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ARIEL QUIROGA & ABOGADOS

El arte de litigar: casos de la vida real

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Columnista Ariel Quiroga - Opinión Caribe

Por: Ariel Quiroga

De las tantas prácticas laborales que existen dentro del trasegar legal, el litigio representa la mayor muestra de desarrollo intelectual y profesional que se pueda alcanzar, pues aquí nada está dicho, no hay una regla clara del éxito, y lo mejor, todos los días te mides con otros colegas para determinar quien es el mejor dentro de una pelea especifica. Cada caso es un guion nuevo, una película distinta, con héroes y villanos que cambian constantemente, y por ende se exigen estrategias que solo sirven para ese pleito y no para cualquier otro.

 

Recuerdo un caso, en el que cada vez que se lograba la orden de lanzamiento de un individuo que pretendía quedarse con un bien inmueble de alto valor, algo sucedía y la diligencia fracasaba, generando con esto, que esa persona persistiera por mas meses en habitar una casa que no le pertenecía y a la cual no tenía ningún derecho, y eso sucedía, pues el abogado que lo representaba, era sumamente hábil en interponer acciones de tutelas y otras más que entorpecían el proceso, con el fin de presionar una negociación, que empujada por el desespero, incitara a la demandante en ceder hasta los niveles de la humillación.

 

Sin embargo, una vez fuimos contratados para defender los derechos de la demandante, logramos en un mes, sacar a los usurpadores del bien inmueble que dentro de poco cumplirían diez años en el mismo, y ello se logró, porque habiendo estudiado el expediente completo y las estrategias del abogado contrario, pudimos en este nuevo asalto anticipar sus movimientos y pasar de la defensa al ataque. El día del lanzamiento, nuestra jugada fue tan artera tal cual la invasión de las Ardenas, que la contraparte no pudo responder. En el caso que les comento, la velocidad y lo certero de cada golpe fue crucial para ganar.

 

En otra ocasión, en sede de escrutinios, defendiendo la elección de un Representante a la Cámara por el Partido Cambio Radical en la Isla de San Andrés, la estrategia fue totalmente distinta, ahí, con la ayuda de un equipo de abogados y contadores nativos altamente efectivos, decidimos en primer estadio, que lo mejor era tener un perfil bajo y esperar, pues ya sabíamos en que puestos de votación y mesas, con una corrección aritmética de los cómputos, nuestro candidato pasaba de perder por 200 y algo de votos, a ganar por más de 150 votos; una vez eso sucedió, la sacudida fue de tal magnitud que el otro equipo no pudo reaccionar eficazmente, de tal manera que nos enfocamos en cerrarles todas las vías de ataque al contrincante, hasta lograr la entrega de la credencial. De esa historia sobreviven un par de ferragamos que hace años poseo , y que en aquel tiempo el candidato contrario utilizó para atizar un odio de clases de sus simpatizantes para con nuestro equipo de litigantes.

 

Como corolario, en la defensa en audiencias preliminares concentradas de un ciudadano que fue injustamente capturado por el delito de acceso carnal abusivo con menor de catorce años, supimos desde el principio que la menor mentía en sus señalamientos, y nos enfocamos en descubrir el motivo y la fuente de la que extrajo su historia, la cual era extrañamente detallada y déjenme decirles, macabra por el nivel de sadismo que supuestamente su victimario había irrigado sobre ella.

 

Aquí lo esencial, fue ganar tiempo y no permitir que la etapa de solicitud de medida de aseguramiento feneciera, y con ello aprovechar para contratar a los mejores peritos que el presupuesto de la familia podía pagar, y todo para concluir, que la menor era víctima, pero no de abuso o acto sexual abusivo, sino de una situación desesperante al interior de la familia, que la empujó a mentir para ganar atención e intentar restablecer los lazos rotos entre sus padres, también concluimos, que su historia la extrajo de una página de internet usualmente visitaba por adolescentes y en la cual es muy fácil obtener contenido erótico, y entre tanto contenido, encontramos mas de una historia que parecía calcada de la versión que la menor entregó a las autoridades.

 

En ultimas, el litigio es un arte que requiere, primero: hambre de los conocimientos necesarios que rodean la comprensión con suficiencia de un caso; segundo, entender a fondo los vericuetos procesales que enmarcan las múltiples opciones de solución de un caso; tercero, poca ortodoxia cuando se requiera y cuarto; relaciones en todas las esferas de la vida humana, para elegir estratégicamente aquellas que son vitales a la hora de resolver un pleito (no les hablo de comprar a nadie). Como fórmula muy personal, a mí me gusta sentir y creer que siempre estoy del lado correcto de la historia.