Crónica
De azul y rojo se vuelven a pintar

El 13, número de la suerte del Unión
En diciembre se cumplen cincuenta años de su primer y único título en el futbol colombiano, de la mano del técnico Vicente Sánchez.
Yeinnis Hincapié Turizo
“En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol» (Eduardo Galeano).
Unión Magdalena, el onceno de los apodos cariñosos como ‘Ciclón Bananero’, ‘El equipo de mi tierra’, ‘La garra samaria’, ‘El fervor de un pueblo’ y otros más, que quizás las nuevas generaciones no manejan, es el equipo de Carlos Arango, de los pescadores del Ancón, de ‘Jaricho Valderrama, de Óscar Bolaño Meza, y por el que pasaron los seleccionados brasileros Waldir Cardoso Lebrego ‘Quarentinha‘, y Paulo César Lima, vuelve a llenar de histeria los corazones de los magdalenenses. Después de casi 13 años, está cerca de subir a la categoría A de la Liga Águila, porque el deporte les brinda a sus practicantes muchas oportunidades en la vida, sobre todo, a aquellos que se destacan.
Hoy, uno de sus hinchas furibundos es Carlos Vives, quien le compuso la canción Pitán – Pitán, la onomatopeya del hincha de a pie que lleva en su sangre impregnada la ilusión de ver ascender al Unión a la A, después de tantos años. Con cada triunfo del ‘Ciclón’ Santa Marta se viste de fiesta, y aunque el cielo esté nublado, el paisaje de los magdalenenses se tiñe de azul y rojo, como su bandera.
Después de muchas temporadas jugando lejos de su terruño, el Unión Magdalena volvió a Santa Marta, acompañado por su afición fiel, en su nueva casa, el estadio Sierra Nevada.

Los gritos de gol se volvieron costumbre en el conjunto azulgrana y dan inicio a una celebración que demuestra que el ‘Ciclón’ está soplando.
Sin la hinchada, el Unión sería un equipo más. ‘Balín’, asiste al estadio desde los inicios, cuando el equipo aún se llamaba Deportivo Samario. «Al Unión Magdalena lo llevo en el alma, desde la infancia, antes de ser campeón, fui a Bucaramanga y vinimos a coronar frente al Deportivo Cali en el 68, siempre que me preguntan si voy al estadio, respondo que, si no vas tú, no voy yo y si no voy, ya no vas tú», expresó entre risas.
Rara vez es el día que no se escuche el sonido de la sirena durante un partido en el estadio y se ha vuelto un sonido frecuente que ambienta los rincones del escenario samario. «La idea de la sirena surgió cuando yo era mecánico y acompañaba a los ciclistas en la Vuelta a la Costa y aquí en el Departamento, me las ingenié para crear un triciclo con la sirena, ese lo tiene Carlos Vives, la de ahora, es nueva para este plantel».
Otro de los furibundos aficionados que no falta a un partido de local del ‘Ciclón’ es Alberto José Linero Gómez, quien tuvo la fortuna de haber nacido en el año en que el Unión Magdalena fue campeón. Esto significa que se gestó en el útero materno con las emociones de sus padres, los cuales asistían al estadio para verlo ganar.
“Soy hijo de ese campeonato del Unión y eso hizo que toda mi vida estuviera marcada por el amor al equipo. He visto los partidos en las tribunas, desde gorrión hasta palco. He sido motivador, narrador de sus goles y hasta miembro de la junta directiva. Mi pasión por el equipo ha sido completa. Creo que los hinchas que ganamos poco con el equipo somos más hinchas, porque lo somos en la derrota”, manifiesta con profunda emoción.
Unión se perfila como uno de los favoritos para ascender a la Primera División del Fútbol colombiano, y su hinchada está más feliz que nunca. «Para mí los colores del Unión Magdalena lo significan todo, es mi pasión, porque es el equipo de mi tierra, desde los 8 años asisto a los partidos y tengo 44, este año veo al Unión con otras expectativas, estoy seguro que ascenderá», expresó Luís Gabriel Britto, un hincha samario, que pese a su discapacidad, va al estadio en su silla de ruedas.
En honor al ‘Ciclón’ y como forma para que las nuevas generaciones conozcan y aprecien al conjunto ‘bananero’, el cantante Michel Torres le compuso una canción que despierta el sentimiento que debe caracterizar a todo aquel que sienta al Unión en la sangre.
La letra de la canción menciona a Alfredo Arango, Vilarete, a Retat, a ‘La Garra Samaria’, a Pescaíto, Carlos Vives, el Pitán – Pitán e incluso a Pluto, el legendario vendedor de perros calientes que algún día, desilusionado, prometió no volver al estadio, pero que ahora regresa a ver resurgir a su equipo de la categoría B, como el ave Fénix.
