Edición Especial
Polémica por ‘Ser pilo paga’


Marcela Escandón
El debate en torno al programa de apoyo del Ministerio de Educación Nacional a estudiantes con excelentes resultados académicos pero escasos recursos económicos para acceder a la educación superior ‘Ser pilo paga’ se ha transformado. Antes, la discusión giraba en torno a quienes identificaban los aciertos y desaciertos de la medida, de un modo ponderado, y quienes rechazaban el experimento por costoso y lleno de riesgos para el Estado, los beneficiarios y sus familias. Sin embargo, ahora la discusión se concentra en el grado de responsabilidad del programa ante la crisis de las universidades públicas. Para entender todos los componentes de esta discusión, a continuación se presentan los principales argumentos tanto de defensores como de detractores, para comprender mejor el asunto en toda su complejidad.
ACIERTOS Y DEBILIDADES DEL PROGRAMA
El principal acierto del programa es su objetivo. En definitiva, es fundamental tener en cuenta que en un país donde la corrupción y la inequidad impiden que la meritocracia sea la regla, el programa ‘Ser pilo paga’ les brindaba una oportunidad a aquellos jóvenes que de otro modo se verían obligados a iniciar la vida laboral sin ninguna preparación, a postergar su formación o a jamás acceder a una educación superior de calidad. Por eso vale la pena comenzar por la enumeración objetiva de las principales virtudes y problemas de este programa:
LOS ACIERTOS:
- El mensaje del mérito. ‘Ser pilo paga’ no solo convierte lo que hoy es un privilegio en una posibilidad real basada en el mérito: entrar a la universidad y al programa deseado. También transmite un mensaje muy importante: el esfuerzo individual y el trabajo duro tienen su recompensa, independientemente del dinero y los apellidos.
- Diseño basado en el éxito. Estaba inspirado en el exitoso programa Quiero Estudiar de la Universidad de Los Andes, cuya metodología fue probada y perfeccionada por varios años.
- No todo en la vida es dinero. El programa significaba que la ausencia de recursos económicos no equivalía a la ausencia de oportunidades. Mensaje poderoso.
- Un acompañamiento comprensivo. En su diseño, este programa incluía subsidios de manutención y acompañamiento para los beneficiarios de diversas instituciones estatales, por ejemplo, del programa ‘Jóvenes en Acción’. Adicionalmente, las universidades han respondido con apoyo económico, psicológico y académico, como un esfuerzo institucional para adaptarse a este programa.
- Fortalecimiento regional. La concentración de universidades de alta calidad en Bogotá se acepta a veces como una realidad inmodificable. Sin embargo, los ‘pilos’ también podían acceder a educación de calidad en diversas regiones, lo que les abre la oportunidad a estas instituciones para adaptarse al mercado y ser más competitivas. Ciudades como Cali, Manizales, Bucaramanga y Barranquilla recibirán un porcentaje grande de estos estudiantes.
- Incentivos para el debate nacional. Colombia necesitaba discutir públicamente la calidad de su educación y gracias a los anuncios del programa, esto se está haciendo en todos los niveles, desde el alto gobierno hasta el ciudadano del común, pasando por los académicos y expertos. Convertir este tema en una preocupación nacional es un paso necesario para mejorar nuestra educación.
LAS DEBILIDADES Y ASPECTOS POR MEJORAR:
- El desafío de la deserción. La selección adecuada de la carrera -igual que las deficiencias en idiomas- son retos académicos cruciales. Esto es tanto o más importante que el apoyo económico para el estudiante, pues de eso depende que él o ella tomen una decisión informada sobre sus carreras y definan sus verdaderas vocaciones.
Por eso la orientación profesional durante los primeros semestres de la universidad es fundamental, pero ‘Ser pilo paga’ aún no lo ha dimensionado. Por ejemplo, ¿saben los bachilleres la diferencia entre un politólogo y un abogado? ¿O entre un psicólogo y un psiquiatra? De responder preguntas como estas dependerán los altos o bajos índices de deserción, así como el evitar los problemas económicos, familiares y emocionales que implica un retiro temprano.
- ¿Apoyo o igualdad? Todas las ayudas a los estudiantes son necesarias y bienvenidas (fotocopias, transporte, orientación en una nueva ciudad) pero para ayudar se requiere un tratamiento académico igualitario. Por eso, con excepción de los requisitos de idiomas, no deberían atenuarse las exigencias a los estudiantes becados, para evitar que esta permisividad se convierta en un tema de discusión en las clases. Se supone que estos estudiantes están allí por su desempeño destacado, de modo que en un programa curricular coherente estos jóvenes deberían seguir destacándose.
- Discriminación social. Superar los estereotipos sobre los ‘ricos’ y los ‘pobres’ es un reto para los becados, para sus compañeros y para los profesores, pero también para todos los colombianos. Ser una persona con dinero o de escasos recursos no te hace “clasista” ni te hace ‘pobrecito’. En lugar de suponer que los pilos serán discriminados, se debe discutir cómo crear otros espacios de igualdad, además del programa ‘Ser pilo paga’.
