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Nación

¿Y si no hubieran matado a Luis Carlos Galán?

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Hoy 27 años después de que sucediera uno de los crímenes más impactantes de la sociedad colombiana, publicamos este artículo que fue escrito por 

En Colombia las carreras políticas sesgadas por la violencia son prácticamente incontables. Pero pocos casos han marcado tanto la historia del país como el asesinato de Luis Carlos Galán, hace 27 años.

Claro favorito en las encuestas, el líder del «Nuevo Liberalismo» tenía virtualmente asegurada la presidencia de la república cuando fue abatido durante un acto de campaña, en la noche del 18 de agosto de 1989.

Y aunque estadísticamente no fue sino una víctima más de las mafias del narcotráfico y sus aliados políticos, a quienes había prometido combatir con todas sus fuerzas, la dimensión de Galán hizo que terminara siendo mucho más que eso.

Armado con sus banderas, su jefe de campaña, César Gaviria, fue electo presidente de la república y la primera mitad de la década de los 90 en Colombia estuvo marcada por la guerra abierta contra los carteles de la droga, que no dudaron en responder a sangre y fuego.

Pero su muerte también le dio un impulso al esfuerzo reformista plasmado en la «Constitución del 91»: la llamada «Constitución de los Derechos Humanos», que por primera vez reconoció la diversidad étnica, cultural y religiosa del país y le dio un claro mandato social al Estado colombiano al concebirlo como un «estado social de derecho».

Pero, ¿qué tan diferente hubiera sido la historia de Colombia si Galán no hubiera sido asesinado por orden de Pablo Escobar y hubiera llegado a la presidencia a la que parecía estar destinado? BBC Mundo se lo preguntó a uno de sus hijos involucrados en política, a uno de sus compañeros de lucha, a un analista político y un experto en políticas sobre drogas.

Todos advirtieron que no era una pregunta sencilla y sólo podían especular al respecto, pero aceptaron el reto de imaginar una Colombia en la que Galán hubiera sido presidente. Estas fueron sus respuestas.

Juan Manuel Galán: «No seríamos el país del todo vale»

Actual senador de la república, Juan Manuel Galán tiene bastante claro qué era lo que su padre habría intentado cambiar en Colombia, pero advierte que es más difícil anticipar el resultado de sus esfuerzos.

«Es una pregunta un poco especulativa. Pero probablemente Colombia habría sido un país más justo, menos desigual», le dice a BBC Mundo.

«Pero, sobre todo, habría sido un país más consciente de la necesidad de rechazar las prácticas corruptas y mafiosas, las del atajo, del todo vale, de yo me salto la ley», explica.

Efectivamente, Galán está convencido que su padre habría puesto especial énfasis «en la cultura de legalidad, en enfrentar la corrupción y enfrentar las mafias».

«Pero lo hubiera hecho más desde intentar una transformación de la forma de pensar y la cultura de los ciudadanos, a través de la educación e intentando recuperar para la política un sentido ético, y no tanto desde un punto de vista represivo, del castigo», aclara, haciendo notar que eso aplicaba incluso al tema de las drogas, que terminaría por causar su muerte.

«Mi papá, si bien denunció a la mafia del narcotráfico, a las estructuras mafiosas que desafiaron al Estado, corrompiéndolo y asesinando a sus protagonistas, no era un prohibicionista, no era una persona que dijera que había que promover una guerra contra las drogas, ni mucho menos».

«(Él) era un liberal de centro-izquierda que se preguntaba más bien qué hacía al ser humano usar la droga, buscar la droga», explica Galán, quien de hecho acaba de someter al Congreso colombiano un proyecto de ley que busca legalizar el uso de la marihuana para fines médicos y terapéuticos.

Y el senador, que se ha expresado a favor del actual proceso de paz con las FARC, también cree que su padre tampoco habría escatimado esfuerzos en buscar un diálogo con la guerrilla, lo que podría haber modificado el curso del conflicto colombiano.

