Columnistas
Hablemos de involucramiento nuevamente
Por: Gloria C. Berdugo Oviedo, PhD
Coach Certificada
La dinámica de las organizaciones ha cambiado. Aquellas que quieren tener éxito en los nuevos escenarios laborales se han visto obligadas a mirar la forma en que se relacionan con su capital humano y cómo manejan los intangibles de la vida personal y sus consecuencias en el lugar de trabajo. Estos nuevos escenarios están marcados por la reciente explosión de la Inteligencia Artificial, los rápidos avances en la tecnología, y los cambios en la forma en que nos relacionamos generados por las redes sociales. Por otra parte, los avances en las investigaciones de la psicología positiva que versan, entre muchos temas, sobre el bienestar, la felicidad, la prosperidad, la autocompasión y la gratitud han tenido una gran influencia en el entorno laboral. Agregado a lo anterior, la pandemia del covid-19 ha cambiado radical y permanentemente el lugar de trabajo y las aspiraciones de las personas sobre su trabajo. Definitivamente podemos decir que estamos en medio del gran cambio mundial de nuestro tiempo.
Al comienzo de la pandemia en abril de 2020, poco más de dos semanas después que comenzó el primer confinamiento obligatorio en Colombia, hice una publicación en mi cuenta de Facebook (www.facebook.com/gloria.berdugo.73) que decía: “Prioridad no es necesariamente lo que necesita nuestra atención inmediata. Es necesariamente lo que necesita nuestra atención permanente: nuestra salud física, mental, emocional, espiritual, nuestros principios, valores, convicciones, nuestra familia (que incluye a nuestros amigos) y nuestro respeto y solidaridad hacia los demás”. Esta publicación surgió del estado de estrés, incertidumbre y miedo que se apoderó de todos al comienzo de la pandemia cuando nos dimos cuenta de que nuestro sentido de normalidad había desaparecido y que lo que realmente importaba era nuestro balance personal, que no incluía estudios, trabajo, ni ingresos. Se comenzó a compartir la idea de que “el gran cambio debido a la pandemia tiene que ver con hacer algo que amas”.
En lo que respecta a las organizaciones, se ha hecho más evidente que dirigir o liderar personas hoy en día no se trata de controlarlas. Se trata más de comprender, escuchar, cuidar, asesorar, ofrecer coaching, desarrollar las llamadas “habilidades blandas”, además del entrenamiento formal específico. Creo que cuando se trata de las personas en las organizaciones y el desempeño humano, la mayor responsabilidad social que puede asumir una organización es lograr una cultura y un ambiente de trabajo tan atractivo y satisfactorio para todos los involucrados, que repercutirá en sus familias y hogares, su comunidad y, en consecuencia, sobre la sociedad en general. Esto significa que la primera responsabilidad social de las organizaciones es hacia adentro y no hacia afuera. Son comunidades que trabajan hacia objetivos comunes sin olvidar los objetivos individuales. Las organizaciones, especialmente en esta época, son dinámicas y en cierto modo orgánicas. Sus miembros se mueven mucho, pero eso no significa que no aprecien la organización y se sientan totalmente involucrados con ella y con su trabajo.
El tema del involucramiento ha sido recurrente en mis columnas debido a su papel en el desempeño humano. Es en un área importante de investigación en los contextos organizacional y educativo desde hace más de 20 años. Estar completamente involucrado en una tarea significa tener el 100% de nuestra atención en esa tarea, significa un despliegue completo de nuestras capacidades físicas, cognitivas y emocionales para la tarea en cuestión. El involucramiento físico significa conducta o comportamiento en la tarea; por otro lado, el cognitivo puede definirse como la voluntad y la capacidad de asumir una tarea, incluso si es desafiante; y por último, el emocional que se refiere al componente afectivo durante una tarea donde nuestro sentido de eficacia conduce a un sentimiento de competencia.
Decidí regresar a este tema debido a la reciente publicación del informe Gallup sobre el estado de la fuerza laboral mundial para 2021. El involucramiento de los empleados en el trabajo representa un aumento en el rendimiento y la productividad, además de proporcionar beneficios personales para ellos. Estar involucrados con nuestro trabajo tiene que ver con tener un sentido de propósito, con ser reconocido, con sentimientos de pertenencia, con la creencia de que el trabajo de cada individuo se considera fundamental para el éxito general de una organización. Liderar con propósito significa tener presente la individualidad y humanidad de los empleados donde su bienestar está en el centro del liderazgo gerencial. A estas alturas todos sabemos cómo los sentimientos de estrés, miedo, tristeza por la pérdida de vidas humanas, pérdidas relacionadas con el trabajo, pérdidas comerciales e incertidumbre han contribuido a un sentimiento de desesperación en muchos casos. También sabemos sobre el costo de la situación para la salud mental que, si no se le presta atención, podría empeorar. Por tanto, no se puede subestimar la importancia del informe global. El informe Gallup de este año muestra que “…aproximadamente siete de cada 10 empleados están luchando o sufriendo, en lugar de prosperar, en su vida en general. El ochenta por ciento no está involucrado o está activamente desconectado en el trabajo. Esta falta de involucramiento le cuesta a la economía mundial US $ 8,1 billones, casi el 10% del PIB, en pérdida de productividad cada año”. El informe también muestra la relación entre la resiliencia y el involucramiento para el desempeño humano efectivo. Los empleados involucrados, en general, son muy resilientes. El éxito en el desarrollo de una cultura de involucramiento depende en gran medida de quién dirige una organización. Algunas de las propuestas para un mayor involucramiento de los empleados en el trabajo incluyen establecer una clara misión y visión de la organización que sea convincente y coherente para ellos; implementación de programas de apoyo y coaching para empleados; promover aspectos físicos, sociales y organizacionales que fomenten el logro de metas y el crecimiento personal; promover un ambiente de trabajo en el que se faciliten las relaciones comunitarias, las interacciones de apoyo y el trabajo en equipo, proporcionando un entorno más seguro que amenazador. De ahí la importancia de la seguridad psicológica en la consecución de altos niveles de involucramiento de los empleados.
Alguien dijo una vez que no hay recursos humanos en el trabajo. Solo seres humanos. Es hora de empezar a tratar a los que trabajan como los seres humanos falibles, emocionales, sorprendentes e intrínsecamente maravillosos que son.