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Columnistas

Avanzar como unidades territoriales

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Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez

Es claro y demostrado está, a la luz de investigaciones sociales a lo largo y ancho de la comunidad de naciones, que la riqueza o pobreza en ellas no es algo fundamentalmente económico, cultural, religioso o geográfico, sino eminentemente político, que además depende de la existencia de instituciones calificadas como inclusivas que fomenten la participación de la mayoría de las personas y garanticen que cada uno de los individuos en la sociedad puedan ser lo que deseen ser. No se fracasa cuando la renta media de los hogares es justo, los jóvenes estudian, la gente vive sana, hay asistencia sanitaria oportuna, ley y orden, las actividades se adelantan sin temor de perder la vida, honra y bienes. Se fracasa y no se avanza cuando se carece de educación, salud, seguridad y hay corrupción.

Un territorio sale avante cuando brinda el valor fundante de la seguridad, se ordena, provee calidad de vida, oportunidades de desarrollo. Cuando sus pobladores viven sin temor. Con garantías para estudiar, trabajar y vivir dignamente. Sin miedos ni estrés social, con emprendimientos, adecuada movilidad, ausencia de informalidad económica, espacios públicos libres, redes criminales debeladas. Cuando se busca y procura la forma de ser sostenible en todos sus ámbitos, áreas y niveles. Ser inclusivos, sin marginaciones y cuidando su medio ambiente y naturaleza.

Avanzar o retroceder una ciudad está ligado a propósitos ciertos de empoderamiento, compromiso y sentido de pertenencia de sus ciudadanos, comunidad, clase dirigente, autoridades y el grado de responsabilidad que cada una de ellas tenga en mayor o menor grado. No se trata de elegir buenas personas, importante como esencial; sino que además de lo cual tengan una idea y visión de ciudad a construir, ejercer en mejor forma la ciudadanía e interesarse por la cosa pública en todo cuanto contiene y comporta. Hay fracaso cuando no hay dolientes, cuando su dirigencia no muestra interés y permite que su clase política piense siempre en las próximas elecciones que no en las próximas generaciones. Definitivamente fracasan los territorios cuando también la política fracasa.

Está en nosotros, ciudadanos de a pie, no permitirnos bajo punto de vista alguno el fracaso de nuestros territorios. Trabajar con denuedo para que ello no pase. Ser exigentes con nuestras autoridades y dirigencia toda, al tiempo de exigirnos y obligarnos ser cada día y cada vez mejores ciudadanos; objetivos, pero también propósitos que deben acompañarnos sin desfallecer en la ruta por hacer de nuestros terruños el lugar mejor donde desarrollar nuestras actividades en todos sus órdenes. saulherrera.h@gmail.com *Abogado. Especializado en Gestión Pública

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