Unidad Investigativa
La Bahía de Santa Marta tiene coliformes fecales desde 1979

Los problemas de contaminación en las playas y aguas de uso recreativo de la ciudad han ido empeorando desde ese primer estudio hace 45 años por cuenta de la explosión urbanística, frenada recientemente por la Corte Constitucional en una sentencia que suspende la entrega de Licencias de Construcción en Los Cocos. Sin embargo, esta situación no es exclusiva del sector, pues, en toda la ciudad, con o sin autorización a la vista, se levantan casas, condominios y torres de apartamentos.
Por: José D. Pacheco Martínez
“Nosotros somos privilegiados, cuando lamentablemente se hacen estos vertimientos, la misma naturaleza se encarga con el oleaje, con todo el proceso natural, esos vertimientos tienen su curso natural”, dijo recientemente en los micrófonos de Caracol Radio, Paola Gómez Bolaño, directora del Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambiental de Santa Marta (DADSA).
La entrevista que pareció más bien un monólogo, ya que, no hubo contra preguntas ni solicitudes de aclaración o explicación de los confusos conceptos, se dio en el marco de la extracción de sedimentos en los canales artificiales de la Marina Internacional y los problemas presentados por la Ebar Norte, que traen aparejados grandes vertimientos de aguas residuales al mar, especialmente en la Bahía y sus zonas de influencia.
El aparte transcrito de sus declaraciones es, por decir lo menos, irresponsable. Los procesos de dispersión y difusión de material orgánico presente en aguas residuales de los que habla la doctora Gómez Bolaño; quien, por lo dicho, parece no saber mucho del asunto; solo son posibles y permitidos legalmente cuando sus vertimientos se dan a una profundidad promedio de entre 20 y 70 metros.
Santa Marta está de película 🎞 📽 🎥 🎬
Increíble que la #Ciudad500VecesSanta tenga a una tiktoker manejando la crisis del acueducto y alcantarillado en la @essmar_esp, y por otra parte, la versión de Blanca Nieves mezclada con Alicia en el país de las maravillas en una… pic.twitter.com/Xc10FyQan8
— Victor Rodriguez Fajardo (@by_vicro) October 28, 2024
De hecho, estos comentarios son válidos únicamente para hacer referencia a los emisarios submarinos, pues, son estas estructuras las encargadas de conducir hasta el mar las descargas de aguas residuales, previamente tratadas en las estaciones de bombeo, ya que, a las profundidades mencionadas, la descomposición de los materiales orgánicos y bacterianos es casi inmediata.
María Victoria Moscarella, Francisco García Rentería y Carlos Palacio, precisan en su investigación: Calidad microbiológica del agua de la Bahía de Santa Marta, Colombia, publicada por la Universidad Nacional, contrario a la opinión de la directora del Dadsa, que “las descargas de aguas residuales son admisibles a profundidades mayores a 20 metros para una mejor dispersión y difusión, donde se reducen automáticamente los niveles de concentración de materiales orgánicos e inorgánicos. Sin embargo, el vertimiento de aguas residuales sin tratamiento o parcialmente tratadas puede resultar en la contaminación de los ambientes marinos”.
Esta última parte es importante, porque la afectación no es solo lo que puede verse a simple vista, es decir, el agua y la arena, sino que también, causa estragos en la flora y fauna marina. Quien escribe, publicó hacia 2012 en el portal Razón Pública un artículo titulado: SOS por la Bahía de Santa Marta, donde daba cuenta de la contaminación producto de décadas de cargue y descargue de carbón en el puerto y los problemas incipientes de rebosamientos de alcantarillas.
La contaminación en la Bahía se probó hace 45 años
Sin embargo, la primera persona que evidenció la contaminación con coliformes fecales en el sector fue el biólogo Alfonso Escobar Nieves. En ese estudio, adelantado entre julio de 1979 y marzo de 1980, explica el científico, “se investigó la condición bacteriológica del agua del sector de playas utilizadas con fines recreativos y la extensión de la contaminación a otros sectores de la Bahía de Santa Marta. Los niveles de bacterias encontradas fueron comparados con los valores permisibles para aguas de uso recreativo establecidos por la legislación internacional”.
