Editorial & Columnas
Crónica de una tragedia anunciada

Por: Iván David Correa
Hoy los samarios amanecemos con noticias nada más fáciles de asimilar, que muchos de nuestros coterráneos lo perdieron todo debido a un aguacero tremendamente inusual y fatídico, en cuatro horas cayeron sobre la ciudad 165 metros cúbicos de agua, lo que equivale a lo que cae normalmente en un mes de octubre, el mas lluvioso del año, lluvias que cada vez serán menos extrañas debido al cambio climático y que causaron enormes daños en el norte, centro y oriente de Santa Marta. Personas que perdieron sus vehículos, enseres, electrodomésticos, todo lo que tenían en sus casas y locales comerciales, hoy nos acongoja y nos mueve el corazón, moviendo la solidaridad y el sentimiento de ayuda de los samarios que se han sabido reponer en el pasado de las tragedias, un aguacero que no dejaba tanto impacto desde el 14 de diciembre del año 1999, es decir, desde hace 25 años no se presentaba un hecho similar.
Sin embargo, estos daños y afectaciones tienen un origen estructural. Santa Marta tiene una geografía particular, a pesar de ubicarse al nivel del mar y de ser un valle ubicado en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, tiene como guardianes de la ciudad los cerros que son una extensión, precisamente de la Sierra Nevada, los cerros bordean la ciudad de norte a sur, de oriente a occidente y son precisamente los cerros los que han generado la mayor cantidad de afectaciones en el día de ayer. Desde la segunda mitad del Siglo XX, la ciudad ha experimentado fenómenos de urbanización ilegal sin control en los cerros de la ciudad, sin ningún tipo de planeación y sin un sistema de alcantarillado ni de drenaje pluvial, es decir, es un fenómeno que tiene no menos de 60 años, sumado a esto, desde la década del 2010, esta urbanización se ha incrementado a niveles increíblemente altos, afectando las salidas de agua natural o escorrentías de los cerros de la ciudad, taponando las salidas de agua, provocando cuando suceden lluvias como las que sucedieron en el día de ayer, inusualmente altas casi monzónicas, que el flujo de escorrentías se convierta en verdaderos arroyos y avalanchas que destruyen todo a su paso, precisamente, por el taponamiento de las salidas de escorrentías, así como el continuo taponamiento también, de humedales y lagunas de inundación por toda la ciudad, como sucedió en los linderos cercanos al Parque del Agua y de la Universidad Cooperativa de Colombia, otrora llanuras inundables, hoy urbanizadas que provocan sendas emergencias como la de ayer.
Como lo he dicho anteriormente, el cambio climático producirá en un futuro, un mayor número de lluvias de este tipo, inclusive aún más copiosas y abundantes, lo que supone un enorme reto para el futuro, un reto para el que las autoridades del nivel distrital y departamental parecen no estar preparadas o parecen subestimar. El cambio climático supone fenómenos climáticos extremos, ya sean veranos largos y secos e inviernos fuertes y destructivos, y estas situaciones exigen preparación anticipada con obras de mitigación y de prevención de desastres, de una verdadera gestión del riesgo.
Las obras para de una vez por todas reparar el alcantarillado obsoleto, construido en los años 1960 es una imperativa necesidad, no puede considerarse un lujo, ya es hora de que los gobernantes samarios y magdalenenses dejen el cortoplacismo mezquino y electorero que castiga sin piedad a los coterráneos, es hora de que piensen en un futuro, de que hagan un Plan Maestro de Acueducto y Drenaje Pluvial, de que el Plan no solo incluya obras maestras y complementarios de Drenaje y Alcantarillado, es hora también de que la Alcaldía y el Gobierno Nacional genere políticas de vivienda digna para las familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad en los Cerros circundantes de la ciudad, para que estos cerros se vuelvan espacios por donde pueda correr el agua de escorrentía de manera normal, de lo contrario podríamos ver una verdadera tragedia si no se hace algo de manera rápida y eficaz. Es hora de que nuestros gobernantes y de que los ciudadanos samarios estén a la altura de las circunstancias, de que los electores le exijan a sus líderes para que sea Santa Marta una verdadera ciudad que palíe la crisis climatica, ya no podemos vivir de eventos circenses, hay que vivir de hechos y de estructura, la coyuntura ya no sirve, el evento de ayer es un campanazo de alerta para lo que viene, si no se tomen AHORA cartas en el asunto, veremos tragedias. Ahora hay que ayudar a nuestros hermanos afectados, con alimentos no perecederos, frazadas, con todo lo que podamos, ayudemos a ayudar.
