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Santa Marta hacia la prosperidad: Un nuevo modelo de crecimiento económico

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Con sus playas de arenas blancas, su rica biodiversidad y su patrimonio histórico, la ciudad ha sido tradicionalmente conocida como un destino turístico. Sin embargo, ¿podría Santa Marta diversificar su economía y alcanzar nuevos niveles de prosperidad? Aplicar las innovadoras ideas del economista Ricardo Hausmann sobre la «complejidad económica» ofrecería un camino prometedor para nuestra querida ciudad.

Santa Marta, como muchas ciudades costeras, ha dependido en gran medida del turismo como motor económico. Si bien esta industria ha sido una fuente importante de ingresos y empleo, la dependencia excesiva de un solo sector puede hacer que la economía local sea vulnerable a choques externos, como hemos visto durante la reciente pandemia.

Aplicando las teorías de Hausmann, podemos visualizar la economía de Santa Marta como un juego de Scrabble donde actualmente tenemos un conjunto limitado de «letras» (capacidades productivas) que nos permiten formar principalmente «palabras» (productos y servicios) relacionadas con el turismo y la agricultura. El desafío y la oportunidad radican en expandir nuestro conjunto de letras para formar nuevas y más complejas palabras económicas.

Oportunidades de diversificación para Santa Marta

Santa Marta, con su rica biodiversidad, ubicación estratégica y patrimonio cultural, tiene un abanico de oportunidades para diversificar su economía más allá del turismo tradicional y la agricultura. Al aplicar el concepto de «saltos cercanos» en el espacio de productos de Hausmann, podemos identificar sectores prometedores que aprovechen las capacidades existentes de la ciudad mientras añaden complejidad a su tejido económico.

El turismo de salud y bienestar emerge como una extensión natural de la industria turística existente. Santa Marta podría transformarse en un destino de clase mundial para la recuperación médica, el rejuvenecimiento y el bienestar holístico. Imaginen centros de rehabilitación con vistas al mar Caribe, clínicas especializadas que combinen medicina de vanguardia con terapias naturales inspiradas en la sabiduría indígena de la Sierra Nevada, y retiros de yoga y meditación que aprovechen la tranquilidad de nuestras playas menos conocidas. Este sector no solo atraería a visitantes de alto poder adquisitivo, sino que también estimularía el desarrollo de habilidades médicas y terapéuticas especializadas entre la población local.

La agroindustria de valor agregado representa otra avenida prometedora. En lugar de exportar simplemente café, cacao y frutas tropicales en su forma bruta, Santa Marta podría convertirse en un hub de innovación alimentaria. Visualicen una industria chocolatera artesanal que rivalice con los mejores productores suizos o belgas, pero con un toque caribeño único. O una línea de superalimentos y suplementos naturales derivados de nuestras frutas exóticas, respaldados por investigación científica rigurosa. Estas industrias no solo aumentarían el valor de nuestras exportaciones, sino que también crearían empleos calificados en áreas como investigación y desarrollo, control de calidad y marketing internacional.

La economía azul ofrece un vasto potencial aún por explorar. Santa Marta, con su acceso privilegiado al mar Caribe y su tradición pesquera, podría convertirse en un centro de innovación en acuicultura sostenible. Imaginemos granjas marinas de vanguardia que producen especies de alto valor como la Cojinoa, la Sierra o el Pargo, utilizando tecnologías de circuito cerrado que minimizan el impacto ambiental. Más allá de la producción de alimentos, la biotecnología marina podría florecer aquí, investigando y desarrollando nuevos fármacos y cosméticos derivados de organismos marinos únicos de nuestras aguas. Además, el puerto podría evolucionar hacia un hub logístico inteligente, incorporando tecnologías de blockchain y IOT para optimizar las operaciones y atraer más comercio internacional.

Las industrias creativas y culturales representan una frontera emocionante para la diversificación. Santa Marta, con su rica herencia histórica y su vibrante mezcla de culturas indígenas, africanas y europeas, podría convertirse en un epicentro de producción cultural para el Caribe. Imaginen estudios de diseño que fusionen motivos tradicionales arhuacos con estética contemporánea, creando moda y objetos de decoración codiciados internacionalmente. O una floreciente industria de producción audiovisual que aproveche nuestros paisajes diversos para filmar desde telenovelas hasta películas de Hollywood, al tiempo que desarrolla contenido original que cuente nuestras historias al mundo…

Los servicios ambientales y el ecoturismo avanzado ofrecen otra vía para la diversificación que capitaliza la ubicación única de Santa Marta junto a la Sierra Nevada. La ciudad podría posicionarse como un centro global de investigación en biodiversidad y cambio climático, atrayendo científicos y financiación internacional. Este conocimiento podría alimentar un sector de consultoría ambiental de alto nivel, exportando «expertise» en conservación y desarrollo sostenible a otras regiones tropicales. Paralelamente, el ecoturismo podría evolucionar hacia experiencias inmersivas y educativas de alto valor, donde los visitantes no solo observan la naturaleza, sino que participan activamente en proyectos de conservación e investigación.

No podemos ignorar el potencial de Santa Marta en el emergente sector de servicios digitales y tecnológicos. Aunque puede parecer un salto lejano desde nuestras industrias tradicionales, la creciente digitalización del turismo y la logística portuaria ya está creando una base de habilidades tecnológicas en la ciudad. Con la inversión adecuada en educación e infraestructura digital, Santa Marta podría convertirse en un hub regional para el desarrollo de software, especialmente en nichos como las aplicaciones de viajes, la gestión logística y las soluciones de sostenibilidad. Imaginen startups locales desarrollando la próxima gran aplicación de ecoturismo o sistemas de inteligencia artificial para optimizar las operaciones portuarias, exportando estas soluciones a otras ciudades costeras alrededor del mundo.

