Columnistas
Aburridos
Cecilia López Montaño
En un encuentro reciente en Bogotá con un grupo de personas influyentes en este país, hubo acuerdo total en que pocas veces los colombianos habían estado tan aburridos frente a una campaña presidencial.
No se respira ningún ánimo positivo y por lo contrario, se tiende, además, a expresar más bien, una gran preocupación. Las razones por esta actitud son muchas, pero, entre ellas, es probable que la más generalizada sea el poco entusiasmo que despiertan los numerosos candidatos, que según la mayoría de este grupo de personas, lo único que muestra es unos superegos que solo causan rechazo entre quienes deberían ser sus electores. Ninguno quiere competir, sino que lo elijan a dedo y eso es una prueba del tipo de Primer Mandatario que tendremos.
La segunda razón, quizás más importante que la anterior, se relaciona con las propuestas y la carencia de un real debate sobre temas fundamentales para el próximo gobierno que todos ven como uno de los más difíciles, por lo menos de los próximos períodos presidenciales. Cada día, comentaban, los votantes pierden la timidez y dicen claramente que muchas de las propuestas son irracionales cuando tocan temas económicos y fiscales. O los candidatos creen que los ciudadanos desconocen temas sustantivos o que viven en las nubes. Preocupante y peor aún, son sencillamente aburridos. O se calienta esta campaña en los próximos meses o las consecuencias pueden ser funestas. Y ante esa posibilidad, es clara la preocupación de muchos.
Es bueno que quienes aspiran a la Presidencia tomen atenta nota de los sentimientos que hasta ahora generan entre sus electores y que solo ellos pueden cambiar. La pregunta de cómo hacerlo tiene una respuesta obvia: todo depende del nivel de lo que propongan, de lo novedoso y acertado que sea, y de su capacidad para defender sus propuestas ante los otros con quienes compiten.
No será con insultos ni con espejo retrovisor como lograrán sacar al país del aburrimiento en que está frente a esta campaña electoral. Si algo no quieren los colombianos es más agresiones y menos ahora cuando esa parte de la paz con el ELN está llena de ataques y de insensatez por parte de ellos.
Este llamado es importante, porque si el país que elige sigue aburrido, lo que vendrá es la peor alternativa dentro de una democracia. Se trata nada menos que de la abstención, la cual refleja el debilitamiento total de nuestro frágil sistema político. Ya la proporción de personas que pueden votar es baja en Colombia y si esta aumenta, la debilidad del próximo gobierno es inmensa.
Como será un gobierno difícil, con pocas cosas claras en el panorama, una administración que no tenga un gran respaldo de la ciudadanía no podrá tomar decisiones trascendentales, cuando estas son precisamente las que se necesitan. Otro capítulo será el del Congreso.
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