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El terror vuelve a imperar en la Sierra Nevada con el resurgimiento del paramilitarismo

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El miedo y la zozobra parecen haberse adueñado nuevamente de la zona rural de Ciénaga, en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde los grupos armados al margen de la ley se encuentran aterrorizando a la población que habita en estas zonas, en donde hace 20 años, se vivía una realidad similar.

Lo anterior, teniendo en cuenta que el pasado lunes, habitantes de la vereda Palestina, a dos horas del corregimiento de Palmor, difundieron un video en el que se quedó evidenciado un enfrentamiento de cual serían protagonistas dos de las organizaciones criminales que se pelean el control de dicho territorio, en donde, hace dos décadas, Hernán Giraldo ejercía el mando y disponía de la vida de quien allí habitara.

Sobre el tema, el coronel Jesús Manuel de Los Reyes, comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, cuya injerencia abarca también Ciénaga, indicó que la información obtenida por las autoridades apunta a que se trata del Clan del Golfo y Los Pachenca, razón por la cual se dispuso de activos de la fuerza pública para fortalecer la seguridad en Palmor.

“Hasta el momento no tenemos reporte de personas heridas o afectadas, hemos escuchado a través de unos audios, que algunas personas han tenido que quedarse de las fincas, todavía no hay información de un desplazamiento, sí tomamos contacto con Defensoría y Procuraduría, ellos han manifestado su intención de apoyar cualquier proceso que se requiera”, manifestó el coronel.

En medio de toda la situación de orden público que se reporta en esa zona del departamento, el investigador y defensor de Derechos Humanos, Lerber Dimas Vásquez, denunció la presencia de sujetos no identificados en una finca localizada en sectores aledaños a río de Gallinas, quienes se llevaron a dos jóvenes cuyo paradero todavía no se conoce. Acorde con sus declaraciones, la realidad que se vive en el macizo montañoso corresponde al resurgimiento del paramilitarismo, siendo que durante más de 40 años son organizaciones que han gozado la tenencia de estas zonas.

El POT Paramilitar

Esta situación contiene un trasfondo criminal complejo en el que, de acuerdo con sus afirmaciones, incluso a las autoridades se les dificulta “enfrentarse a un hecho de tan inmensa gravedad”.

“Esa posesión de 40 años les permitió asumir que los territorios eran propios, entonces, a partir de eso, se crea el Plan de Ordenamiento Territorial Paramilitar (POTP) que delimita unos espacios adjudicados a unas estructuras que, aunque sean paramilitares, se tienen que respetar”, expresó el también antropólogo.

Dicho POTP, otorgó, por ejemplo, al Fuerte Contrainsurgencia Wayuu un espacio para operar que abarcaba desde el río Palomino hasta Maicao; Resistencia Tayrona, por otro lado, operaba desde ese mismo afluente hasta Santa Marta, siendo este un sistema que ocasionó la toma de territorios por parte de estas organizaciones criminales, que, además, son el surgimiento de un “Proceso de Paz mal diseñado”, con el cual el paramilitarismo nunca desapareció del Magdalena, sino que se “engavetó”.

“Unos fueron a las cárceles, otros quedaron en la impunidad y otros, a la medida en que iban saliendo volvían a integrar la estructura paramilitar. Esto se mide en situaciones como la parapolítica que solamente llegó en el Magdalena, más o menos, a un 80%, la paraeconomía que no alcanzó ni siquiera un 1% o 2%, es decir, impunidad de más del 98%, el tema de despojo de tierras tampoco se alcanzó a conocer en más de un 35%. Todas estas acciones hacen que, de alguna manera, estas estructuras puedan volver a formarse”, añadió.

Así mismo, se refirió al narcotráfico como un factor determinante, pues es una actividad que cuenta con dos aliados importantes: los mexicanos y los europeos, que poseen grandes cadenas de logística para el transporte de la droga. Entonces, ese control del territorio, implica también el manejo de los mares para sacar las cargas hacia el Caribe colombiano, luego hacia México o Estados Unidos, a través de los puertos.

¿Y las autoridades?

Ante los recientes acontecimientos en Palmor, este medio de comunicación confirmó que la Segunda Brigada, comandada por el coronel Luis Eduardo Cifuentes y adscrita a la Primera División del Ejército Nacional, dispuso de uniformados del Batallón de Alta Montaña n. 6 hasta la parte alta de la Sierra Nevada, con el objetivo de implementar operativos y hacer frente a la situación de orden público que en el sitio se reporta.

OPINIÓN CARIBE intentó establecer contacto con el alcalde de Ciénaga, Luis Tete Samper y con el secretario de Gobierno del municipio, Héctor Zuleta, en aras de conocer las acciones de la administración municipal para salvaguardar la vida de las personas, no obstante, hasta el momento de esta publicación, no se pudo establecer comunicación con los funcionarios, pues no contestaron las llamadas ni los mensajes enviados.

Por otro lado, la Gobernación del Magdalena, encabezada por Carlos Caicedo, se ha mantenido silenciosa ante la violencia que continúa su proceso de recrudecimiento en el departamento, sobre eso, Lerber Dimas Vásquez, lo atribuye a la negativa de reconocer las fallas en cuanto a la inseguridad urbana y rural que impera actualmente, no solamente en Ciénaga y la Sierra Nevada, sino en demás poblaciones magdalenenses, como la Zona Bananera, que, por primera vez, se ubica en la segunda casilla del conteo de muertes violentas, superada solamente por Santa Marta.

“No se ha tenido contundencia, no hay una línea directa, no hay una participación importante y tampoco liderazgo, entonces asumir eso es asumir un problema que no se ha podido resolver y sobre el cual no han tenido voluntad política”, explica, haciendo énfasis en que no hay una ruta clara que permita conocer los métodos para abordar esta problemática.

“No tienen la capacidad, no saben cómo hacerlo y desconocen las realidades del territorio”, concluye.