Editorial
El agua en Santa Marta un eterno sufrimiento que hace crisis

Durante la década transcurrida del 2011 al 2021 los samarios han visto degenerar su situación de agua, alcantarillado y saneamiento básico en general a pasos agigantados, los estudios, esfuerzos, acercamientos a la planeación nacional y programaciones adelantados por las anteriores administraciones en aras de una solución definitiva al problema del agua en Santa Marta, se olvidaron y dejaron en el pasado, para dar espacio a una dinámica de cambio que prometía mucho mas de lo que estaba preparada para enfrentar. Carlos Eduardo Caicedo Omar ha venido dirigiendo la ciudad de Santa Marta ininterrumpidamente desde el año 2011 y ahora inclusive se encuentra a cargo del Departamento del Magdalena, desde ese poder inconmensurable, asume y dirige a su antojo la priorización de los temas a resolver, a su juicio de mayor afectación para la población que representa; sin embargo es notorio que ha ocupado sus esfuerzos en alimentar una imagen y construir catapultas en su ruta de ascenso al anhelado gobierno central. Las medidas planteadas en cualquier tema sensible a la población no son mas que actos para hacerse notar, posar como víctima y enriquecer sus medios para alcanzar el espacio nacional que tanto le ilusiona, lejos muy lejos de ofrecer soluciones reales a los gobernados.
En lo que se publicitó como una alternativa a favor de la comunidad, planteada con la expulsión de la AAA en las extintas Metroagua y R&T, (Recaudos y Tributos), Caicedo trajo a la ciudad a VEOLIA una empresa trasnacional francesa con experiencia en actividades de gestión de agua, gestión de residuos y servicios energéticos, en una jugada estratégica en la que solo le permitió espacio de acción por escasos dos años, asegurándose así que ninguna planeación concreta de inversiones se realizara por parte de esa transnacional; todo esto en la ruta a través de la cual estructuró una Empresa de Servicios Públicos personalizada que denominó ESSMAR ESP. (Empresa de Servicios Públicos del Distrito de Santa Marta ESP) orientada a garantizar los servicios públicos de aseo, acueducto y alcantarillado y hasta alumbrado público, o como reza su misión: “Garantizar la prestación de servicios públicos, directamente o a través de un tercero, generando valor público al Distrito de Santa Marta.” Toda la experiencia contenida en grandes empresas como AAA y VEOLIA, transnacionales de trayectoria y desempeño reconocidos fueron poco ante la nueva creación del cambio. “Decreto 282 de 2016 por medio del cual se crea la ESSMAR ESP, Por el cual se modifica el Decreto 986 de 24 de noviembre de 1992, se amplia el objeto de la Empresa de Servicios Públicos de Aseo del Distrito de Santa Marta , ESPA ESP y se Cambia su denominación por la Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta, ESSMAR ESP” (datos tomados de la página web de ESSMAR ESP).
Entre esos inicios en la vigencia 2016 y la vigencia actual 2021, es decir escasos 6 años, el desarrollo de los acontecimientos y de los hechos desemboca en la actual intervención por parte de la Superintendencia de Servicios Públicos a la ESSMAR ESP, exponiendo, entre otras situaciones, un déficit acumulado de $36 mil 286 millones de pesos que se arrastrará hasta por lo menos la vigencia 2029, “Resolución SSPD-20211000720935 de 22 de noviembre de 2021”. En el ínterin de este corto recorrido la ciudadanía samaria ha visto incrementarse el deterioro del servicio de manera exponencial; pese al escaso abastecimiento, a la exposición permanente de aguas servidas y regular alumbrado público, la facturación no ha dejado de fluir de manera constante. Desde el 2019 la Superservicios señaló que la ESSMAR ESP no contaba con la capacidad económica, administrativa ni operativa para prestar los servicios de los cuales se hizo responsable.
