Columnistas
Un giro de muchos grados
Tiene la obligación imperiosa la nueva administración municipal, que tomará las riendas de la ciudad a partir del uno de enero de 2024 y a la que desde ya le deseo buen viento y buena mar, poner el dedo en la llaga, recibir de quienes entregan cuentas claras, romper el círculo vicioso que nos ha hecho cada vez menos ciudad, más pobres y con menos avances en educación, cultura, planeación, estrategia, infraestructura, movilidad, desarrollo, medioambiente, progreso, bienestar, prosperidad; más sí muchos otros atrasos y retrasos, producto de unos gobiernos arrogantes, ampulosos, mentirosos, populistas, arbitrarios, tiránicos, demagogos, mendaces, despilfarradores, corruptos, que nos sometieron con absurdas deudas cada vez más impagables.
El resultado es obvio. Sufrimos un populismo que nos ha dejado un alto porcentaje de la población viviendo por debajo de la línea de la pobreza, que pareciera que nuestros gobernantes hubiesen tomado un curso de economía y lo aplicaron justamente al revés, además como es comentario y fama generalizada hemos sufrido unos gobiernos que han metido mano en las arcas erarias, corrupción por doquier con acciones amplias de favorecimientos que nos han hecho realmente decrecidos, improductivos y nada rentables, lo que va a requerir conciliar y construir consensos de envergadura con las fuerzas productivas de la ciudad, para que ayuden a la recuperación que tanto requerimos, a ver si por fin nos enrutamos en las sendas ciertas de positivos cambios y transformaciones.
No podemos seguir viviendo y menos en esta coyuntura histórica con visos universales que ya nos alcanzó, azotados por las malas administraciones, sin programas que no representan bienestar ni prosperidad, muchos menos desarrollo, crecimiento ni progreso. Salir o salir del marasmo en que nos encontramos es consigna, obligación, tarea, responsabilidad y compromiso de todos. No más crisis de gobernabilidad y sí una positiva gobernanza. No se trata de ilusionarnos falsamente, sino de aportar en la tan necesaria reconstrucción de nuestra agobiada y escaldada ciudad, puesta a espalda de los designios mejores.
Necesitamos una administración exenta de politiquería, capaz de demostrarse y demostrar que debe ser buena y mejor como empresaria, eficaz e incluso sin asomo de corrupción, de lo que hay por miles ejemplos contundentes. Queremos una administración en sana democracia, abierta al debate y el intercambio de ideas.
El Concejo y demás otros escenarios y accionantes deben plataforma y actores para ello, y es por eso que deberán representar, si en realidad y verdad se quiere pensar en ciudad y proyectarla a un superior porvenir, que se tenga en exacta cuenta y lo más fielmente posible, todos los puntos de vista en sus más importantes realidades, necesidades y demandas poblacionales.