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Usted abusó…

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Por Cecilia López Montaño

Esta canción brasilera, preciosa, además, parece hoy más pertinente que nunca para tratar de entender lo que está sucediendo en el mundo. Nadie logra salir de una sorpresa que se ha repetido tres veces, en pocos meses, siendo la mayor la última: la llegada de una persona como Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos. ¡Cero y van tres! Seguimos equivocándonos muchos de nosotros de manera grave, sobre el comportamiento de mayorías que logran imponerse para sorpresa de aquellos que se suponen bien informados.

Lo más importante de estos resultados de tres votaciones en el Reino Unido, en Colombia y en Estados Unidos, es la clara relación entre la economía y la política, que por décadas se ha tratado de mantener separada. La tecnocracia que maneja el modelo de desarrollo, las políticas económicas, sociales, sectoriales, siempre se ha creído superior a esa clase política del mundo. A su vez, los políticos miran con desconfianza a estos profesionales llenos de cifras, aislados del pueblo, que se supone, conocen mejor quienes manejan el ejercicio de la política. Este distanciamiento entre estos dos sectores hoy está dando sus resultados.

Por un lado, la tecnocracia sigue en las nubes y más los nuevos políticos que los viejos, más astutos, sí han logrado capturar lo que importantes sectores en el mundo están sintiendo. La globalización dejó por fuera a quienes en su momento fueron ganadores, los trabajadores, como sucedió en el período del New Deal en Estados Unidos, cuando se consolidaron las clases medias estadounidenses. Los reyes fueron los sindicatos y sus miembros vieron mejoras sustanciales en su calidad de vida. Pero el trabajo dejó de ser la prioridad y ahora es el capital que se mueve por el mundo, sin límites, enriqueciendo de manera desbordada a muy pocos, cuyos excesos hoy están a la vista de todos. Y aquí se aplica: la globalización abusó.

Por el otro, se decidió que como el pleno empleo no era una prioridad y la mano de obra era un costo que había que reducirlo para competir exitosamente en los mercados mundiales, era necesario inventarse una política social dirigida a regalarle dinero a los más pobres, para que no dañaran el ambiente político de manera que se pudiera seguir avanzando en la integración comercial y financiera del mundo. Se creyó que calmando a los pobres se resolvía el problema y que la desigualdad podría seguir sin dificultades. Aquí, la política pública abusó.

Pero resulta que el mundo se llenó de trabajadores informales, especialmente las sociedades en desarrollo, sin protección social, con ingresos no sostenibles en el tiempo, con baja productividad. Además, los sectores productivos formales encontraron el paraíso, precarizando el trabajo que ofrecen. Y ni cortos ni perezosos, los políticos -más los impredecibles, pero también algunos viejos-, encontraron el terreno fértil no solo para propuestas populistas como las de Trump, sino para usar esa estrategia de subsidios directos para manipular el derecho al voto de grandes masas de la población. Así lograron gran poder y de paso, enriquecerse, como ha sucedido en Colombia. Nadie vio a tiempo que se estaban acumulando resentimientos, ira y malestar, no solo entre los excluidos sino en las clases medias y en sectores que no lograron niveles aceptables de educación. Los nuevos líderes que están surgiendo y teniendo éxito no son precisamente los que se ajustan al modelo tradicional, sino aquellos que sin límites explotan las debilidades de un establecimiento que también abusó.

Hoy más que nunca el futuro es impredecible. Nadie sabe el impacto de las protestas de los jóvenes en el Reino Unido que en voz baja culpan a los mayores del éxito del Brexit; de los jóvenes colombianos que piden Acuerdo Ya y que se han convertido en la esperanza para lograr la paz; y las manifestaciones en contra de Trump en Estados Unidos, de jóvenes, afrodescendientes, población Lgbti, mujeres, migrantes, que con razón se sienten amenazados por la futura administración. Pero una manera de resumir sus sentimientos de nuevo se ajusta a esa canción que afirma, usted abusó y ¿quién lo hizo? Escojan, el establecimiento, los súper ricos, la irresponsable política populista, y esa idealización que se hizo de la globalización que impidió mirar sus profundos defectos.

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