Estas oportunidades de diversificación no son mutuamente excluyentes; de hecho, muchas se refuerzan mutuamente. Por ejemplo, el desarrollo de una industria de biotecnología marina podría alimentar innovaciones en el sector de salud y bienestar, mientras que las industrias creativas podrían potenciar el atractivo de Santa Marta como destino de turismo médico. La clave está en reconocer estas sinergias y fomentar un ecosistema económico donde el conocimiento y la innovación fluyan libremente entre sectores, creando una economía verdaderamente compleja y resiliente para Santa Marta.

Estrategias para impulsar la complejidad económica en Santa Marta

Para hacer realidad estas oportunidades de diversificación, necesitamos estrategias concretas que aumenten la complejidad económica de Santa Marta: Para capitalizar las oportunidades de diversificación y aumentar la complejidad económica de Santa Marta, es crucial implementar un conjunto integrado de estrategias público-privadas que aborden múltiples aspectos del ecosistema productivo de la ciudad. Estas estrategias deben trabajar en sinergia para crear un entorno propicio para la innovación, el aprendizaje colectivo y la evolución económica.

En el corazón de esta transformación está el desarrollo de un robusto programa de proveedores locales. Este programa actuaría como un puente entre las grandes empresas establecidas en sectores como el turismo y la agricultura, y las pequeñas y medianas empresas locales con potencial de crecimiento. Al identificar los insumos y servicios que actualmente se importan y podrían producirse localmente, se crearían oportunidades para que los emprendedores samarios desarrollen nuevas capacidades y se inserten en cadenas de valor más complejas. Este programa no solo aumentaría el valor agregado local, sino que también fortalecería los vínculos entre diferentes sectores de la economía, creando un tejido productivo más denso y resiliente.

Complementando este esfuerzo, la creación de un centro de innovación agroindustrial catalizaría la transformación de nuestros recursos agrícolas en productos de alto valor agregado. Este centro funcionaría como un hub de colaboración entre agricultores, científicos, empresarios y diseñadores, fomentando la experimentación y el desarrollo de nuevos productos y procesos. Aquí se podrían desarrollar desde técnicas avanzadas de fermentación para crear sabores únicos en nuestro cacao, hasta métodos de procesamiento que preserven los nutrientes de nuestras frutas tropicales para el mercado de alimentos funcionales. El centro no solo generaría innovaciones comercializables, sino que también serviría como una plataforma de aprendizaje colectivo, elevando las capacidades de todo el sector agroindustrial de Santa Marta.

La economía azul de Santa Marta recibiría un impulso significativo con la implementación de una incubadora especializada en startups marinas y costeras. Esta incubadora proporcionaría no solo espacio de trabajo y mentoría, sino también acceso a instalaciones de investigación y pruebas en el mar. Aquí, emprendedores locales podrían desarrollar y refinar tecnologías para la acuicultura sostenible, sistemas de monitoreo oceánico o soluciones innovadoras para la gestión portuaria. La incubadora también facilitaría conexiones con inversionistas y mercados globales, ayudando a las startups samarias a escalar y exportar sus soluciones, posicionando a Santa Marta como un referente en innovación marina.

Para aprovechar las oportunidades en la economía digital, es imperativo lanzar un ambicioso programa de formación en habilidades tecnológicas. Este programa iría más allá de la simple enseñanza de programación, abarcando un espectro completo de habilidades digitales, desde el diseño de experiencias de usuario hasta la analítica de datos y la ciberseguridad. Colaboraciones con empresas tecnológicas líderes y universidades de renombre podrían traer currículos de vanguardia y oportunidades de aprendizaje práctico. El programa no solo prepararía a los jóvenes samarios para trabajos en la economía digital global, sino que también crearía una masa crítica de talento que atraería inversiones en tecnología a la ciudad.

El desarrollo de un clúster de turismo de salud y bienestar requeriría un enfoque holístico que combine infraestructura, capacitación y marketing. Se podrían ofrecer incentivos para la modernización de instalaciones médicas y la obtención de acreditaciones internacionales, tal como sucede en ciudades como Barranquilla, Medellín y otras. Paralelamente, se implementarían programas de formación especializados en áreas como enfermería geriátrica, terapias alternativas y gestión de spas médicos. La creación de una marca paraguas para el turismo de salud de Santa Marta, respaldada por una estrategia de marketing digital sofisticada, ayudaría a posicionar la ciudad en este competitivo mercado global.

Para financiar estas iniciativas de diversificación y proporcionar el capital necesario para el crecimiento de nuevas industrias, la creación de un fondo de inversión para la diversificación económica sería crucial. Este fondo, estructurado como una asociación público-privada, combinaría recursos del gobierno local, inversionistas privados y posiblemente organismos de desarrollo internacional. El fondo no solo proporcionaría capital, sino también experiencia y conexiones, actuando como un catalizador para la transformación económica de Santa Marta.

Reconociendo que el talento es el motor de la innovación y la complejidad económica, un programa agresivo de atracción y retención de talentos sería fundamental. Este programa podría incluir becas para estudios avanzados con compromiso de retorno, paquetes de reubicación para profesionales altamente calificados, y programas de intercambio con ciudades líderes en los sectores objetivo. Además, se podrían implementar iniciativas para mejorar la calidad de vida en Santa Marta, desde la revitalización urbana hasta la promoción de un escenario cultural diversificado, para hacer de la ciudad un imán para el talento creativo y emprendedor.

Todas estas estrategias, trabajando en concierto, crearían un ecosistema propicio para el aumento de la complejidad económica en Santa Marta. El éxito de esta transformación dependerá de un esfuerzo sostenido y coordinado entre el sector público, el privado y la academia, unidos en la visión de una Santa Marta próspera y compleja económicamente.