Metrópolis
‘Turismo de olla’, un dolor de cabeza para Santa Marta durante los puentes festivos
Cada vez que se acerca un fin de semana largo, las autoridades distritales de Santa Marta enfrentan un desafío, la llegada de un gran número de buses de servicio interdepartamental que transportan a turistas locales en lo que se ha denominado el ‘turismo de olla’. Aunque las playas son de uso público, esta práctica está causando una serie de problemas en los sectores turísticos de la zona.
Los grupos de personas que llegan a Santa Marta desde ciudades cercanas, trayendo consigo todo lo necesario para su estadía, desde agua hasta comida. A pesar de que esta modalidad busca economizar en gastos, su impacto en la ciudad ha sido negativo. Además de ensuciar y dañar las playas, los visitantes protagonizan comportamientos inapropiados, afectando la experiencia de los turistas nacionales e internacionales que también visitan Santa Marta.
«Hay una depredación de nuestras riquezas naturales, de golpear al turismo y de menoscabar el destino», expresó un vocero del gremio hotelero local. La preocupación no solo recae en la falta de comportamiento ejemplar por parte de los visitantes, sino también en el impacto en la cadena de producción turística y en la imagen general de la ciudad.
A pesar de los esfuerzos de la Secretaría de Movilidad y la Policía de Tránsito y Transportes para controlar la llegada de estos turistas, durante el último puente festivo por la Asunción de María, el número de bañistas que llegaron a la ciudad fue significativamente alto. Aunque las autoridades prohíben el ingreso de vehículos a las zonas turísticas, los visitantes han encontrado formas de sortear estas restricciones, como el uso de vehículos más pequeños para acceder a las playas.
En 2022, la Alcaldía de Santa Marta emitió el Decreto 363, que prohibía el ingreso de vehículos con capacidad mayor a 24 pasajeros a las zonas turísticas. Sin embargo, a raíz de esta medida, se ha observado un aumento en la cantidad de parqueaderos en las zonas de ingreso, lo que indica que algunos conductores buscan evadir las restricciones.
Las áreas más afectadas por esta problemática incluyen El Rodadero, el Centro Histórico y Taganga, donde se han impuesto restricciones a la circulación y el estacionamiento de vehículos con capacidad mayor a 24 pasajeros.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades locales, la lucha contra el turismo de social y sus efectos negativos en Santa Marta sigue siendo un desafío constante. La comunidad y los actores turísticos esperan encontrar soluciones para preservar las playas y el atractivo turístico de la ciudad sin afectar la experiencia de quienes la visitan.