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Ascenso y caída: Incompatibilidades del Campus con el deporte
En lo que respecta a tener y sostener un equipo de fútbol profesional, las universidades del país se enfrentan a diversos retos, uno de ellos es acatar la Ley 1740 de 2014, con la cual se restringe el uso de recursos educativos para la actividad deportiva. OPINIÓN CARIBE revisó los pormenores de mantener un equipo universitario en la Dimayor, tomando como ejemplo la Uniautónoma FC, que abandonó el profesionalismo, luego de varios años de sobresalir en las competencias.
A raíz de las constantes victorias que a nivel nacional logró el equipo de fútbol de la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla entre los años 2009 y 2010, y de ser subcampeón en la categoría primera C,se consolidó la idea de vincularse a la primera división del fútbol profesional colombiano. Fue a finales de la temporada 2010 cuando las directivas compraron la ficha ante la Dimayor.
Uniautónoma Fútbol Club se desempeñó con buenos resultados en la categoría ‘B’, alcanzando, en diciembre de 2013, su ascenso a la ‘A’. En octubre de 2015, los también llamados ‘Delfines del Caribe’, descendieron a la ‘B’ y a principios de este año, las directivas de la Universidad Autónoma del Caribe vendieron su ficha a Orsomarso S.C, equipo de origen vallecaucano.
Así, la capital del Atlántico contaba para esa época con tres equipos disputando en el fútbol profesional colombiano, Atlético Junior, Barranquilla F.C y Uniautónoma FC; mientras Santa Marta, desde hace 63 años,cuenta con el emblemático Unión Magdalena, el cual descendió a la ‘B’ en la temporada 2005, y no ha logrado ascender en estos 11 años.
Para la capital y el departamento del Magdalena contar con un equipo nuevo, significaría revivir la emoción y pasión de los magdalenenses por el fútbol.
De conformarse, se promovería el desarrollo deportivo de la Región, además de apoyar a aquellos estudiantes, que, al mismo tiempo de sobresalir en sus estudios, se desempeñan como jugadores profesionales. Esa idea, dio paso a que OPINIÓN CARIBE indagara las posibilidades de que un equipo de fútbol ya sea universitario o de cualquier índole, represente a los magdalenenses como lo hizo durante tres años en Barranquilla, el equipo Uniautónoma Fútbol Club.
En el caso de que sea una Alma Mater la que respalde la iniciativa, expertos consultados aseguran,que, para cumplir con ese cometido, es necesario el interés y compromiso por parte de las universidades locales, ya sea Unimagdalena o la Universidad Sergio Arboleda.
Lo primero es incluir al equipo dentro de sus modelos educativos, como una opción de las áreas de bienestar universitario respaldado por el programa de deporte y cultura física, como lo hizo la Universidad Autónoma del Caribe, en su momento, acción que no resulta imposible para las instituciones de educación superior, dentro de sus funciones misionales de extensión e internacionalización.
A TENER EN CUENTA
Para Fernando Borda Castilla, actual presidente del equipo Uniautónoma Fútbol Club desde principios de 2015, y quien se ha desempeñado como decano de la facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma del Caribe y elegido miembro de la junta directiva desde el año 2013, no resulta correcto recomendar a otras instituciones entrar al fútbol profesional colombiano, puesto que esto significaría ir en contra de lo que dice la Ley 1740 de Educación, sin embargo, asegura que si alguna universidad en Colombia quisiera afiliarse a la Dimayor, deberá señalar su propio derrotero para crearse según los lineamientos del Ministerio.
Al respecto, Carlos Ramos, decano de la facultad de Ciencias Sociales y Humanas, quien además hace parte de la junta directiva del equipo deportivo Uniautónoma FC, asegura, que si bien la Universidad Autónoma del Caribe no tiene el afán de que su equipo entre de nuevo a las categorías profesionales, debido a que los principios de esta Alma Mater son de formación y por ahora continuarán en la dinámica de las escuelas de fútbol y en categorías menores, recomienda que cada equipo universitario que pretenda ascender en el ámbito profesional, estudie las condiciones particulares que exige la Ley de Educación al respecto.
“Cualquier otra universidad que quiera estar en esta dinámica, tiene que saber que la creación de un equipo debe ser bajo los criterios de que los muchachos estén realmente en la formación académica, por fuera o paralelo al hecho que sean privilegiados en la práctica del deporte, especialmente del fútbol, si no lo hace, las condiciones no van a ser de alto rendimiento, y podría llevar al fracaso”, reiteró el decano.
ANTECEDENTE
De acuerdo con lo expresado por Borda Castilla, cuando entró a conformar la nueva administración de la Institución, ya se encontraba creado el equipo y por motivos de la Ley 30 de 1992 y la 1740 de 2014, que dice que los recursos en educación deben ser destinados para fines educativos, se tomó la decisión de no continuar más en la Dimayor.
“Existen inconvenientes con la Ley de Educación, que no permite que se tomen dineros de estudios y formación académica para actividades privadas, y en efecto (el fútbol profesional) es una actividad privada”, aseveró.
A pesar de que la ficha se vendió, el equipo de fútbol de la Universidad Autónoma del Caribe aún se desempeña en campeonatos de fútbol juveniles y de acuerdo con el decano Carlos Ramos, se ha comenzado a reconstruir el equipo desde la sub 20, “contamos con estudiantes de aquí y de otras universidades, pero todos son estudiantes y estamos mirando cómo seguimos las escuelas de fútbol y las categorías menores del fútbol colombiano”.
