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Tecnología

FaceApp: los riesgos tras esta tendencia

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En las redes sociales abundan las publicaciones y los retos como #FaceAppChallenge que incitan a los usuarios a alterar sus apariencias mediante distintas aplicaciones que usan filtros de rejuvenecimiento, envejecimiento y belleza.

Sin embargo, estas aplicaciones, como la rusa FaceApp que se ha tomado internet en las últimas semanas, y que prometen cambiar el rostro muchas veces buscan recolectar datos para vender posteriormente sin que los usuarios sean conscientes de la información personal que están proporcionando a terceros.

Cada vez que un usuario utiliza FaceApp para cambiar el color del cabello, usar filtros de maquillaje y belleza o parecer más joven o anciano, le concede permisos a la aplicación para acceder a información personal como sus archivos multimedia, es decir las fotos y videos almacenados en el dispositivo, así como a la cámara y micrófono.

Los efectos que logra FaceApp cuentan con gran nivel de detalle, pues la aplicación de origen ruso emplea inteligencia artificial de redes neuronales, que se refiere a sistemas que logran aprender con base en grandes cantidades de información. Esta tecnología hace posible generar nuevas apariencias físicas a partir de millones de rostros que se toman como referencia.

De esta manera, FaceApp no solo está recolectando millones de caras, y con ellas la información biométrica de los usuarios (con la que cada vez es más común acceder a procesos migratorios, de salud y hasta financieros), sino que gran parte de esos datos representan un lucrativo negocio: vender bases para futura publicidad.

Sin saberlo, usuarios están «regalando» su información personal a terceros cuyos usos son desconocidos.