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La gastronomía, una forma de atraer al turista

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Combinar los sabores de la comida criolla, casera con la internacional es fundamental para impulsar el turismo gastronómico en la ciudad.

Al entrar a la casa del historiador y gran chef haute cuisine, Oliverio del Villar Sierra, se puede observar el gusto por el arte, la música, los escritos, las historias, y por supuesto, la cocina. El lugar de una persona especial, de un virtuoso de estos menesteres.

OPINIÓN CARIBE conversó con Oliverio del Villar acerca del sector turístico en Santa Marta. Él afirma que la ciudad fue privilegiada por Dios y la naturaleza para tener tantas riquezas en sus bahías, por algo cuenta con el manojo de bahías más hermosas de América.

“El privilegio de contar con toda esta riqueza no ha sido valorado y se ha permitido un desborde comercial pueblerino, de puro bazar de quinta categoría, conjugado con el colapso de los servicios públicos. Por ejemplo, aquí llega un crucero y lo que hay para mostrar es la Quinta de San Pedro Alejandrino, porque si del muelle se va a la Catedral o al Museo del Oro, lo que se muestra es un villorrio inundado de ventas ambulantes de la peor categoría, no se puede caminar por el Centro, se encuentra uno con las calles sucias, llenas de huecos, destruidas, peor aún, hay una sobreexplotación, de los recursos turísticos y del turista. Al turista aquí no lo explotan, lo roban.

El Distrito no ejerce un control constante sobre todas las ventas ambulantes que se encuentran en el Centro Histórico de la ciudad, de igual manera, hay falta de higiene en un porcentaje alto de comederos en Santa Marta.

¿QUÉ LE FALTA AL TURISMO?

“Para hablar de turismo de alto turmequé, se deben purificar, por usar ese término, las bahías. Santa Marta está contaminada, El Rodadero, Bello Horizonte, hay una sobreexplotación y una sobrepoblación de gente que llega ahí, aunque eso no debe prohibirse.

Otros aspectos que afean este sector de la ciudad son la falta de arborización, guías turísticos de calidad, espontáneos, corteses, elegantes a la hora de hablar, que tengan un servicio gratuito y cuenten con uniformes para que los turistas puedan identificarlos.

El Distrito debe trabajar en la implementación de políticas públicas para la regulación de todos esos puestos ambulantes que no permiten un desarrollo apropiado del sector turístico”, manifestó Oliverio del Villar.

‘EL BODEGÓN DE OLIVERIO’

El historiador Oliverio le contó a OPINIÓN CARIBE sobre su pasión por la culinaria. Hace 21 años se dedica a la gastronomía como banquetero para fiestas de matrimonios y aniversarios. Para los años 90 decide montar un restaurante elegante en la única casa colonial que tiene Santa Marta, la Casa del Correo, que fue restaurada manteniendo su esencia.

“El restaurante se mantuvo unos 3 años, de los cuales dos fueron un éxito, debido a la cantidad de conocidos que tiene, y a su buena voluntad con los visitantes. Durante la temporada, el ‘Bodegón de Oliverio’ como se llamaba su restaurante, era visitado por muchos turistas, sin embargo, los clientes permanentes eran los samarios.

En ese momento no había invasión de restaurantes como la hay ahora, sin embargo, que eso no debe ser problema, porque las personas frecuentan los lugares cuando son buenos”.

Que “durante el gobierno de Gaviria se presentaron los famosos apagones y ahí fue donde la gente dejó de frecuentar el lugar, algunos no se complicaban al ir, pero el calor los hacía sentir incómodos, el restaurante se vino abajo y tocó cerrarlo.

La comida que se servía en el ‘Bodegón de Oliverio’, era la criolla, la Caribe, la de los pescados y mariscos, la comida casera, con la que atrapaban al visitante, claro está, todo eso acompañado del buen servicio y la camaradería. La recomendación para los restaurantes que se encuentran actualmente en la ciudad, es apostarle a lo propio, al sabor de la casa y prepararla con amor, tener una excelente higiene y brindar un servicio de calidad”.

¿QUÉ LO MOTIVÓ A ABRIR UN RESTAURANTE EN LA CIUDAD?

Con respecto a esta pregunta, el historiador Oliverio del Villar dijo a OPINIÓN CARIBE, que “trae la experiencia desde la mesa de su casa, teniendo en cuenta que su padre, recuerda que en el colegio le decían el cocinero del rey, era famoso. Cuando a la ciudad vino Laureano Gómez como presidente, quien le preparó la comida fue mi papá, de igual manera cuando vino Rojas Pinilla.

Cuando en Santa Marta se celebraban los grandes matrimonios, mi papá y dos o tres señoras más que tenían conocimiento culinario, eran los encargados de hacer el banquete, porque no había chef.

Por cierto, recientemente murió una de ellas, doña Beatriz Riascos de Zúñiga, mamá de ‘Chico’ Zúñiga, fue una gran chef en todo, manejaba los postres y era la mejor.

Además, la cocina criolla es lo mejor de la región Caribe, complementada con los pescados, el arroz de bonito gordo, arroz de camarón, arroz de mariscos, los calamares en su tinta, el pargo promiscuo, la sierra marinera, una lasaña marinera, una variedad en los platos. En cuanto a la comida casera, un arroz de fideo con mico relleno, ensalada cienaguera (cebolla, tomate, lechuga, aguacate y limón), lo acompañan con una chicha de corozo y un dulce de guineo paso al vino, es un plato casero de Santa Marta.

También se tiene el sancocho con carne salada y costillas frescas. Cabe resaltar que la calidad del producto es lo que hace una comida superior a otra”.

¿QUE IMPLEMENTARÍA EN SANTA MARTA?

“Internacionalizar la comida con platos especializados sería una forma de impulsar el sector turístico en la ciudad, por ejemplo, servir comida italiana, francesa, mexicana, que, si llega un turista de esos lugares, se sientan en su hogar, pero, resaltando siempre los platos típicos de la ciudad.

Al ampliar la carta gastronómica de los restaurantes, se puede posicionar un turismo gastronómico. Tratar de rescatar la comida tradicional sería maravilloso y complementarla con la internacional”.

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