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Columnistas

Que la realidad, realidad sea 

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Por: Rubén Ceballos Mendoza

Que la realidad sea realidad y nunca más incertidumbre, confusión ni engaño. Decirle al pueblo las verdades. Enterarlos de la necesidad de ir con su apoyo y de alguna manera hacia un conveniente bienestar social, sin necesidad de venderles una falsa narrativa, ya que está visto que no todo vale, puesto que al fin y al cabo todo se sabe, todo se conoce, como se están empezando a saber y conocer los desaciertos, desmanes y desafueros de los tres gobiernos anteriores de los que fuimos víctimas en la ciudad.

Lo cierto es que vivimos una especie de distopía o representación ficticia de una sociedad con características negativas causantes de alienación, difícil de asimilar y en la que ni en los peores imaginarios hubiésemos esperado tener que transitar. Duros y sin norte cierto estos tres cuatrienios de nuestra existencia citadina, en los que no se alcanzaron avances de valía, tampoco crecimiento, recuperación económica mente, ni altos niveles de bienestar social. Sí, mucho autoritarismo, improvisación, demagogia, populismo y demás otros desaciertos y desafueros que no nos permitió alcances superiores, ni el acceso a mayores como definidos logros y realizaciones.

Dura lección de inoperancia e inseguridad en estos pasados doce años. Huérfanos estuvimos de los integrales progresos que solo los buenos gobiernos brindan a sus asociados. Vivimos retrocesos, mismos que aspiramos nunca más se repitan. Necesitamos una ciudad baluarte en valores democráticos, políticos, económicos, productivos, competitivos, ambientales y sociales. No más seguir dándonos tiros en los pies cediendo sin rechistar las directrices que mejores pueden ser para nosotros todos en cabeza de advenedizos que considero pasaron para nunca más volver por la administración municipal, por lo que invito a rodear a este nueva administración desde la participación activa en sustancial provecho ciudadano y comunitario.

Avanzar, impulsarnos, potenciarnos, construir nuevas rutas, convertirnos en un territorio vanguardista, pujante, donde aumentado sea considerablemente bienestar y prosperidad poblacional e institucional, donde no se distraigan los presupuestos en ninguna de sus áreas, Saber que todo desvío presupuestario afecta notable y grandemente a la población que siente seriamente esa distracción que a la postre se convierte en constante amenaza y real como verdadero peligro que nos acecha.

De distintas maneras queremos el bienestar Social, entender y comprender que no hay que comprar falsos relatos, puesto que está visto que no todo vale. Importa desde ya un cariz más favorecedor para mantenernos activos en la búsqueda y procura de las mejores soluciones, como la mejor manera de alcanzar esencialidades de progreso en ruta a la consolidación de una mejor y superior ciudad.