Columnistas
UNIMAGDALENA: La Universidad que Transforma Realidades

Por: Edgar Jafet Hernández
En Colombia, la educación superior sigue siendo un privilegio para muchos y un sueño inalcanzable para otros. Para los jóvenes indígenas, esta brecha es aún más profunda. Lejos de sus territorios, con dificultades económicas y enfrentando un sistema que pocas veces los comprende, muchos abandonan sus estudios antes de culminarlos. En este contexto, la Universidad del Magdalena ha demostrado que la educación pública no solo debe ser accesible, sino también transformadora.
Bajo el liderazgo del rector Pablo Vera Salazar, UNIMAGDALENA se ha consolidado como un referente en inclusión y equidad educativa. No es casualidad que hoy sea una de las universidades con más estudiantes indígenas en el país, sino el resultado de una política institucional clara: la educación como motor de cambio territorial. La reciente inauguración de la residencia estudiantil ancestral para estudiantes indígenas no es un hecho aislado, sino la manifestación de una visión de largo plazo que entiende que garantizar el acceso a la universidad no es suficiente si no se generan las condiciones para la permanencia y el éxito académico.
La residencia, ubicada en Santa Marta, es más que un albergue. Es un espacio diseñado para la vida en comunidad, respetando las cosmovisiones de los pueblos Arhuaco, Kogui, Chimila, Wiwa, Kankuamo y Wayuú. No se trata solo de dar techo, sino de reconocer la importancia de la identidad cultural en la formación profesional de estos jóvenes. Es un mensaje poderoso: en UNIMAGDALENA no tienen que escoger entre ser indígenas o ser universitarios; pueden ser ambos, y hacerlo con dignidad.
Este esfuerzo, además, no es solo de la universidad. La articulación con el Gobierno Nacional ha sido clave para materializar esta apuesta. La entrega en comodato del inmueble por parte de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) y el respaldo del Ministerio de Educación demuestran que cuando hay voluntad política y liderazgo institucional, se pueden generar cambios concretos. En un país donde muchas universidades públicas sufren por falta de recursos y visión estratégica, UNIMAGDALENA ha demostrado que es posible gestionar con inteligencia, proyectar con impacto y ejecutar con eficiencia.
Pero lo más relevante de este proyecto es su coherencia con el modelo de universidad que ha impulsado Pablo Vera desde 2016. UNIMAGDALENA no solo forma profesionales; forma ciudadanos comprometidos con su territorio. No solo abre cupos, sino que garantiza que sus estudiantes tengan las condiciones necesarias para graduarse. No solo celebra la diversidad, sino que la integra en su cotidianidad académica.
En un país donde la educación sigue siendo una promesa incumplida para muchos, iniciativas como esta nos recuerdan que las universidades públicas pueden y deben ser agentes de transformación real. Hoy, 33 estudiantes indígenas inician un nuevo capítulo en sus vidas con un respaldo que va más allá del discurso. Es un paso más en la construcción de un modelo educativo que entiende que la excelencia académica no está reñida con la justicia social.
Mientras algunos ven la educación como un privilegio, UNIMAGDALENA la sigue defendiendo como un derecho. Y eso, en un país como el nuestro, es revolucionario.