«Creo que no habríamos vivido el recrudecimiento de la guerra que vivimos durante esos años. Y también habría tenido una actitud muy distinta ante los abusos de derechos humanos que se presentaron de parte de agentes del Estado, porque el siempre fue muy defensor de los derechos humanos».

Juan Lozano: «No estaríamos negociando con narcotraficantes»

Antiguo secretario privado de Luis Carlos Galán, Juan Lozano se desempeñó luego como consejero del gobierno de César Gaviria, ministro del segundo gobierno de Álvaro Uribe y durante los últimos cuatro años como senador de la república.

Y el hombre de confianza del candidato asesinado no tiene dudas a la hora de identificar las principales consecuencias de su muerte sobre la historia colombiana.

«Es una historia que desde entonces está marcada por la relación entre narcotráfico y política», le dice Lozano a BBC Mundo.

«Y la ausencia de Galán sin duda contribuyó a la expansión del narcotráfico en Colombia en niveles absolutamente desproporcionados, hasta el punto en que hoy se adelanta una negociación de paz con el principal cartel del narcotráfico de Colombia que se llama las FARC», agrega.

Lozano recuerda que fue precisamente la labor de denuncia de Galán sobre los peligros del narcotráfico y su capacidad para disolver las instituciones la que le costó la vida hace 25 años.

Y para él la prueba máxima de la influencia sostenida del narcotráfico es que la misma Asamblea Constituyente convocada un par de años más tarde en memoria del candidato asesinado, terminaría rechazando la extradición por la que este peleaba.

«Cuando muere Galán, los estudiantes convocan una gran marcha: ‘La marcha del silencio’, y esa marcha da origen al movimiento de ‘la séptima papeleta’ y esa séptima papeleta da origen a la convocatoria a la constituyente», recuerda Lozano.

«Pero asesinado Galán, esa firmeza, esa contundencia, esa claridad en la lucha por defender la extradición, se diluye. Y la Asamblea Constituyente, que se convoca con el cadáver de Galán por delante, muy rápido le da la razón a sus asesinos y prohíbe constitucionalmente la extradición», le cuenta a BBC Mundo.

Para el exsenador, la ausencia de Galán en la vida política colombiana es una de las razones que permitieron «que el narcotráfico siguiera evolucionando y siguiera dominando la escena política colombiana hasta el punto que vemos hoy».

Y Lozano está convencido de que «la obsesión de Galán por la lucha contra el narcotráfico habría anticipado la comprensión de que las FARC son un cartel de droga y no una guerrilla romántica», lo que, a su jucio, habría podido tener consecuencias para la evolución del conflicto colombiano y el actual proceso de paz.

Mauricio Romero: «No hubiéramos tenido un presidente como Uribe»

«Uno no puede darle capacidades de superhombre a un individuo como Luis Carlos Galán», advierte Mauricio Romero, profesor de ciencias de política de la Universidad Javeriana.

«Pero sí hay razones para creer que con su liderazgo la historia de Colombia podría haber seguido una trayectoria completamente distinta», le dice a BBC Mundo.

«Galán era una persona que estaba por fuera de las tradicionales maquinarias electorales y la cara más visible de un grupo de líderes que, de haber llegado a la presidencia habrían podido cambiar la historia del Partido Liberal y a la política colombiana», apunta el académico.

«Porque aunque él representaba básicamente sectores de la capital del país, y no tenía muchos votos en las otras grandes ciudades –como Cali, Medellín y Barranquilla, que respondían más a las maquinarias regionales– muy probablemente hubiera podido crear una corriente de opinión que hubiera buscado desarticular esas maquinarias clientelistas que fueron presa primero del cartel de Cali y después de los paramilitares», explica.

Según Romero es posible que esto hubiera evitado el denominado Proceso 8.000. como se conoce al escándalo desatado por la penetración de dineros del narcotráfico en la campaña presidencial de Ernesto Samper.