Luego de nueve meses de recolección y análisis de muestras en varios puntos de la Bahía de Santa Marta, Escobar Nieves concluyó hace 45 años, dadas las evidencias, que era necesaria la prohibición del uso recreativo de los mismos sectores problemáticos de hoy día, expuestos desde entonces a miles de descargas de aguas residuales sin tratamiento.
“Los resultados del estudio indicaron contaminación severa en la zona portuaria (Estación 5), la desembocadura del Río Manzanares (Estación 11) y en el sector del Boquerón (Estación 22), de localización próxima a las descargas de aguas residuales. Valores significativos de coliformes totales por encima de los límites establecidos por los estándares internacionales fueron detectados en la playa municipal (Bahía de Santa Marta) (Estación 10), durante los meses correspondientes a la estación de lluvias. […] La identificación bioquímica de bacterias del género Salmonella evidencia la posible peligrosidad de los sectores de baño próximos a los sitios de descarga”, advirtió Alfonso Escobar en 1980.
Más recientemente en el tiempo y 27 años después de Alfonso Escobar, por allá en 2006, María Victoria Moscarella, Francisco García Rentería y Carlos Palacio, hicieron un trabajo similar, pero ajustado a la realidad de la ciudad en materia de servicios públicos, concretamente, las deficiencias de alcantarillado. Encontrando que “para el caso de la Playa de Santa Marta (Bahía) el promedio de los datos (222 NMP/100 ml) fue superior al límite establecido por la normatividad (200 NMP/100 ml). En esta playa el 38,8 % de los datos (7 muestras) presentaron valores superiores a la norma”.
Sería harto aburrido para quien escribe enunciar todos los estudios científicos que han demostrado desde hace 45 años que la Bahía de Santa Marta está contaminada por efecto de las aguas residuales que se vierten sin ningún tipo de tratamiento previo, como se reporta casi que a diario en medios de comunicación y redes sociales. Sin embargo, es importante anotar que desde hace al menos 20 años la Red de Vigilancia para la Conservación y Protección de las Aguas Marinas y Costeras de Colombia (Redcam), adscrita al Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), publica las condiciones de las aguas y playas de diferentes regiones del país, entre las que se encuentra la capital del Magdalena, ciudad que tiene varios puntos de muestreo y estudio.
En 2012, por ejemplo, cuando investigué periodísticamente el tema por primera vez, la Redcam señalaba que “la zona de mayor riesgo debido a la recurrencia de los eventos, las estaciones afectadas y las concentraciones de microorganismos de origen fecal es la Bahía de Santa Marta”. El más reciente documento liberado por la entidad científica ofrece una visión bastante dramática del asunto en los últimos 20 años, en los cuales la ciudad ha duplicado o triplicado el número de conexiones a las redes de alcantarillado por cuenta de la expedición de Licencias de Construcción y otorgamiento de Disponibilidades Inmediatas de Servicios públicos.
“El análisis histórico (2002-2023) mostró que las estaciones han presentado fluctuaciones con niveles alto, medio y bajo. […] A nivel histórico, las estaciones P. Grande, P. Taganga, P. Municipal (Bahía), P. Batallón, P. Salguero, P. Rodadero, Pozos Colorados, Aeropuerto, Bahía Concha, P. Mendihuaca y P. Buritaca han registrado concentraciones medias de coliformes termotolerantes (CTE) que superan los límites establecidos para contacto primario y secundario establecidos por la legislación nacional. Particularmente, en P. Batallón las concentraciones medias históricas de CTE han superado los valores máximos permisibles para contacto primario y secundario; mientras que en las demás estaciones se han registrado concentraciones de coliformes totales (CTT) superiores a los límites permisibles, lo que sugiere una posible asociación con vertidos de aguas residuales domésticas sin tratamiento previo”, se lee en el documento.
