Columnistas
Turismo por inercia, vanagloria sin esfuerzo

Por Víctor Rodríguez Fajardo
“…en la creación, le tocó el turno a Santa Marta, el Creador se inspiró comenzó por un mar de aguas cristalinas que bañara sus playas de arenas blancas, le dio una sierra nevada llena de vida, vegetación, con todos los pisos térmicos, incontables ríos saliendo de la gran montaña para encontrarse con el mar, un clima seco tropical de baja salitrocidad, lo mas cercano al paraíso… Se te fue la mano con ese sitio dijo su asistente a lo cual le contestó: tranquilo, espera la clase de gente que les enviaré para compensar…” Antiguo Cuento samario.
En el año de 1525, no llegó por primera vez la bota española a nuestras tierras, desde Santo Domingo hacía tiempo salían a explorar las costas del Caribe los expedicionarios españoles y recorrieron nuestras playas muchas veces, muchos encuentros furtivos con las poblaciones existentes fueron marcando las expectativas de cual tendría el potencial de constituirse en un sitio clave para la corona española. Cuando Rodrigo de Bastidas desembarca con permiso real para gobernar la provincia de Santa Marta ya había un grupo de avanzada tratando de estabilizar un punto que permitiera ser clave para descubrir ese nuevo mundo.
Encontrarse con numerosa población que trabajaban con elementos elaborados en oro, les dio respuesta al motivo de su conquista, tierra para explotar oro y esclavos para comerciar… ¡coronaron!
Desde el inicio, Santa Marta con sus encantos y magia siempre ha estado a la vista de todos pidiendo ser descubierta, tiene todo para conquistar a quien se deje seducir, solo es necesario tener los motivos enfocados para disfrutar tanta belleza y riqueza junta. Pero desde el principio, la intención de quienes llegaron fue equivocada, no pudieron conectar con el paraíso. Por el contrario, la explotación depredadora de los recursos sumado al violento sometimiento de las tribus aguerridas existentes, muy pronto convirtieron a la Provincia de Santa Marta en un pueblo miserable, casi desaparece su población. De aquí salió la conquista española a tomar posesión de las tierras, tal vez con otra visión, pudieron conectar sus necesidades con el arraigo encontrado, esa historia, ustedes la conocen.
Hoy creemos que sabemos valorar lo que se tiene, por eso, en esfuerzos aislados, hemos ido constituyéndonos en un destino turístico. Aunque seguimos con el ADN de nuestros invasores, la belleza, el embrujo que en estado natural ofrece Santa Marta, nos permite ser un destino turístico importante a pesar de nosotros. “Santa Marta, el manojo de bahías mas hermoso de Colombia” una frase inmortal que debe estar presente a la hora de promocionar la ciudad, literal su descripción. La más alta montaña nevada cerca del mar, nos da un universo de posibilidades para un turismo amigable con el medio ambiente a la vez que podemos recargar nuestro espíritu en la relajante naturaleza. Santa Marta no necesita ser conquistada, pide ser descubierta.
La leyenda urbana entre samarios descrita al inicio, tiene que confrontar los hechos, sí es un sitio de desbordada belleza natural, ¿por qué se ve tan fea? Donde hemos puesto la mano para alterar o intervenir lo natural, nuestro impacto negativo deja su huella, veamos:
Las conquistas laborales de los trabajadores han servido a las ciudades como la nuestra tener una oportunidad con valor agregado como es donde invertir el tiempo de ocio pagado de las vacaciones. El trabajador de cualquier estrato sabe que tiene un tiempo de vacaciones al año que permite hacer planes, quienes tienen un ingreso para hacer inversión de segunda vivienda comienza a ver como conecta ambas actividades, es ahí donde las ciudades compiten entre si, nuestra propuesta de valor solo se basa en la naturaleza, otras le apuestan además con historia, organización, comercio, etc.