Y también podría haber reducido el nivel de apoyo político del que gozaron los grupos paramilitares.

Lo que sumado a la vocación más socialdemócrata de Luis Carlos Galán, quien creía en un Estado fuerte e intervencionista, y sus intentos por acabar con las mafias del narcotráfico, habría podido afectar también la evolución de la guerrilla colombiana y por lo tanto el devenir del conflicto interno armado.

«La persona que heredó el capital político de Galán fue César Gaviria, quien tenía una perspectiva mucho más liberal que se reflejó en todas las reformas que hizo, en el debilitamiento de la capacidad reguladora del Estado, la apertura comercial que se tradujo en la crisis del campo», apunta Romero.

«Y eso facilitó mucho el crecimiento del narcotráfico en distintas regiones, el lavado de dinero», explica Romero, quien hace notar que al largo plazo eso benefició a las FARC, que empezaron a lucrarse de los cultivos de coca y emplear esos recursos para fortalecerse militarmente.

«Eso permite pensar lo que hubiera podido pasar con un liderazgo de Galán que hubiera sido menos efectivo en la lucha contra el narcotráfico: tal vez no hubiera habido Proceso 8.000, ni se habrían fortalecido los paramilitares, ni se habrían fortalecido las FARC. Y entonces no hubiéramos tenido un presidente como Álvaro Uribe. Hubiera sido una historia completamente distinta».

Daniel Mejía: «La misma guerra contra el narcotráfico»

Daniel Mejía, el director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes, acaba de ayudar a coordinar un foro sobre los retos de las políticas antidrogas a 25 años de la muerte de Luis Carlos Galán.

Pero aunque el experto hace notar que la lucha de Galán no era tanto contra las drogas como contra la influencia corruptora del dinero del narcotráfico en la política colombiana, no cree que la evolución del tema en Colombia hubiera sido muy diferente en caso de haber llegado al poder.

«En esa época hablar de lo que hemos estado hablando en los últimos cuatro o cinco años: de un cambio en la política de drogas, de una legalización regulada de ciertas drogas blandas, era imposible, era un suicidio político», le dice a BBC Mundo.

Como ejemplo, Mejía ofrece el caso de Gustavo de Greiff, el fiscal general del gobierno de César Gaviria.

«Él lo intentó. Y lo estigmatizaron a tal punto que salió peleado del gobierno de Gaviria y perdió la visa de EE.UU. Simplemente por sugerir que se debía discutir ese tema», cuenta el experto, quien considera que la lucha frontal del Estado colombiano en contra del narcotráfico a inicios de los 90 era prácticamente inevitable.

«Ya el país estaba hastiado (de la violencia del narcotráfico). Ya Pablo Escobar había matado a muchísimos policías, a jueces, al ministro de Justicia (Rafael Lara). Y aunque tuvieron que cambiar de mano, las banderas de Galán de lucha contra el narcotráfico siguieron» recuerda.

«Yo creo que si Galán hubiera ganado las cosas hubieran sido muy similares a como se hicieron luego con Gaviria», dice Mejía, quien ofrece como única duda la decisión de Gaviria de eventualmente negociar con Escobar.

Aunque el especialista considera que, en ese entonces, el Estado colombiano no disponía de muchas opciones.

«En ese momento el Estado colombiano estaba sitiado por la violencia del narcotráfico. Y no eran muchas las herramientas de las que disponía: no existían direcciones de inteligencia, cuerpos élite, los militares ni siquiera tenían capacidad de movilizarse de un municipio a otro para atender un ataque de la guerrilla o de los narcotraficantes», le dice a BBC Mundo.

«Mientras que en esa época el narcotráfico movía el 5% del PIB , era una empresa criminal mucho más grande de lo que es hoy día y estaba concentrada en una sola mano. Puede sonar a exageración pero Pablo Escobar era una persona prácticamente todopoderosa en Colombia», recordó.

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