Sol Sáenz Arias, et al., también hablaron del asunto en su ensayo: Contaminación por vertidos de aguas residuales: Una revisión de las interacciones microorganismos–microplásticos y sus posibles riesgos ambientales en aguas costeras colombianas, emitiendo una lapidaria sentencia para la otrora ‘Bahía más linda de América’ en términos de uso recreativo.
“La Bahía de Santa Marta es la zona más afectada por vertimientos de aguas residuales, procedentes del emisario submarino de la ciudad y de los colapsos recurrentes de los sistemas de bombeo de dichas aguas residuales. […] Los vertimientos se agudizan con el aumento de las lluvias y en los períodos turísticos, cuando también aumenta la basura marina en las playas. […] El vertido de aguas residuales en ecosistemas marinos costeros contamina y afecta la calidad del agua, introduciendo organismos patógenos susceptibles de provocar enfermedades y que representan, por tanto, un riesgo para la salud ambiental y pública”, concluye esa investigación publicada en la Revista Ecosistemas, editada por la Asociación Española de Ecología Terrestre.
¿Quién tiene la culpa?
No hay un solo estudio científico sobre el asunto que no explique que, en el país, más que frecuente, se ha vuelto normal el vertimiento de aguas residuales sin tratamiento al mar, situación que ha ido disminuyendo progresivamente la salubridad de estas zonas costeras, de hecho, Santa Marta en el Caribe y Tumaco en el Pacifico, son según los investigadores, las poblaciones más afectadas por este fenómeno.
Un ejemplo claro de esto, lo encontramos en la investigación: Análisis de la contaminación microbiológica (coliformes totales y fecales) en la Bahía de Santa Marta, Caribe colombiano; desarrollada por Sandra Vilardy, Lina Ramos, Luis Vidal y Lina Saavedra, donde se lee este dictamen: “las aguas costeras con fines recreativos como las playas, por lo general, se encuentran en las proximidades de las áreas urbanas, donde los vertimientos sin tratar, con altos contenidos de microorganismos patógenos y otros agentes contaminantes, representan uno de los principales problemas sanitarios y ecológicos de las zonas costeras”.
OPINIÓN CARIBE ha publicado varios artículos periodísticos relacionados con la deficiente prestación de los servicios públicos de acueducto y alcantarillado en la ciudad desde la entrada en operación de la Empresa de Servicios Públicos del Distrito de Santa Marta (Essmar), actualmente intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos.
Uno de esos trabajos, fue un periódico impreso donde se dieron a conocer las dificultades técnicas y financieras que consideraba el gobierno nacional impedían que Essmar como empresa cumpliera a cabalidad con esa importante función, en el entendido de que tanto la falta de agua potable como los rebosamientos constantes y frecuentes de aguas residuales atentan contra la salud pública. Desde abril de 2018 hasta el 24 de julio de presente año, el sector de Bellavista o Los Cocos reporta 434 incidentes de rebosamientos de alcantarilla, mientras que, en el Centro Histórico, la cifra que maneja la entidad es de 2.603.
Sobre esta situación, se pronunció recientemente la Corte Constitucional en una sentencia que aborda en detalle el fenómeno en el sector. De acuerdo con el Alto Tribunal, “los seres humanos no tienen la obligación de soportar olores nauseabundos, que afecten su tranquilidad, ni tampoco tienen la obligación de soportar los vectores de enfermedad que provocan las aguas del sistema de alcantarillado cuando se rebosan”.
Esta advertencia tiene sentido cuando se sabe que desde la entrada en funcionamiento de la Essmar se han presentado en la ciudad de Santa Marta más de 8.400 rebosamientos de aguas residuales, algunos de ellos han sido controlados después de varios días de trabajos e ingentes vertimientos en calles y cuerpos de agua.
