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A propósito del Carnaval de Barranquilla ¿en qué va la Fiesta del Mar?

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Santa Marta es conocida en el mundo como la magia de tenerlo todo. Su posición geográfica es privilegiada al estar bañada por el mar Caribe y resguardada por la Sierra Nevada, además, navegada por los dulces ríos que descienden del macizo montañoso. Todos estos atractivos si bien son reconocidos en el mundo exterior por viva voz de aquellos turistas que han experimentado la sensación de estar en la ciudad, desde la institucionalidad han faltado políticas claras para posicionar internacionalmente todos esos elementos inmateriales, turísticos, arquitectónicos y gastronómicos que conforman a la ciudad más antigua de América y hacer alusión a su apellido de Distrito Turístico, Cultural e Histórico.

Uno de los baluartes inmateriales de Santa Marta es su Fiesta del Mar. Estas si bien se han fortalecido con el pasar de sus 58 años, no han tenido la proyección internacional que necesitan para dar el salto competitivo que requiere la ciudad para consolidarse en todos sus aspectos como destino de turismo no solo de playa y sol, sino de naturaleza, histórico, cultural, étnico, entre otras facetas, impactando directamente en la economía del gran empresario y del pequeño emprendedor.

El impacto nacional e internacional que tiene el Carnaval de Barranquilla y el Festival Vallenato radica en la planificación y promoción regional, nacional e internacional que hacen durante todo el año de estas dos festividades del Caribe que son igual de importantes que la Fiesta del Mar.

Tanto en Barranquilla como en Valledupar existen fundaciones que se dedican empresarialmente a trabajar todo el año en la organización de estas festividades para darles realmente la magnitud internacional que necesitan para jalonar nuevas inversiones y fortalecer a ‘La Arenosa’ y a la ‘Capital Mundial del Vallenato’ como destinos turísticos.

UNA DEUDA

Por lo anterior, Santa Marta está en deuda de crear su fundación para organizar con proyección internacional las festividades del mar a cargo hoy de la Oficina de Cultura de la Alcaldía, ente rector de esta celebración que anteriormente era organizada por la Gobernación del Magdalena pasando al resorte local cuando la ciudad es declarada como Distrito Cultural, Turístico e Histórico.

Al no tener las festividades unas políticas establecidas, cada alcalde que llega a la Administración Distrital, por lo general, las aplaza en su primer periodo. “Cada alcalde que llega considera organizarlas mejor y delega la responsabilidad a la Oficina de Turismo o Cultura donde cada uno tiene una idea diferente, porque no existe un manual o metodología que los oriente sobre la forma de organizarlas”, señaló Fidel Vargas, conocedor del tema turístico.

La primera Fiesta del Mar se realizó del 26 al 29 de julio de 1959 en la bahía de Santa Marta, luego que José Alzamora, El ‘Capi’ Ospina Navia y Emilio J. Bermúdez, fallecidos, conformaran la Oficina de Turismo del Magdalena.

Fue así como se convocaron a los diferentes Departamentos para que enviaran sus representantes al Concurso Nacional del Mar y a sus delegaciones deportivas para que participaran en el Festival deportivo náutico. Como requisito, las representantes debían practicar mínimo tres deportes náuticos: natación, resistencia bajo agua y sky; mientras que los equipos deportivos debían competir en diferentes pruebas, tales como carreras de natación, canotajes, sky, entre otras.

“El maestro Bermúdez pensó que todo el tiempo manejaría la Fiesta del Mar de acuerdo con sus consideraciones, el fortalecimiento de los juegos náuticos y de playa, principal motivo que debe llevar la fiesta con el apoyo del Comité Olímpico”, explicó Fidel Vargas, secretario de Turismo del Magdalena.

Uno de los puntos esenciales de la Fiesta del Mar es la coronación de la reina, acto que debe realizarse en el mar, como se hacía en sus orígenes. En 1959 se montó una tarima provisional dentro del mar, frente al Hotel Tayrona (actualmente Gobernación del Magdalena) y allí se celebró el acto de coronación de la Reina del Mar. También se llevó a cabo el Desfile de Carrozas, el juramento al dios Neptuno y en 1960, el tradicional Desfile de Balleneras.

“Cada administración le impregna su idea, unos les agregan, otros les quitan y no se fortalece lo principal: los juegos náuticos nacionales y de playa, con esto se va perdiendo la razón de ser de estas festividades”, precisa el conocedor sobre turismo, Vargas Salcedo.

UNA EXPERIENCIA SIGNIFICATIVA

Si se quiere tener una experiencia a seguir, la Fundación Carnaval de Barranquilla, donde la Alcaldía tiene una participación del 46 por ciento, maneja un festejo que le significa a sus cabezas estatus y muchas relaciones públicas. Ellos reciben cada año a poderosos de todas partes del país. En su papel de organizadores – anfitriones demuestran tener conexiones con el Presidente de la República.

Organizar el Carnaval implica un trabajo que comienza casi desde que se terminan las carnestolendas del año anterior. Un grupo base de unas 15 personas trabaja de manera permanente en esta empresa que desde mayo está gestionando recursos, haciendo la lista de homenajeados, escogiendo jurados, armando la programación, reservando los espacios, convocando a los proveedores. Se estima que un millón y medio de personas asisten a ese programa formal.

Santa Marta podría tomar los resultados positivos de esta fundación para moldear la idea de la Fundación Fiesta del Mar, así se garantizaría la continuidad de esta. “No tendría un alcalde nuevo que suspenderla, porque desde lo público es difícil ejecutar recursos para festividades. Lo primero que piensan es en el cantante vallenato, la mejor orquesta, y se olvidan de su esencia”, manifiesta Fidel Vargas.

Las reinas hacen parte de la idiosincrasia de unas festividades. En esta oportunidad, el deporte de mar y playa es el eje central de la Fiesta del Mar que debe proyectarse con seis meses de antelación a nivel internacional.

RECOMENDACIONES

Una de las debilidades de la festividad es la falta de proyección internacional. Fidel Vargas, conocedor del tema turístico, recomienda que se debe hacer un trabajo de promoción en los medios de comunicación nacional e internacional que debe iniciarse desde enero.

“Este trabajo se debe hacer con antelación, con recursos que deben salir de la entidad Fiesta del Mar, de Fontur, Ministerio de Comercio y Turismo; se deben jalonar esos dineros para empezar con la promoción desde comienzo de año, porque a los turistas que les gusta observar los juegos de playa se preparan para asistir”, explica Vargas Salcedo.

A su vez señala como recomendación, que “el programa oficial de Fiesta del Mar debe salir en enero o febrero para que los turistas se programen, tengan seis meses para comprar los tiquetes. Hay gente que averigua la fecha del vuelo real para comprar el pasaje”.

Con una Fundación dedicada a la Fiesta del Mar, Santa Marta se posiciona el patrimonio inmaterial que representa esta celebración desde 1959, aumentaría el sentido de pertenencia por el territorio e incentivaría la apropiación de ese patrimonio.

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