- ¿Flexibilidad o respeto a las reglas de juego? Las medidas para lograr que los estudiantes terminen a tiempo y obtengan buenas notas no deberían reducirse a incentivos negativos como el pago del 100 por ciento de las matrículas en caso de abandonar la carrera. También pueden ensayarse incentivos positivos, como prácticas y convenios en el exterior, ofertas laborales, participación en investigaciones u otras oportunidades que motiven a los pilos a seguir siendo los mejores y a acabar a tiempo su carrera.
Es urgente replantear las deudas enormes que desde ya se prevén para aquellos que no terminen la carrera y permitir la revisión de cada caso, en lugar de aplicar irreflexivamente las reglas. En este punto, los créditos – beca de la Universidad de Los Andes y su sistema de condonación son un ejemplo excelente.
TESTIMONIO PERSONAL
Para abordar este punto del debate, voy a hablar en primera persona y compartir mi caso como becada de una universidad costosa, que sin embargo logró graduarse sin ser discriminada -aunque sé que mi experiencia personal no puede generalizarse-.
Los estudiantes becados están expuestos a gente sensata o insensata, a ambientes tranquilos u hostiles, a personas amables o conflictivas, como lo están todos los estudiantes en todas las universidades.
Con esto no se busca negar la realidad de la discriminación, ni minimizar las consecuencias físicas, psicológicas y socio-afectivas del matoneo u otras formas de maltrato. Pero se resalta que, en muchos casos, los temores frente al programa ‘Ser pilo paga’ se basaban en estereotipos erróneos sobre las universidades privadas y sobre los becados y sus familias.
Si bien varios compañeros (becados y no becados) desertaron, yo tuve la fortuna de adorar la carrera que escogí e incluso pude complementarla con un doble programa. Tuve profesores excelentes, buenos compañeros y grandes amigos. Me gradué en el tiempo esperado y con una distinción cum laude, obtuve una beca para la maestría, mi tesis obtuvo un premio y fue publicada. He sido investigadora, docente universitaria y he trabajado en la academia, el sector público y la sociedad civil. Y quizá nada de eso sería posible si mi familia y yo no hubiéramos asumido el riesgo de presentarme y aceptar esa beca.
Por supuesto, no todo fue color de rosa, pero, positivamente sorprendida, tuve que aceptar que la realidad era otra. No solo nunca me sentí discriminada sino que conocí personas maravillosas que crearon para mí un ambiente amable pero competitivo donde importaban más las notas que la marca de los jeans.
Entonces, entendí que la discriminación funciona de lado y lado, porque los estereotipos se originan en hechos ciertos (hay personas con más dinero que otras), pero se reproducen porque la gente no se toma el trabajo de dar el beneficio de la duda. Eso también debe tenerse en cuenta en el debate, para superar las concepciones simplistas y los prejuicios que en la historia de Colombia han sido origen de múltiples violencias.
¿Y QUÉ PASA CON EL REEMPLAZO DEL PROGRAMA?
Se llama Generación E y es la herramienta del nuevo gobierno para superar las fallas del anterior programa. El objetivo general es brindar el acceso sin barreras a la educación superior gratuita a las personas de escasos recursos que quieran ir a instituciones públicas. Si se trata de una persona privada, la universidad y el estudiante deberán ayudar a financiar la matrícula.
Importante considerar que el programa Generación E cubrirá el 100 % del valor de la matrícula y dará un auxilio de sostenimiento por el tiempo que dure el programa académico a las personas que cumplan las siguientes condiciones: ser colombiano, tener un puntaje Sisbén igual o menor a 32 puntos y estar admitido en una institución de educación superior pública. Se beneficiarán 320.000 estudiantes en 4 años.
Un segundo componente es que el programa le otorga presupuesto a las Instituciones de Educación Superior públicas de cerca de 223.000 millones anuales para proyectos de inversión de diversa índole: para garantizar el bienestar de los estudiantes y la reducción de la deserción, para fortalecer materiales educativos e infraestructura tecnológica y dotación, proyectos de regionalización, diseño y adecuación de nueva oferta académica y proyectos de investigación”.
EN CONCLUSIÓN
Evidentemente el programa ‘Ser pilo paga’ no resolvió todos los problemas de la educación colombiana. A pesar de sus objetivos tan específicos y loables, su implementación fue motivo de debates en torno al financiamiento de la universidad pública. Ahora bien, aunque valía la pena revisar y cuestionar sus estrategias e implementación tampoco debe exigírsele lo que no está entre sus objetivos.
Al margen de ese debate, surge un nuevo frente de discusión en torno al programa Generación E. Aunque aún no se conocen detalles de cómo operará, desde ya puede decirse que efectivamente logra superar algunas s de ‘Ser pilo paga’ y que puede capitalizar sobre lo ya construido. Bien manejada, esta iniciativa les permitirá a jóvenes con escasos recursos construir excelentes hojas de vida, vivir nuevas experiencias, conocer personas de todos los estratos y regiones y cimentar un mejor futuro para ellos y sus familias. A esto también contribuía ‘Ser pilo paga’, pero ahora se podría a la vez incentivar las matrículas en las universidades públicas.
Eso sí debemos ejercer el control ciudadano, criticar y proponer mejoras para que su reemplazo, Generación E, sea cada vez más efectivo en el propósito de reducir las barreras de acceso a la educación superior de calidad a partir de criterios meritocráticos. Esto resulta fundamental para generar un país más justo y en paz.


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