Asimismo, Ramos afirmó, que, la creación del equipo profesional, en su inicio, fue para darle soporte al programa de Deportes y Cultura Física, que actualmente existe y que va por quinto semestre en la Institución, “al inicio se tenía un equipo en la ‘C’, con muchachos promedio de la Sub 21, pero la mayoría de ellos no eran estudiantes”.
Por consiguiente, al iniciar el proceso de acreditación, les resultaba imprescindible cumplir con unos lineamientos que exige el Ministerio de Educación en cuanto a mantener un equipo de fútbol profesional, que además se eduque como tal y esto no se estaba cumpliendo, “a pesar de ofrecer reiterativamente diplomados, cursos especiales, formación de educación no formal, vinculación a través de becas a los diferentes programas, apoyo para los que están estudiando bachillerato, entre otras, los jugadores que hacían parte del equipo estaban más enfocados en surgir como futbolistas y no como profesionales universitarios”, confirmó Carlos Ramos.
En Colombia son pocos los jugadores de fútbol que se forman profesionalmente en instituciones de educación superior; contrario a países como Estados Unidos, que incorporan lo académico al deporte universitario como una tradición competitiva desde hace más de un siglo.
“Revisando los equipos universitarios en otros países, la mayoría de sus jugadores son estudiantes. Ese sería el modelo que nosotros deberíamos copiar, y la única forma de hacerlo es a partir de las categorías menores, en este caso, con la Sub 20, para ver como avanzamos en ese proceso, y a futuro mirar con las comisiones que nos vayan ofreciendo la posibilidad de que vayan en ascenso, pero no tenemos afán de ascender”, enfatizó el Decano.
CADA EQUIPO DECIDE SOBRE LOS PAGOS
En materia administrativa, los equipos de fútbol en Colombia se rigen de acuerdo con la decisión de sus directivos, debido a que, en su mayoría, pertenecen a empresas privadas. Sin embargo, prefieren mantener la confidencialidad de sus estados financieros.
La Dimayor se encarga de reglamentar los campeonatos de fútbol profesional colombiano y distribuye, entre los 36 equipos profesionales del país, el dinero que paga anualmente Win Sports por derechos de televisión. En la ‘A’ se reparten 78 mil millones de pesos y en la ‘B’, 9 mil millones.
En el caso del onceno, propiedad de la Universidad Autónoma del Caribe, se indagó sobre los costos/beneficios que significa sostener un equipo universitario en las ligas profesionales, sin embargo, la Institución mantiene en confidencialidad su estado financiero.
LOS CONTRAS DE UN EQUIPO UNIVERSITARIO EN LAS LIGAS PROFESIONALES
Según el presidente del Uniautónoma Fútbol Club, Fernando Borda Castilla, el equipo como tal no daba ganancias, sino que era deficitario, debido a que no existía respaldo por parte de una empresa privada.
Si bien la Dimayor retribuye a los clubes y les apoya económicamente para sus desplazamientos por fuera de sus respectivas sedes, los equipos que entran a la ‘A’, deben mantenerse tres años con sus propios recursos para poder recibir esos beneficios, “Uniautónoma Fútbol Club solo estuvo dos años en la categoría mayor, por tanto, en ningún momento recibió estos patrocinios de la Dimayor”, aseguró Carlos Ramos, decano y miembro de la junta directiva del equipo deportivo de la Institución.
Agregó, que las condiciones en América Latina para sostener la nómina de un equipo como extensión universitaria, a nivel profesional, son muy difíciles, sobre todo cuando está integrada por más de 20 personas, incluido el cuerpo técnico.
Sin embargo, en una investigación publicada por la Revista Semana en el 2013, se dio a conocer que Uniautónoma FC pagaba a sus mejores jugadores sueldos de hasta 10 millones de pesos, en especial a jugadores profesionales que han sobresalido en otros equipos,tales como Giovanni Hernández, Nelino Tapia, Leonel Parris,el ‘Fantasma’ Ballesteros, el ‘Piojo’ Acuña, entre otros.
La procedencia de los recursos de estos pagos, al no ser parte de una empresa privada, son sacados, según el decano Carlos Ramos, de los aportes en cada matrícula, “los estudiantes se convierten en socios de la Universidad, de tal manera, que ellos tienen la posibilidad de participar en el proceso de formación, además de hacerlo en los espectáculos de los partidos. Estos aportes, más los dineros que se consiguen por venta de publicidad, se distribuyen; para las universidades es totalmente diferente y exige mayor sacrificio mantener al equipo en la ‘A’ que en la ‘B’”, ratificó el decano Ramos.
Así mismo, Ramos afirmó, que el equipo trabaja actualmente en la formación de las escuelas, “esa es una dinámica que tiene esta Alma Mater. Nosotros tenemos el mejor polideportivo que cualquier universidad en Colombia, tan así, que, aquí practica la Selección Colombia cuando viene a jugar a Barranquilla. También, vamos a ser sede y subsede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y posiblemente de los Bolivarianos, si hay unos acuerdos como subsede de Barranquilla con Santa Marta”.
Lo cierto es que hoy, la Universidad Autónoma del Caribe no tiene afán por ascender a categorías profesionales y se han ajustado a la formación de acuerdo con la misión institucional, aspecto que deben tener en cuenta las instituciones de educación superior que quieran asumir el reto de adentrarse en las ligas profesionales del fútbol colombiano.
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