OPINIÓN CARIBE también ha cubierto las afectaciones producidas en el sector de Pozos Colorados, concretamente, en Lagos del Dulcino donde caen las aguas que se rebosan de la Ebar Zuca, declarada prácticamente obsoleta por todos los agentes interventores. La Redcam dijo en su más reciente informe que “en el año 2023 […] se presentó un deterioro en la calidad microbiológica en El Rodadero, Pozos Colorados y Aeropuerto con respecto al año 2022”, área de influencia de la estación de bombeo referenciada.
Hasta el ciudadano más desprevenido puede advertir, al transitar tanto por el Centro Histórico, como por Pozos Colorados, que el proceso urbanístico que se presenta allí no tiene precedentes y, uno con información adecuada, iría más allá en sus reflexiones y se cuestionaría sobre los principios urbanísticos y de planeación tenidos en cuenta para dinamizar ese proceso constructivo a gran escala, pues, se levantan en primera, segunda y tercera línea de playa condominios con torres de apartamentos que superan los 10 pisos.
La Corte Constitucional también envió una alerta sobre el particular, ya que, encontró irregularidades graves en los trámites administrativos que se adelantan en la Essmar y que viabilizan la obtención de Licencias de Construcción; esta situación irregular viene haciendo más evidente las deficiencias del sistema de alcantarillado de la ciudad, la incompetencia y presunta venalidad de los mandatarios y funcionaros de turno.
“[…] Observa con preocupación la Sala que, según se ha referido en este proceso, es posible que existan certificaciones falsas de disponibilidad de servicios públicos. De ser esto así, existe el riesgo de que las curadurías urbanas de Santa Marta hayan expedido licencias de urbanización sin que el sistema de alcantarillado tenga la capacidad suficiente para atender el asentamiento de nuevos residentes. Ciertamente, esta situación agrava aún más la problemática de la ciudad”, se lee en la providencia con ponencia del magistrado Jorge Enrique Ibáñez Najar.
La desordenada y presuntamente irregular expansión urbanística de la ciudad ha colapsado por completo los sistemas de acueducto y alcantarillado; en el entendido de que no se presta con regularidad y en óptimas condiciones el servicio de agua potable ni mucho menos el saneamiento básico. Pero la inactividad gubernamental ha sido el factor determinante, porque deja al descubierto la falta de voluntad política para solucionar el tema. “[Alcaldía de Santa Marta y Essmar] se han limitado a realizar acciones de mitigación que no solucionan de manera integral la problemática”, señaló la Corte Constitucional en providencia del 18 de julio de este año.
La cereza del pastel
Ambas, @essmar_esp y @dadsasm2024, al estilo de Pilatos se lavan las manos y le pasan la responsabilidad a otros.
¡Nadie vio ni entendió nada!
La bahía está contaminada desde hace décadas, el alcantarillado colapsó hace una década, pero las playas no se cierran y el… pic.twitter.com/YxG8yp6EEc
— Victor Rodriguez Fajardo (@by_vicro) October 28, 2024
Es claro entonces, que no le asiste razón a la doctora Paola Gómez Bolaño cuando envía a través de medios de comunicación partes de tranquilidad a los bañistas, ya que, durante más de 40 años los investigadores en distintas épocas y de manera independiente han demostrado la inadecuada calidad de las aguas en la Bahía de Santa marta y otros sectores de interés turístico.
Tan grave es el problema que la Corte ordenó al “Al Dadsa y la Corpamag, evaluar la calidad del aire y de las aguas marinas en el sector de Los Cocos del barrio Bellavista y hacerles seguimiento” mensualmente. Desde julio que se emitió el fallo hasta la fecha debieron haberse dado a conocer tres informes, pero, no se conoce el primero de estos, tampoco los métodos utilizados para la medición ni las entidades especializadas y profesionales encargados de ejecutarla.
