Connect with us

Columnistas

De partidos políticos a damas de compañías

Published

on

Por Cristian Caro Batista

Considero contrario a lo que se esperaba, posterior a la elecciones presidenciales, un ambiente político con inmoderada calma en Colombia. Todos los caminos conducen a Petro, todo marcha a la perfección, los partidos tradicionales se han adherido al electo presidente, tal como dijo el excandidato presidencial Enrique Gómez Martínez en su columna de semana “¿todos eran petrista?”.

Con tan solo un pocos días trascurridos después del triunfo del pacto histórico y percibir como todos los partidos tradicionales y los nuevos movimientos políticos en Colombia (a excepción de Centro Democrático) se han declarado en adhesión al nuevo mandatario, dejando a la suerte a más de 10.6 millones personas que no comparten el modelo de económico y de gobierno, ni las propuestas de Gustavo Petro, con el pretexto y el argumento de buscar “el gran acuerdo nacional”.

En ese sentido, quien más desalentó fue Rodolfo Hernández, que no solo por ser máximo adversario debe llevar las banderas de la oposición en el congreso, sino porque ese mismo al que le está brindando respaldo, intentó sin ningún pudor y cinismo, traspasando la línea de la ética, desprestigiar su campaña estigmatizándola de: machista, de seguidor de Hitler, Uribista, esclavista, de
estafador y más aun de ridiculizar el secuestro de su hija.

Muy seguido el director del partido liberal Cesar Gaviria confirmó un espaldarazo a la agenta legislativa del presidente Petro: “la intención del partido liberal de junto al Pacto Histórico y el Partido Verde conformar la coalición de Congreso». No es de sorprender esta decisión, pues en múltiples ocasiones sus directivas han utilizado la figura de este partido tradicional para dar a poyos a diferentes candidatos a la presidencia a cambio de ministerios y participación en el poder ejecutivo: en la primera vuelta apoyó a Federico Gutiérrez, en la segunda vuelta a Hernández y ahora ya vencido, muy folclóricamente se entrega al candidato ganador.

Otros que no se hicieron esperar fueron el partido de la U y el Conservador quienes se unieron a la propuesta del pacto nacional, anunciando que no serían oposición del gobierno entrante. El partido Cambio Radical aún no ha tomado la decisión de su postura frente al nuevo presidente.

¿Porque todos quieren adherirse al presidente electo?. Esto se puede dar por tres razones fundamentales. Primero, porque los partidos políticos desde su filosofía, comparten ese modelo económico y político que plantea el nuevo gobierno, entonces es ahí donde hacen un esfuerzo para hacer acuerdos sobre lo fundamental para el bien del país y respaldar todas las iniciativas de la agenda legislativa que formule en nuevo gabinete, si este es el caso es una posición ética y respetable.

Segundo, y este es el caso de la mayoría de los partidos colombianos, se da porque dentro de los partidos existen unas casas políticas regionales y tradicionales fuertes que tienen la necesidad por lo menos de mantenerse y crecer políticamente en sus regiones. Es entonces cuando su visión (si es que la tienen) es cedida, entregada y adherida a la del nuevo presidente a cambio de la burocracia y la mermelada. Son especies de una empresa política y como compañía lo que buscan es maximizar sus ingresos, sin importar su reputación.

Y tercero, es la forma como están organizado el sistema electoral en Colombia para escoger los órganos colegiados de Congreso, asambleas y Concejos. Después de la reforma política de 2003 se introdujo la cifra repartidora como nuevo mecanismo de distribución de curules, lo que implica que los candidatos con menos favorabilidad no seleccionan al partido político que los representa, sino que se inscriben al que más les dé posibilidades de alcanzar el umbral. Esta tal vez por esta razón que se ha perdido la esencia de los movimientos políticos, porque hay miembros o simpatizantes que están ahí solo por alcanzar su cargo de elección popular y no por amor a esa colectividad a la que representan. Este es el caso del
insobornable Roy Barrera que en su sendero político ha defendido diferentes gobierno de disímiles partidos.

Para terminar, es luctuoso ver como la oposición al nuevo gobierno ha quedado reducida a un solo partido. Es deshonroso ver como la dirigencia política del país a cambio de sus interese particulares decepciona a más de 10 millones de persona que le apostaron a un proyecto político decente. Solo basta con recordar como desde la campaña de Petro denigraban de los partidos que no estaba apoyando su candidatura. “en campana estos partidos que hoy se les incorporan al nuevo dirigente eran corruptos, clientelistas, hacían parte del establecimiento y del narco estado” (Andrea Nieto), y hoy paradójicamente hacen parte del “cambio”.

Ante este espectro político resultan dos cuestionamientos inherente a estas conductas: ¿es Gustavo Petro un gran demagogo del arte de la política, populista que intenta replicar el engaño al pueblo colombiano, ahora con los congresistas y la clase política del país?; o ¿son los partidos políticos clientelista engavetados que necesitan saciar su sed de burocracia y mermelada, contra todo pudor y contrario a lo que la sociedad colombiana espera?. Es Deplorable como la oposición al nuevo mandatario ha quedado solo en manos de algunas figuras públicas. Hoy de partidos políticos se han transfigurado en verdaderas damas de compañías al servicio del clientelismo y del mesías.