“Sé que muchos crecieron sin poder vivir esto y hoy son hinchas de otros equipos, no los juzgo, por lo contrario, los entiendo, son muchos los años en la B y otros más sin jugar en casa, quizás no disfrutaste del profe Retat y la famosa Tripleta, la emoción que hoy siento al verlo revive mi niñez y los domingos de fútbol”, expresa Michell Torres, cuando se refiere al equipo de sus amores, el Unión Magdalena.
Se espera que el equipo samario no deje pasar esta oportunidad y logre consolidarse como líder del torneo, continúe anotando goles para unir a su pueblo en torno a una misma pasión y una ilusión, ver a su equipo en la A.
Se debe destacar, que el comportamiento de los samarios ha ido mejorando en cuanto a desórdenes en el estadio por diferencias y se espera que siga así. Hay que vivir el fútbol en paz y no dejar perder esa cultura de traer a los niños y la familia al estadio, porque el Unión es un orgullo samario.
CINCUENTA AÑOS
Las temporadas difíciles en la B parecen llegar a su final y en estos tiempos es importante recordar la historia para vivir este sentimiento que hoy les regala a los magdalenenses el equipo de sus amores. Su primer triunfo cumplirá cincuenta años de historia.
Para hablar de su victoria y su primera estrella, hay que remontarse al año 1951, cuando el club se llamaba Deportivo Samario, destacado por lograr la mayor goleada en la historia del fútbol profesional colombiano, al propinarle 12 anotaciones a la Universidad Nacional y tan solo recibir 1 gol. Dos años después, el 19 de abril de 1953, resurgió con el nombre de Unión Magdalena, para así darle vida al equipo de los amores y desamores samarios.
En 1968, logró su primer y único título en el futbol colombiano, de la mano del técnico Vicente Sánchez, con un equipo conformado, en su mayoría, por jugadores samarios y paraguayos. En este año ocurren resultados altamente positivos para el fútbol del Magdalena, porque el equipo del Departamento se alza con el título del campeonato ‘Dimayor Totogol’. La campaña fue excelente, después de conseguir 38 puntos, lograron llegar a la final frente al Deportivo Cali, equipo que no fue nada fácil de enfrentar. El partido de ida se jugó de visitante en el estadio del Deportivo Cali, fue un partido complicado en el que el equipo azulgrana logró imponerse con un marcador de 1 por 0, el gol fue convertido por Aurelio Palacios. El día definitivo llegó, se jugaría la vuelta en el estadio ‘Eduardo Santos’ que acogía al ‘Ciclón’ bananero en esa época, solo se veían los colores azul y rojo de la hinchada en las tribunas.
El juez dio el pitazo inicial y empezaban a palpitar miles de corazones que al compás tocaban en armonía con un único sentimiento y razón, Unión Magdalena, que contaba con una constelación de estrellas, de jugadores que con enjundia, fuerza, bravura, enfrentaba al Deportivo Cali en su partido de vuelta, Justo Palacios, Eduardo Julián Retat, José del Carmen Arango, Raúl Peñaranda, Jairo Bermúdez, Wilmer ‘Cachule’ Daza, Hernando ‘Canocho’ Rodríguez, Salvador Altamiranda, Gabriel Tejeda, Carlos ‘El Piña’ Mendoza, Ramón Rodríguez, ‘Mingo’ Rivera, Juan Cervantes, José Echeverría, Norberto Valencia y el recordado Oswaldo ‘Maneto’ o ‘Pescaíto’ Calero. Con un público que llenaba cada rincón de la casa bananera se empezaron a fabricar toda clase de emociones, los gritos se escuchaban en el estadio y sus alrededores. Las voces se apagaron, después de 2 minutos de haber empezado el partido, cuando Iraldo marcó el primer gol por parte del equipo azucarero, el cual ponía el marcador parcial 1-0 y el global 1-1.
El panorama se tornaba gris, y se volvió más oscuro cuando recibió el segundo gol en contra, convertido por Ramírez Gallego. Se terminaba el primer tiempo y había caras de confusión entre todos, no se sabía qué pasaba, el miedo se volvió protagonista de aquel momento. Empezó el segundo tiempo, y los cantos de aliento daban más energía, era una manera de decirle al equipo que si se podía, que nada estaba perdido. El equipo atacaba, el juego se desarrollaba de una manera vibrante y estaba lleno de expectativas, el conjunto azulgrana defendía su casa y tenía el apoyo de un público que coreaba canto que expresaban la pasión que representa este conjunto para todo el pueblo magdalenense.
Los números no estaban a favor, pero la fe rompía los límites, a pesar de las dificultades, los hinchas no dejaban de creer, le mostraban al equipo que podían superar lo pasado y que eran capaces de remontar ese marcador y ser campeones. A pesar de estar haciendo un buen segundo tiempo, no lograban concretar los tantos, y seguían con el marcador global en contra.
