Crónica
Venezolanos afectan mano de obra local
Hoy, es común encontrarse en las calles de Santa Marta a los venezolanos que salieron de su país para conseguir mejores oportunidades, vendiendo u ofreciendo algún servicio para subsistir.
Por Greynis Fernández
Los venezolanos tienen un sinnúmero de motivos que los ha llevado a emigrar de su país. Dentro de esos, la escasez de medicamentos, las largas filas para conseguir alimentos de la canasta familiar, el colapso en el sistema de salud, los saqueos y hasta la violencia por parte de la fuerza pública contra la población.
La situación por la cual atraviesa Venezuela es difícil, frustrante y triste, así lo narra Wilder Peña, otro de los tantos venezolanos que llegó a la capital de la ciudad hace más de 10 meses, dejando atrás a su familia, su carrera universitaria y su trabajo, porque no ganaba lo suficiente para vivir de manera decorosa. Wilder entró de manera ilegal al país y se dedica a vender megabolis en las afueras de la Casa de Cultura junto a su hermano.
“En mi país hay muchas necesidades, la situación es invivible, la única manera es salir de allá para ayudar a nuestras familias. Aquí el colombiano es muy servicial, he recibido mucha ayuda; pero hay otros a quienes les disgusta vernos trabajando o vendiendo para tener con qué comer. Algunos venezolanos vinimos a trabajar; otros a robar. Pienso que por unos cuantos no debemos pagar todos”.
Santa Marta, después de Riohacha, es una de las ciudades de la Costa a donde más han llegado venezolanos, de acuerdo con la información entregada por Migración Colombia, pero no se tiene una cifra de irregulares, dado que el control se hace cuando el extranjero ingresa por puestos habilitados legalmente. Sin embargo, estiman que el 90 % ha ingresado a Colombia de forma irregular, por las trochas y sin los documentos correspondientes para su ingreso: Tarjeta de Movilidad Fronteriza y El Permiso Especial de Permanencia.
LABORES INFORMALES
Encontrarse con venezolanos que laboran de manera informal en las calles de Santa Marta es el pan de cada día desde hace algún tiempo en la ciudad.
La venta de limones, mandarinas, paquete de dulces o las serenatas en el bus, son hoy el ‘rebusque’ de un gran número de venezolanos que habitan en la ciudad y que buscan la manera de salir adelante de cualquier forma.
Mientras unos venden productos en las principales avenidas, otros esperan la luz roja de los semáforos para limpiar los vehículos y ofrecer la botella de agua a $500. Así como también es frecuente observar a las ciudadanas venezolanas en la Carrera Quinta brindar el servicio de depilación facial con diseño y pigmentación y la extensión de pestañas.
Para conocer más sobre este nuevo servicio, OPINIÓN CARIBE fue hasta la esquina de la calle 19 con Carrera Quinta en el centro Histórico de Santa Marta, para entrevistar a las venezolanas dedicadas al servicio de depilación facial y extensión de pestañas.
Las esquinas de las calles del Centro Histórico de la ciudad, en las afueras de los almacenes son los sitios preferidos por los venezolanos para sus ventas informales y para ofrecer sus servicios.
Yulimar González, como se identificó una de las mujeres del servicio relacionado con la belleza en la calle 19 con Carrera Quinta, cerca al almacén Éxito, manifiesta, que apenas tiene dos meses de vivir en Santa Marta. Es una joven de 24 años que decidió venir a Colombia para ayudar a sus familiares.
Por el servicio de depilación y pigmentación de cejas cobra $5.000 y por la extensión de pestañas $15.000, dinero que debe administrar bien para sus gastos diarios.
“Salí del país porque no quería seguir pasando necesidades, quise buscar una manera de superarme para ayudar a los míos. Tengo pensando quedarme hasta enero en Santa Marta, esta ciudad ha sido solo un escalón, porque mis planes son viajar a Chile para iniciar mis estudios y trabajar allá”, reveló.
Por otro lado, Alonso Úrsula de 39 años, un obrero que vive desde hace algún tiempo en Santa Marta en el sector de Timayuí, donde comparte habitaciones con 9 venezolanos más que trabajan como obreros, vendedores de champúes, meseros y empleadas domésticas, señala, que lo más duro de permanecer en esta ciudad es estar lejos de sus dos hijos y su esposa, a los cuales recuerda, pero se mantiene en contacto. “Me gano menos del salario mínimo y me toca pagar $100 mil para el cuarto, $30 para comida y mandarle el resto a mi familia y a mis padres. Allá no hay oportunidades de trabajo, ojalá se den, porque quisiera regresar con mi familia”.
AFECTADA MANO DE OBRA LOCAL
La emigración de venezolanos a la capital del Magdalena ha generado inestabilidad en la comunidad samaria en el aspecto laboral, por la mano de obra ‘barata’, porque en su afán de conseguir dinero regalan su trabajo, desplazan a los trabajadores locales y los dejan sin empleo. Mientras que un trabajador local gana al día entre $30.000 o $35.000 pesos; el venezolano cobra $20.000 o $25.000 pesos.
La información entregada por la entidad Migración Colombia destaca, que la informalidad es el trabajo al que más recurren los venezolanos que viven en Santa Marta, tales como la construcción, venta en las calles o semáforos, en estéticas o como trabajadoras sexuales.
La situación que se vive en la ciudad de Santa Marta ha generado conflictos entre samarios y venezolanos, teniendo en cuenta que ellos llegaron en busca de nuevas y mejores oportunidades laborales en una ciudad donde lo que hay no es suficiente para sus habitantes. Por otra parte, están las prostitutas (meretrices) venezolanas, quienes ofrecen sus favores en parques o sectores en los que las locales realizan este trabajo desde hace mucho tiempo. Debido a ello, la convivencia ciudadana es cada vez más procelosa, conflictiva e incluso, ha sido necesaria la intervención de la Policía para controlar la situación.
INSEGURIDAD
Debido a la alteración del orden público y la seguridad ciudadana, el director de comunicaciones de la Policía Metropolitana de Santa Marta, teniente Aníbal Estrada reveló, que “existe una seguridad objetiva y una subjetiva que es la que en estos momentos se percibe en la ciudad y en el país impulsada por los medios de comunicación. Ahora, se priorizan sucesos como el hurto frecuente por parte de venezolanos a través de los medios, lo que ha creado una seguridad subjetiva.
La inseguridad objetiva es la que tiene como resultado la captura 75 personas de esta nacionalidad acusadas de delitos por lesiones personales, riñas y hurtos, además de los operativos en conjunto con la Alcaldía, como el ‘Plan avispa’, ‘Plan guitarra’ y las caravanas de seguridad que se hacen todas las noches para mejorar aspectos de percepción de seguridad”.
DISTRITO
Ricardo Rago, secretario de Gobierno del Distrito puntualizó: “actualmente se llevan a cabo controles en la ciudad, en conjunto con Migración Colombia, Policía Metropolitana, Icbf, para verificar la legalidad de estas personas en la ciudad. Estos operativos se realizan en varios puntos de la ciudad como Taganga, El Rodadero y el Centro Histórico, en especial, porque no hay una política nacional por parte del Gobierno que ordene el cierre de las fronteras, así que es probable que lleguen más venezolanos a Santa Marta”.
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