Es clave para los administradores de turno tener claro el potencial de su ente territorial para enfocar las políticas públicas en beneficio de sectores productivos, en nuestro caso, la agroindustria, actividad portuaria y el turismo deben ser los ejes para una agenda de productividad sostenible. En esta oportunidad me limitaré al turismo.
Hay que dejar verse en el espejo y darse besitos porque la temporada fue buena, los empresarios y la clase dirigente que así lo crea, viven distraídos, esperemos reaccionen pronto. Hablar de una ocupación hotelera del 96% en los pocos integrantes de Cotelco entre diciembre y enero del 2023 en su manido boletín de todos los años, debe ser motivo suficiente para retirarse o reinventarse. En esta fecha la ocupación no debe ser inferior al 120% para tener satisfechos a los inversionistas. La santa marta no debe tener temporada alta y baja de turismo, eso solo demuestra falta de gestión… nos visitan a pesar de nosotros. La verdadera conquista del turismo es tener 365 días en temporada alta, así de sencillo. Espero que la delegación que se apresta a asistir al próximo Fitur del 18 al 22 de enero 2023 en representación de Santa Marta tengan la estrategia para hacer real este propósito.
Hay mucho por hacer, el turismo será la salvación de la ciudad si nos activamos todos en este propósito, muchos frentes por atender: Educación con énfasis en orientar a los turistas. Cambiar el chip de la eterna crítica hacia el turismo que nos llega; de niño escuchaba que solo llegaban turistas de 5 T: Tren, Tres puntá, Transistor, Toalla y Tamal, forma coloquial y despectiva para el turismo “cachaco”, sumado a la malicia de “joder” al turista de turno; esa mentalidad debe cambiar en cada samario. Tenemos un nicho y hemos creado una infraestructura acompañada de política pública para el perfil de nuestros turistas, pero no nos gustan… que vaina. Los vemos como un problema y nunca ningún gobierno se ha preocupado por encaminar ese “problema” hacia la productividad. Revisen nuestro funcionamiento para el turismo, se esforzaron por captar el turismo social pero no les gusta.
Con un manojo de bahías en nuestras playas, podríamos planificar su uso y comenzar a organizarnos, playas para la tercera edad, playas para el turismo social, playas para un turismo elite, playas de exploración, playas de surf, playas para la familia; ofrecería a cada alternativa un universo para el inversionista y emprendedores pequeños. Dejar atrás la letanía de “llegaron los caga playa” a darle el espacio con infraestructura para ese perfil de visitante, revisen que el modelo de negocio es ilimitado para ese sector.
Una de las características naturales que debe seducir a la tercera edad y pensionados es nuestro clima seco, con mas días de sol y sin lluvia al año que cualquier otro destino similar en el territorio nacional, solo necesita que el POT lo determine y establezca los incentivos para que sea un gana-gana tanto para el constructor, los clientes y la ciudad. El estado de La Florida es un caso a tomar en cuenta en este tema, el valor agregado de Santa Marta garantiza la inversión.
Somo tan turísticos como portuarios, la actividad portuaria podría ser mejor conectada con el turismo más allá de las esporádicas visitas de cruceros, no es algo nuevo solo observar como lo hacen los panameños con el canal, ni los samarios son consientes de las maniobras de los prácticos en la bahía, el atraque de embarcaciones y toda la información que podría incluir dentro de los tures de los guías para mostrar, en Panamá llegar sentarse a ver el paso de una embarcación y que te den información cuesta varios dólares además de souvenirs y visita a museo. ¿Cuándo lo hacen?
Sigamos, somos un territorio con vocación agroindustrial que se desperdicia para el turismo, volvemos al punto, nada que inventar solo implementar las experiencias de otro aquí. De que nos sirve saber que tenemos la mas amplia zona cafetera de Colombia sin implementar el “Circuito del Café” donde el turista pueda ir de hacienda en hacienda disfrutando del clima, la naturaleza y la cata de café. Ese modelo hace rato fue implementado con éxito en el eje cafetero. ¿Y el banano? Llevar al turista al cuento de una siembra de banano, mostrar como son los procesos con guía y remate en una charla con museo y degustación de la gastronomía derivada en las mil y una formas de conectarnos con el banano, da para mucho, pido una camiseta 2XL, mi gorra y mi llavero, la calcomanía para el carro, los muñecos para los niños y hasta foto con la reina del guineo.
