado un poco en esa dirección. A la propuesta de la Convención Marco sobre Cooperación Fiscal Internacional, que se votó en su Asamblea General en noviembre de 2023, si bien la mayoría de países votó a favor, en una histórica decisión de 125 votos a favor, 48 en contra y 9 abstenciones, llama la atención que los Estado más ricos del mundo, votaron en contra, por lo que siguen promoviendo que sus multinacionales no paguen impuestos en ningún rincón del globo terráqueo.
Vale la pena recordar el pensamiento del juez supremo Wendell Holmes, cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos en histórica Sentencia 275 US 87 (1927) resolvió el caso Compañía General de Tabacos vs Recaudador de Rentas del Estado Filipino. Para ese entonces, Filipinas estaba ocupada por los estadounidenses quienes le compraron el archipiélago a España y la tuvieron hasta 1946.
El caso fue que una empresa española tabacalera con licencia para hacer negocios en las islas Filipinas, aseguraba sus mercancías con una empresa de Londres y pagaban el tributo de los seguros vendidos en sus casas matrices. El fisco filipino le cobró impuesto sobre la prima de seguro por lo que la compañía tabacalera demandó al Estado, teniendo como resultado en el litigio que el Tribunal de Filipinas confirmara el impuesto cobrado.
Este mismo Tribunal concedió un recurso de “certiorari” para que el caso fuera conocido por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, en la que el juez supremo Wendell Holmes manifestó: Es cierto que toda exigencia de dinero por un acto es un desaliento en la medida del pago requerido, pero lo que, en su inmediatez es un desaliento puede ser parte de un estímulo cuando se lo ve en su conexión orgánica con el todo. Los impuestos son lo que pagamos por la sociedad civilizada. Y confirmó la decisión del Tribunal Filipino.
Adicional, sobre la facultad de un Estado para gravar la actividad económica de una empresa extranjera que opera en su territorio manifestó: El resultado de defender la acción del gobierno es justo. Cuando grava los seguros nacionales, puede razonablemente esforzarse en no dejar escapar el seguro extranjero. Si no discrimina a estos últimos, naturalmente no quiere discriminar a los suyos.
¡Pagar impuestos es el precio de la civilización!, y mientras los Estados del mundo no sean capaces de gravar el gran capital trasnacional, seguirá aumentando la gran desigualdad que aqueja a la humanidad y que hoy representa uno de los mayores problemas del mundo. Como dijo el Nobel de Economía Joseph Stiglitz en su bestseller “El precio de la desigualdad”: el 1% de la población tiene lo que el otro 99% necesita.
Necesitamos volver al pensamiento del juez supremo Wendell Holmes. La humanidad necesita entender la necesidad de pagar impuestos quien tenga capacidad para hacerlo, porque de otra manera no habrá humanidad misma. Darle al Cesar sus impuestos y a Dios sus oraciones.