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Columnistas

El Partido Conservador debe resurgir en el Magdalena

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Un partido con 174 años de historia en lo nacional no puede bajar su bandera en el Departamento del Magdalena. Muchos me han tratado de terco, que no conciben mi deseo de ir contra la corriente y luchar por recuperar de manera coherente y digna los colores azules de nuestro glorioso partido Conservador.

El primer paso que se tiene que dar es que la dirigencia a nivel nacional comprenda que el panorama del Magdalena es crítico, el partido se encuentra en cuidados intensivos, y no se trata solo de la pérdida de espacios políticos, se trata de la nula credibilidad de nuestro escudo y legado, hoy no gozamos de eso ante la opinión pública magdalenense.

Como joven, sueño con el renacer del partido Conservador en el Magdalena, que más jóvenes sean dueños de esta causa, que la vivan a todo pulmón, sin egos, sin afán de protagonismo, alejado de vanidades, con el único deseo de que seamos un referente de la ciudadanía por nuestras acciones y resultados. Nuestra colectividad debe volver al lugar que la historia nos ha prestado.

Sin duda será un camino rocoso, donde se verán señalados egos intocables para muchos, de eso se trata este revuelo, de decir sin tapujo lo que no ha estado bien, lo que nos ha llevado al estado crítico en el que estamos.

Múltiples factores confluyen en dicho decaimiento, trataré de ser conciso en lo que a mi juicio son las causas principales:

1. Pérdida de vocación de poder local; quienes han gozado de credenciales en la última década se han conformado con mantener sus espacios donde están y no con proyectar caminos futuros.

2. No se generó militancia ni proceso político conservador en el Magdalena, el partido solo aparecía en el escenario cada cuatro años que venían elecciones. No se preocuparon por construir colectividad, sino hacer credenciales a costilla del partido.

3. Las diferencias y choques políticos internos lograron que los nuevos liderazgos enfriaran sus intenciones de aspirar por el partido Conservador y migraran a otras colectividades.

4. La pérdida de identidad partidaria, el acomodarse con los gobiernos de turno se volvió costumbre de las credenciales del partido, estos apoyos iban en contra vía de los postulados y valores del partido. Este hecho generó una desapego de la militancia más antigua del partido, tanto fue el daño, que hoy se ven en otras corrientes políticas.

5. Desconexión con el ciudadano de a pie, el partido no se le conoció una lucha o bandera que defendiéramos en lo local, el partido se volvió una máquina de votar los proyectos de los gobiernos de turno al interior del Concejo Distrital y la Asamblea Departamental.

Tuve la oportunidad de ser Edil en dos ocasiones en representación del partido Conservador, lleno de metas y sueños de ver las banderas azules crecer, debo confesar que no ha sido fácil, barreras superiores a nuestro deseo han sido obstáculos, credenciales con mayor peso dentro del partido siempre imponían su voluntad, era poco o nada lo que se podía hacer desde el edilato; aún así, muchas victorias por contar y un proceso político reconocido por un sector importante de Santa Marta y el Magdalena. En el camino pude cometer errores, propio de la naturalidad del ser humano, pero con la conciencia tranquila que mis actuaciones siempre fue pensando en la prevalencia del interés general y la coherencia política.

Hago un llamado respetuoso y cargado de mucha humildad a todos los conservadores del magdalena, inclusive a quienes han desertado a otras colectividades, asumamos el reto de hacer partido, pongámonos de acuerdo en causas comunes, atrevámonos a devolverle la historia al conservadurismo del departamento, por su puesto, con hechos y resultados, no es momento de tibiezas y miedos, es momento de izar la bandera azul por todo el hermoso territorio magdalenense.

Es momento de reunirnos y lograr lo que sería la primera convención departamental que podríamos denominar como: “El resurgir del Partido Conservador en el Magdalena”.

Con mucho respeto,

*Eduardo Jaramillo Noguera*
Joven Conservador