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Columnistas

Santa Marta y la década perdida

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Por: Edgar Jafet Hernández Murcia

 

El 27 de octubre de 2011 como muchos otros samarios que venían cansados de años de estancamiento en el desarrollo de la ciudad, decidimos respaldar con entusiasmo a Carlos Caicedo Omar. Para esa época yo era un estudiante de Derecho de la Universidad del Magdalena y el nombre de Caicedo en la U despertaba un sentimiento de respeto y era claro que existía entre docentes, estudiantes y personal administrativo un latente reconocimiento a la gestión de refundación que aquel lideró.

Muchos eran conscientes de las situaciones poco claras que rodearon la administración de Caicedo en la U, la forma en como llego al cargo contando con el decidido respaldo de un Gobernador, que luego fue condenado por parapolítica y de la clase política de la ciudad y el departamento, esa que, hoy genéricamente él denomina “los de antes”, rumores de abusos de poder, persecución a opositores y marcadas arbitrariedades, comportamientos propios de una persona autoritaria. De esos rumores fui testigo cuando a mediados de 2011 en una reunión de los voluntarios que recogíamos firmas para su candidatura a la alcaldía, reaccionó airadamente porque uno de los voluntarios presuntamente lo estaba grabando.

Sin embargo, con un antecedente exitoso en gestión administrativa, un discurso novedoso, omitimos las señales y muchos decidimos respaldarlo con la esperanza que pudiera replicar en la ciudad el éxito de la Universidad. Normalmente Caicedo y sus sucesores inician gobierno con un gabinete técnico y calificado que no dura mucho por la incompatibilidad de lo técnico y la personalidad de Caicedo, primera frustración que normalmente se supera rodeándose de personas con mayor lealtad, pero con limitadas capacidades técnicas y con eso se frustran los propósitos de su gobierno. Lo mismo les ocurrió a sus sucesores y se repite en su etapa actual de Gobernador.

Su accidentado periodo como alcalde transitó entre la improvisación y las disputas políticas con el Concejo de Santa Marta, reconociendo que sería incapaz de dejar resultados concretos en su administración se embarcó sin planificar, en una serie de proyectos de infraestructura que, en su mayoría no han sido terminados y algunos están siendo inaugurados 6 años después de que su periodo terminara en el 2015.

La Administración de Caicedo 2012-2015, fue fundamentalmente Sus pobres resultados: sin obras, con incremento de la deuda, sin POT, sin mejoras en indicadores de calidad de vida y con crisis en el gabinete, adicionalmente le entregó a su sucesor la ESE Distrital en déficit, pese a recibirla con superávit, expuso al Distrito y a la ESE a enormes riesgos jurídicos al negarse caprichosamente en darle posesión a quien se había ganado el concurso de méritos para ser Gerente de la ESE. Curiosamente en la Administración de Rafael Martínez, esa persona, ocupo el cargo de secretario de Salud y Caicedo incluso alcanzo a nombrarlo como Gerente del Hospital Julio Méndez, antes de la intervención realizada por la Superintendencia de Salud.

Sus pobres resultados lo obligaron a adoptar una estrategia política que aun hoy sigue utilizando, la de la víctima.  Se victimizo recordando que era un perseguido de la clase política, señaló a empresarios con los que almorzaba en Club Santa Marta de ejercer un bloqueo para la ciudad, señaló a otros políticos con los antes tomaba whisky y cantaba vallenato de enemigos, construyó imaginarios colectivos y señalo a diestra y siniestra que los de “antes” eran un obstáculo para el desarrollo de la ciudad.

Con esa estratagema y una efectiva y por demás costosa estrategia de marketing político, vendió hábilmente la necesidad de respaldar su sucesor para que Santa Marta, “siguiera con el cambio” su sucesor Rafa Martínez con formas distintas a las de Caicedo y con más capacidad de unir, trató de avanzar en su gestión, pero terminó convirtiéndose en una extensión más de la estrategia de largo plazo de Caicedo, la gestión de Martínez terminó careciendo de independencia, de autonomía, incluso de individualidad. De repente todo lo que Rafa hacia era por y para Caicedo.

Las intervenciones públicas del entonces alcalde Martínez se concentraban en destacar de forma sistemática que, gracias a Caicedo se hizo esto y aquello, que esta obra y aquella fueron fruto de la mente privilegiada de Caicedo, al final de su periodo a Rafa se le conocía más por las cosas que supuestamente hizo Caicedo, que por las que el realizó. Una renuncia completa a la individualidad, a la identidad y sobre todo a la posibilidad de dejar su huella en la historia de Santa Marta.

En términos de avance en los problemas estructurales quedamos sin agua, sin alcantarillado, sin POT, con retroceso en todos los indicadores de calidad de vida, mas informales, con mas hambre. Logros concretos de Rafael Martínez, en su administración intentaron contratar al community manager más costoso del mundo, https://cnnespanol.cnn.com/2016/04/26/polemica-por-contrato-37-000-dolares-mensuales-por-comunicacion-digital-de-un-poblado-de-colombia/  ante el escandalo rescindieron el contrato, en su administración se modificó la planta de personal y se nombraron a dedo y en provisionalidad a decenas de colaboradores del movimiento, es decir, cero clientelismo.  Finalmente, Rafa cumpliendo con su obligación legal contrato lo pertinente para que a los empleados de la Alcaldía se les entregara la dotación a la que tienen derecho. El problema es que contrato con un almacén de garaje, que según denuncias de la prensa vendía ropa de combate a precios de diseñador. https://blogs.elespectador.com/actualidad/esto-mejora-pero-no-cambia/la-prueba-reina-del-manicomio-la-dotacion-santa-marta .

Para el 2020-2023 llegó a la Alcaldía de Santa Marta Virna Jonhson, de la mayor confianza de Carlos Caicedo y primera mujer electa por voto popular en la historia de Santa Marta, sin duda alguna, Virna tenia la oportunidad de dejar su huella en la historia de la ciudad. Así lo manifestamos en el 2020 cuando con inocencia creíamos que Virna construiría un legado, https://www.opinioncaribe.com/2020/08/29/virna-jonhson-a-tiempo-de-construir-un-legado/  hoy cuando su periodo ya tiene el sol en la espalda, vemos con gran desilusión como Virna terminó siendo un convidado de piedra, donde las decisiones, el protagonismo y el rumbo de la ciudad se definen en la carrera primera de santa marta.

Virna al igual que Rafael Martínez, renunció a su autonomía, a su individualidad si se quiere, para jugar un rol secundario en las aspiraciones macropoliticas de Carlos Caicedo, son muchas las ocasiones donde el Gobernador ha desplazado a la alcaldesa en eventos públicos, pese a que el primero no tiene jurisdicción ni competencia en el Distrito de Santa Marta.

El mas reciente de estos ocurrió durante el evento de inicio de la segunda vuelta presidencial, cuando en video y sin inmutarse Caicedo le pidió a Virna que le diera su puesto, para el poder estar al lado del ministro del Gobierno Nacional.  Las ganas de figurar y de catapultar su imagen como político de importancia nacional, al parecer han condicionado la posibilidad de que la agenda de desarrollo de la ciudad se cumpla.

Necesidades básicas sin resolver, incremento del hambre, retroceso en cuanto indicador existe, sin agua, con materia fecal como paisaje de los turistas que visitan la bahía y el centro, con obras inconclusas en su mayoría, siniestradas algunas y con presuntos sobrecostos en muchas. Sin duda alguna, La década perdida.