Hoy en día todos los hogares samarios se encuentran afectados en lo que podría representar el servicio público más costoso de Colombia al tener que cubrir no solo la facturación corriente del ESSMAR ESP sino la compra de agua en abastecimiento extra desde carro tanques, no garantizados como potables, hasta botellones de consumo humano, y ni que hablar de la desesperante situación del desbordamiento de aguas servidas que ocurre a lo largo y ancho de toda la ciudad. Ante los ojos impávidos de la comunidad el servicio ha colapsado y las expectativas de mejora desaparecieron dando lugar a la mas inesperada desesperanza.
La necesidad de implementar un servicio de alcantarillado eficiente, experiencia que ha sido exitosa en otros lugares del caribe colombiano, en Santa Marta se ha transformado en un sueño difícil de alcanzar, ese es el sentir de la comunidad en general, la solución definitiva se permutó por millonarios contratos de camiones que evacuan el sistema de aguas servidas y desfilan por toda la ciudad como parte del nauseabundo paisaje así como en la generación de incalculables pagos por estudios cuyas condiciones de cumplimento se expresan en cifras, valores y tiempos indefinidos pactados de antemano como una fuga permanente de recursos del erario local, con esto se hace evidente que lo peor de esta situación es la pérdida permanente de recursos que no estarán disponibles para implementar soluciones de fondo, condenando a la ciudad a vivir esta experiencia de manera indefinida en el tiempo por venir.
El sector representativo de Santa Marta por excelencia, el turismo, es talvez principal víctima de la situación del agua en todos sus aspectos, llevando a sus representantes gremiales a la triste conclusión que “Santa Marta es solo un destino que no alcanzará la talla internacional debido a la deficiencia en agua y alcantarillado”, las nuevas inversiones en el sector sencillamente no le apuestan a poner recursos bajo las actuales condiciones y las inversiones ya hechas y en desarrollo han visto incrementados gravemente sus costos operativos a causa del problema, por otra parte, los turistas prefieren destinos mas amables a los que ofrece el Magdalena, bajo la deficiencia de servicios públicos vitales como el agua y alcantarillado que son notorios en la ciudad, a similar conclusión han llegado los empresarios e industriales que se agremian en la Cámara de Comercio, aunado a la genuina preocupación que genera “la situación beligerante de los gobiernos locales contra las institucionalidad nacional y como esto, afecta el desempeño de los empresarios en la búsqueda de soluciones estructurales ante los deficientes sistemas de acueducto y alcantarillado y de la necesidad imperante de una efectiva planeación territorial”.
Pese a la frustrante situación, surgen esfuerzos civiles que ponen sus esperanzas en el trabajo en equipo, la promoción de las virtudes de la ciudad, la convocatoria nacional e internacional y el aunar esfuerzos para sacar adelante a Santa Marta como destino de turismo e inversión, de otra parte, la inercia de la dinámica internacional y la excelente calidad de la geografía que caracteriza al Magdalena impulsan por si mismas el crecimiento de la industria turística, claro es que este empuje natural sería mucho mas eficiente si se acompañase del esfuerzo de las administraciones locales que parecen no comprender que no se trata de protagonismos personales sino de encontrar la mejor solución para toda la ciudad.
El planteamiento de soluciones definitivas ha sido abordado por personalidades locales y nacionales que se preocupan genuinamente por encontrar alternativas efectivas de solución, las inmejorables condiciones geográficas y sus múltiples fuente hídricas que van desde la afluencia de ríos muy importantes que descienden de la sierra nevada, hasta la posibilidad de hacer uso de las aguas del Rio Magdalena se plantean como alternativas a desarrollar, el ingrediente que aportaría mayor valor a los esfuerzos por realizar es la camaradería, la cooperación, el dejar a un lado los protagonismos, rencores, intrigas e intereses personales para concentrarse en la cooperación y gestión ante el gobierno central, las fuentes de recursos disponibles a nivel nacional y o internacional que sean necesarias para cambiar esta triste realidad de la otrora perla de América.
En la sabiduría popular es conocido el dicho “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista” esperemos que la resistencia de Santa Marta no siga tensada hasta alcanzar los 500 años que se aproximan.