Aquí, ideas de un columnista más samario que Opinión Caribe, seguro que los que aspiran a ganar las elecciones deben tener en cuenta el tema del turismo como sensible e importante que debe tener un real cambio ya, es hora de conectar de verdad con la historia, ¿cuántos samarios saben de nuestra historia prehispánica? ¿Cuántos han conectado con las culturas autóctonas de la Sierra Nevada? ¿Sabemos diferenciar a esos pueblos indígenas?
¿A qué hora se volvió fea santa marta? Lo tenemos todo, pero vivimos con el espíritu depredador de los conquistadores cuando nuestra ciudad solo necesita ser descubierta. De los casi 500 años, he podido conocer de primera mano sus últimos 62 años, los problemas no aparecieron ahora con empresas intervenidas del estado, tampoco es de la ultima década, es de siempre. No han querido descubrir nuestro potencial, solo someter a la explotación y la esclavitud como hace 500 años.
Durante estos 62 años de vida, he presenciado situaciones extremas de las cuales solo una generó desocupación total, la Cuarentena COVID – 19, de ahí en fuera, a pesar de extremas circunstancias el turista siempre nos acompaña; recordemos los permanentes y casi eternos problemas de fluido eléctrico, hubo una ocasión memorable en que fue necesario traer un barco de la Armada para suministrar energía eléctrica a la ciudad; la deficiente estructura de abastecimiento de agua se hizo aún mas evidente con el auge del turismo, el rebosamiento de aguas de alcantarillado en el Rodadero es una constante, con descarga al canal del Laguito y directamente a las playas e inclusive al río Gaira.
Hemos vivido tiempos de violencia extrema, cuando en la época de la “marimba” se presenciaban asesinatos al estilo Hollywood por las calles de la ciudad; delincuencia descontrolada, asaltos a turistas son hechos más que evidentes. Hoy en día las notas de prensa nacionales sobre el rebosamiento de aguas de alcantarilla y la acumulación de aguas lluvia, el deficiente servicio de energía eléctrica, hasta el servicio de Internet deficiente, son factores negativos, a pesar de los cuales, en todas las temporadas siempre tenemos la casa llena en diciembre y enero.
¿Cuál es el mérito del que nos damos espaldarazos y nos felicitamos?, incluso factores de alto impacto no han aplacado esa afluencia de siempre y por inercia, un dólar a precios sin precedente $5.000.COP es un factor que ha jugado a nuestro favor; Santa Marta es un destino más económico que San Andrés y Cartagena, la noticia no debe ser que “hubo lleno de temporada”, la noticia debería ser que “tenemos lleno completo todo el año”, fruto de nuestros esfuerzos y estrategias implementadas.
Hoy cuando nos aproximamos al FITUR, sería interesante conocer cuántos turistas hemos aumentado producto de las circunstancias mundiales externas para promover la ciudad como destino de descanso; por ejemplo en el ambiente de tensión provocado por el conflicto bélico Rusia – Ucrania que ha tensionado a Europa entera; ¿cuándo y dónde promocionamos nuestro destino como paraíso cálido de descanso para el frío invierno y la guerra?
Santa Marta es grande, solo necesitamos creerlo, ver el turismo con seriedad y respeto, solo así dejaremos atrás la imagen de pueblo miserable con que nos describen en las crónicas de la conquista.
Cuando tengamos 365 días de temporada alta, seamos el primer destino turístico de América y referente mundial con éxito entonces si a sacar pecho, pero para eso hay mucho que hacer, ¡a trabajar vagos!, que los turistas seguirán llegando a pesar de nosotros.