Como si lo dicho hasta ahora no fuera poco, todo motivado por le entrevista de Paola Gómez en Caracol Radio, la funcionaria también aseguró que el sedimento que se extrajo de la Marina Internacional no afecta de ninguna manera la playa en la que está siendo depositado temporalmente, también, por efecto del ciclo normal de las cosas. Además, ‘preocupada’ por la ciudad, comentó que no depositaron inmediatamente el sedimento en el relleno sanitario porque vertería agua en las calles.
“El proceso que se viene haciendo ahí es que ese material se seque entre comillas o la misma arena de la playa de Los Cocos coja esa agua y así poder depositarla en la volqueta y tenga su disposición final, ese material no se puede considerar como contaminado, ese material es parte de un sedimento por los canales que normalmente se tienen, que es un mantenimiento que se le tiene que hacer a todos los canales de la Marina como toda construcción que no es parte de la naturaleza”, explicó la directora del Dadsa.
Omitió decir en su intervención Paola Gómez que los sedimentos que se extraen y ‘dejan secar’ en Los Cocos, sector protegido por una sentencia de la Corte Constitucional en ese sentido, son los que arrastran consigo los rebosamientos constantes de aguas residuales que acaecen en la zona y que desde la entrada en funcionamiento de la Esmmar llegan a los 3.000, las basuras y demás elementos que lleva el río Manzanares, el cual, más que eso, parece una laguna de oxidación.
Aunque se valora que un funcionario de explicaciones sobre hechos que afectan la comunidad y están dentro de sus facultades y competencias, debe censurarse que éstas se hagan sin ningún sustento técnico, médico o medioambiental válido, ya que la función pública tiene cargas y responsabilidades adicionales a las del resto de los opinadores o partícipes del debate público.
Hay hoy en día suficiente ilustración científica sobre los efectos negativos de las aguas residuales en la arena de las playas como para aceptar de un funcionario con competencias ambientales semejantes declaraciones. Por ejemplo, el afamado investigador Wan Hijnen y su grupo de trabajo, dijeron en 2004 que “la arena de las playas funciona como un filtro natural que atrapa partículas, materia orgánica y microorganismos que arrastra el agua, representando un riesgo sanitario para los que mantienen contacto directo con ella”, un concepto claramente contrario al de la doctora Gómez.
Jimena C. Suarez y Alejandro Mariñelaren, presentaron en el marco del X Congreso de Ecología y Manejo de Ecosistemas Acuáticos Pampeanos una ponencia titulada: La arena como reservorio de la contaminación fecal en playas de la ribera sur del Río de La Plata, región que presenta similares problemas a los de Santa Marta en materia de deficiente alcantarillado y vertimiento de aguas residuales al mar. Aseguran los investigadores que los resultados de su estudio “demuestran la capacidad de los estratos superficiales de la arena para retener y concentrar los microorganismos que provienen del agua. Esto supone un riesgo sanitario para los usuarios que, aun sin sumergirse en el agua, mantienen contacto directo con la arena como es el caso de los niños, que permanecen en la zona intermareal durante horas realizando actividades lúdicas”.
Finalmente, es importante señalar que la normatividad vigente no exige que se vigile el estado de la arena de las playas y que, hasta Franklin Lozano, a quien se le recuerda por pasar inadvertido 12 años en el Congreso, llevó a cabo un debate a la Essmar, donde demostró con estudios científicos, también contrariando a la doctora Gómez Bolaño, que las aguas residuales si tienen la potencia suficiente para contaminar el suelo y que, las arenas de El Rodadero están infestadas de Ecoli.
Posdata: Las cámaras y todas las plataformas de OPINIÓN CARIBE están prestas para cubrir en vivo todos los días de playa, brisa y mar que dispongan hasta el 31 de diciembre la doctora Gómez bolaño y su familia en las playas que van desde la calle 11 hasta la desembocadura del río Manzanares en Los Cocos, para que demuestre, como lo hizo la alcaldesa de París con el Sena, que no hay peligro alguno de contraer enfermedades infecciosas a causa de la contaminación.
