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Toque de queda sin buses

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El viernes anterior el alcalde Peñaloza decretó el toque de queda en Bogotá por la inestabilidad social que se vivía en esos momentos, pero para muchos resultó incomprensible lo que les sucedió a muchísimos habitantes de esta ciudad. Se envía a todo el mundo a su casa con muy poco tiempo de anticipación y sin transporte especialmente para los habitantes del sur de la ciudad, del occidente, del centro.  Es decir, para casi toda esa gran cantidad de población que labora o estudia o está en esos momentos muy alejados de su lugar de residencia.

Sorprende que después de ese espectáculo de miles a miles de individuos, mujeres, niños, personas mayores, caminando por horas de horas, sin ninguna posibilidad de acortar distancias, nadie le ha preguntado al alcalde cómo no se le ocurrió buscar alternativas de transporte. La excusa era que se tuvo que suspender Transmilenio porque fue atacado por vándalos. Eso es cierto en muchas de las estaciones, pero precisamente por esa realidad cómo no se ocupó de prestar alternativas con medios informales o de otro tipo.

La paciencia de estos miles de caminantes es increíble porque tal vez por la desesperación de llegar antes del toque de queda no les permitía gastar preciosos minutos protestando. Pero quienes veíamos por televisión o sufríamos pensando en aquellos que no alcanzarían a llegar a tiempo a sus casas, no lográbamos entender cómo era posible que las autoridades locales fueran tan poco sensibles frente a lo que iban a vivir los ciudadanos.

Definitivamente esta administración local y el mismo gobierno nacional no se caracterizan por sus sensibilidad social o mejor por su respuesta a las demandas que ellos mismos crean, en este caso con un apresurado toque de queda. Cómo es posible que no previeron que los desmanes contra las estaciones de Transmilenio y contra los buses alimentadores iban a suceder. Y además cómo no estudiaron alternativas.

No se puede ser tan poco previsivo cuando de la calidad de vida de las personas se trata. Por ello, esta dura experiencia que parece haber pasado desapercibida para las autoridades responsables, debe servir para que existan medidas preventivas de manera que no se repita esta situación. Debe haber formas de evitar ataques a estaciones claves, a buses en rutas críticas y además esquemas de emergencia para que este drama que vivieron muchos no se repita.

Por qué nadie, ninguno de los afectados, ha planteado una queja es la gran incógnita. A este nivel ha llegado la tolerancia de una población que espera muy poco de las autoridades que deben velar por su bienestar. El pueblo colombiano con demasiada frecuencia es demasiado tolerante y por ello quienes tienen la oportunidad de hacerse oír, deben demandar acciones que impidan situaciones como la de un toque de queda sin transporte. Qué tipo de mandatarios tenemos que se caracterizan por su incapacidad de pensar en la gente común que requiere de bienes públicos como el transporte masivo. Es de verdad Inaudito lo que sucedió el día del toque de queda en Bogotá. Pasó lo mismo en Cali? Sería bueno saberlo.

 

 

 

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