El primer grito de gol eufórico llego al minuto 55, por medio de Raúl Peñaranda, quien encendió una luz de esperanza y con ello una gran motivación. El Unión, atacaba, arriesgaba al dejarle espacios al Cali, pero el corazón pudo más, a cuatro minutos de terminarse el partido, Ramón Rodríguez, anotó el segundo tanto a favor del ‘Ciclón’ que significaba el empate y la remontada en el global de 3 – 2. Los jugadores del Cali reclamaban que el segundo gol debía ser invalidado, pero los hinchas de la emoción invadieron el terreno de juego, el juez anunció que era válido y dio el pitazo final. Así fue como el Unión Magdalena alcanzó su primera estrella y se consagró como el primer equipo costeño en conseguir un título en el Fútbol Profesional colombiano.
Durante la celebración un hincha fue atropellado y su desenlace trágico; se dice que este acontecimiento se convirtió en la ‘maldición de la celebración’ que no ha permitido al Unión conseguir un nuevo título. Por ser campeón se ganó un cupo a la Copa Libertadores de 1969. Su participación no fue buena, quedó de tercero en el grupo con 5 puntos y no avanzó a segunda ronda. Luego de esto pasó por una mala racha de derrotas consecutivas.
Para Carlos Vives, “muchos años han pasado desde aquellos gloriosos tiempos y más allá del Unión Magdalena, Santa Marta ha sido una de las cunas del fútbol colombiano. No ha existido Selección Colombia sin samarios, ni samarios sin fútbol, han sido tantas las figuras que Santa Marta le ha entregado a este deporte, que deberían haber sido suficientes para que alrededor de ellos, de sus memorias rendirles siempre grades homenajes.
Como dice el narrador de Colombia, Jorge Eliécer Torres, “el jugador de Santa Marta, en ese proceso de futbolista e ídolo, comenzaba por ser el mejor de su cuadra o calle, luego, por ser el mejor del equipo, continuaba como ídolo de la ciudad, el Departamento y Colombia”. Los ejemplos abundan, pero tiene razón el hijo de ‘María Eugenia. Hoy, es difícil realizar ese proceso o recorrer ese camino por la falta de escenarios deportivos donde se pueda jugar. Las canchas existentes son insuficientes ante la demanda de los niños, jóvenes y adultos que quieren practicar su deporte favorito. Hay que trabajar con ahínco en esos semilleros, porque después del ‘Eduardo Santos’, a pesar del Sierra Nevada, nuevo escenario para la ciudad, no existe un lugar para las selecciones.
Y las canchas solo son utilizadas para el deporte recreativo.
LAS PENURIAS
En 1979, el Unión Magdalena vuelve a tener una destacada participación, al llegar al cuadrangular final. Veinte años después, el Unión descendió a la B, luego de quedar en el puesto 14 del torneo, con un promedio de 1.009.

‘Balín’, el hincha infaltable que, con su sirena, le da la melodía a las voces de toda una hinchada que corea ¡Unión, Unión!
En este tiempo Unión tenía una buena nómina, se dice que la razón del descenso fueron los desórdenes administrativos que rodeaban a la institución, entre ellos, la falta de patrocinio y las tardanzas en el pago de los jugadores. En el año 2002 volvió a la primera división del Fútbol Profesional colombiano y tres años después, exactamente el 30 de octubre de 2005 volvió a la categoría B, a partir de allí empezó su mal desempeño temporada tras temporada que fueron apagando la ilusión de los hinchas.
En 2012, la hinchada se ilusiona con el ascenso, después de una gran temporada. Sin embargo, los ánimos se fueron al piso luego de perder la final de la categoría que le permitiría el regreso a la A, frente a América de Cali.
Un año después recibieron la noticia de la posible demolición del estadio ‘Eduardo Santos’, lo que empañó más su panorama, porque debían conseguir otro estadio donde jugar de local, en un lugar ajeno a su ciudad. Los partidos posteriores después del anuncio se jugaron en el estadio ‘Federico Serrano Soto’ en Riohacha y en el estadio Municipal de Ciénaga, Magdalena ‘Luís Tete Samper’.
El año pasado jugó en el estadio ‘Diego de Carvajal’ de Magangué, Bolívar, después de enamorar al público magangueleño con su fútbol, que lo acompañaba en cada partido junto a los hinchas samarios que podían ir a verlo, a pesar de la distancia.
Pero eso hace parte del pasado, hoy el Sierra Nevada de Santa Marta, poco a poco vuelve a llenarse, las tribunas son adornadas nuevamente con las sonrisas de la familia y el aire que se respira es de unión y felicidad. Todos vuelven a representar la esencia del equipo, se siente esa conexión entre el hincha y los jugadores, la pasión del pueblo magdalenense renace y le da significado al nombre de la institución que al final representa un conjunto que trabaja cogido de la mano con su gente: ¡Unión Magdalena, tú sabes cuánto te quiero!

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